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Suspenden el clásico de Honduras por hechos violentos

Al menos tres jugadores, entre ellos el paraguayo Roberto Moreira y el argentino Jonathan Rougier, resultaron heridos leves este sábado en un ataque al autobús del equipo hondureño Motagua antes del partido correspondiente a la quinta jornada del Torneo Apertura.

El autobús de Motagua fue atacado con piedras y botellas de vidrio supuestamente por hinchas del Olimpia, que tiene como técnico al argentino Pedro Trioglo, cuando se dirigían al Estadio Nacional de Tegucigalpa.

El portero Rougier, el defensa Moreira y el lateral hondureño Emilio Izaguirre fueron alcanzados por fragmentos de cristal en el ataque al autobús de Motagua, que tiene al argentino-hondureño Diego Vázquez como entrenador, atacado a pedradas.

"Nuestros jugadores Emilio Izaguirre, Roberto Moreira y Jonathan Rougier están siendo atendidos en un centro hospitalario después del ataque vandálico a nuestro autobús", indicó el club hondureño en Twitter.

Motagua anunció además que "no se presentará" al partido contra su vecino y eterno rival, Olimpia, por "los actos vandálicos que sufrieron nuestro equipo por aficionados de ultra fiel (barra olimpista) en su camino al Estadio Nacional, donde tenemos varios jugadores heridos por los vidrios".

Señaló además que es "reprochable y lamentable" el ataque y pidió que la acción supuestamente de la ultra fiel sea "sancionada duramente por las autoridades correspondientes".

La Liga Nacional de Fútbol de Honduras no ha confirmado hasta ahora la suspensión del partido.

El presidente del club, Pedro Atala, confirmó en Twitter que Motagua "no juega hoy, lastima por el fútbol, ​​el juego más esperado del año, no se puede así, hay desesperación en el vecino, calma, solo es fútbol".

"Salieron los salvajes a las calles por un partido de fútbol, ​​no es posible, se trata de dar espectáculo y diversión, no se desesperen, podemos competir sin violencia. Por favor solo es Fútbol", subrayó Atala.

Minutos después del ataque, hinchas de ambos equipos se enfrentaron y lanzaban piedras a los policías, que emplearon gas lacrimógeno para dispersarlos, lo que causó una batalla campal tanto afuera como adentro del estadio, donde muchos aficionados resultados afectados por efectos del gas.