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La chilena que anunció que Raúl Jiménez podía volar

CIUDAD DE MÉXICO -- El 11 de octubre de 2013, Raúl Jiménez marcó el gol de su vida. Aquel día, tras rescatar a México de la agonía rumbo a la Copa del Mundo de Brasil a disputarse un año más tarde, el entonces delantero suplente de la Selección Nacional le gritó al mundo que estaba listo para altos vuelos… Como el de esa histórica chilena frente a Panamá.

Por aquellos tiempos vivía a la sombra de Oribe Peralta y Javier Hernández en el Tricolor, pero luchar contracorriente no era algo nuevo para este delantero.

Esta es la historia de Raúl Jiménez Rodríguez, el futbolista mexicano en mejor momento, cuyo nombre suena incluso para llegar como refuerzo del Real Madrid… Nació en Tepeji del Río, a 10 minutos de Jasso, Hidalgo, en una familia que le iba al Cruz Azul; de hecho, fue en el conjunto celeste en donde dio sus primeros pasos dentro del futbol.

En 1996 ingresó a la escuelita de La Máquina, en donde estuvo escasos seis meses, pues su familia se cambió de residencia al entonces Distrito Federal, en la colonia Jardín Balbuena, y aunque de inmediato su padre del mismo nombre, ferviente admirador del Cruz Azul de Miguel Marín y Alberto Quintano, buscó llevarlo a La Noria para que continuara su formación, la distancia fue un impedimento.

Fue entonces que la familia Jiménez Rodríguez pensó en el América como opción, pues a Coapa se ahorraban 45 minutos de trayecto, y así el inquieto niño que no soltaba el balón en todo el día, podría estar en otro club importante de México.

Cuenta su padre que cuando se enfrentaban América y Cruz Azul a nivel de fuerzas básicas, a Raúl le daba cierto sentimiento anotarle goles a los celestes, pues aunque se convirtió en un ‘águila de cepa’, siempre le guardó cariño a su primer equipo.

Jiménez estuvo 17 años en el América, en donde fue multicampeón con la Sub 20 y debutó en Primera División en octubre de 2011. Años más tarde, por la puerta grande, tras haber logrado un título de Liga y convertirse en referente y goleador del equipo, emigró a Europa, nada menos que con el Atlético de Madrid.

La carrera de Raúl fue meteórica en México a nivel de clubes y con Selección Nacional; sin embargo, las grandes ligas le mostraron su cara más dura los primeros años.

Con los Colchoneros, aunque recién llegado contó con la confianza del técnico Diego Simeone, quien le dio minutos y llegó a marcar un gol, poco a poco su rol pasó a secundario y después a no ser ni convocado a los partidos.

Por ello fue cedido a préstamo al Benfica de Portugal, en donde se esperaba que tuviera continuidad; de hecho, tiempo después, el club decidió comprarlo de forma definitiva por una cantidad de 22 millones de euros.

Sin embargo, en las Águilas lusas no pasó de ser un relevo de lujo, pese a que ganó algunos títulos locales. Por aquellos tiempos, los diarios de Portugal reportaban que el Benfica planeaba vender al mexicano, y tanto en la MLS como en la Liga China había clubes interesados en contratarlo.

Pudo ser un final prematuro de su carrera deportiva. Amarraría un contrato millonario, sí, pero nada más. Y fue entonces que apareció el Wolverhampton. El técnico Nuno Espírito Santo, quien conoció al mexicano en la liga portuguesa, lo pidió para reforzar a los Wolves.

Fue lo mejor que le pudo pasar a Raúl. Antes del paro de actividades debido al coronavirus, vivía su segunda temporada en la Premier League, en donde encontró su sitio: un equipo y un entrenador que apostaron por él, y Jiménez respondió de la mejor forma en que sabe hacerlo, con goles.

Así las cosas, este admirador de Hugo Sánchez hoy tiene un nombre en Europa. Sería aventurado colocarlo a la altura de los Luis Suárez, Benzema, Lewandowski o Agüero; sin embargo, ya nunca más será un relevo de lujo, ni mucho menos un goleador olvidado en una banca o la tribuna.