El colombiano James Rodríguez se presentó con fútbol y corazón en su primer Derby de Merseyside con Everton frente al campeón Liverpool. Puso una asistencia, inició la jugada del 2-2 final y superó la prueba más exigente tras cinco partidos en la Premier League.
Su primer clásico se manifestó con un recibimiento hostil. Al minuto, choque con Virgil van Dijk en la mitad de la cancha; a los tres un gol de Sadio Mané, a los ocho una avalancha de fútbol con posesión de Liverpool y peligro en el área sin poder recuperar la pelota.
James levantó los brazos. Pidió calma a sus compañeros para salir de esa presión sin despejes desesperados. Esa pausa le vino bien a Everton para meterse en el partido. Una vez más, las respuestas estaban en su pierna izquierda.
A los 19’ repitió otra asistencia con pelota quieta. Lanzó un córner que cabeceó Michael Keane para el 1-1. El mensaje quedó claro. Si el fútbol pasa por él todo es más fácil. Su influencia estuvo por todas las zonas en que se movió. Por la derecha pasó la pelota de costado con pases profundos. Le dejó una a Richarlison que cabeceó al palo.
Cerca del final del primer tiempo vio la tarjeta amarilla tras una fuerte infracción contra Mané, en una muestra de lo duro que fue el partido.
Como media punta remató en la puerta del área con un disparo a la base del poste que sacó a Adrián. Por la izquierda se retrasó para conducir y desde ahí gestó el empate con un pase a Digné que finalizó de cabeza el goleador Calvert-Lewin.
El final resultó con angustia por una jugada de gol que el VAR anuló a Liverpool por fuera de juego. Agotado, lanzó la última falta que metió miedo en el segundo palo.
Su equipo mantiene el invicto y el liderato con 13 puntos. Por la sexta fecha, Everton visitará a Southampton el domingo 25 de octubre en el St Mary's Stadium.