En los últimos meses, James Rodríguez ha sufrido problemas físicos que lo dejaron afuera de varios partidos de Everton, pero el equipo no sufrió su ausencia y sumó una buena cantidad de puntos, más allá de un cambio de estilo de juego muy marcado.
Nadie duda de la calidad del cucuteño. Ni el cuerpo técnico, ni sus compañeros, ni los hinchas. Su juego es fundamental para que el cuadro de Carlo Ancelotti tenga otro vuelo ofensivo y sea más protagonista, así lo demostró sobre todo en la primera parte de la temporada. Sin él, todo es diferente y Everton se transforma en un conjunto utilitario, que sabe defender e intenta aprovechar cada oportunidad.
El número 19 no estuvo en los últimos dos encuentros, que su equipo ganó 1-0 ante Southampton y West Bromwich. En ambos juegos no le sobró nada. Ganó porque pegó en el momento justo y supo cuidar la ventaja.
Tras un 2020 con continuidad, James solo jugó los 90 minutos una vez en 2021. Y Everton lo extrañó más desde el juego que desde los resultados, que incluso son mejores sin él. Lo han reemplazado diferentes jugadores y también se cambió el sistema táctico. En todos los casos la idea es la misma: menos brillo, más trabajo y orden.
Cuando juega, James es el líder futbolístico del equipo, no hay dudas de eso. Sin embargo, cuando Ancelotti intenta cederle la iniciativa a los adversarios, la presencia del cucuteño puede ser problemática. Él necesita manejar los tiempos y que su equipo lo acompaña, siga sus movimientos y sus ideas. En ocasiones eso no ocurre y hay momentos de frustración.
En las últimas jornadas, incluso el equipo se mostró más cómodo cediendo la iniciativa frente a rivales menores. En ese contexto la ausencia del colombiano no representa un problema.
Con él en cancha, Everton jugó 18 partidos por la Premier, de los cuales ganó 7, empató 4 y perdió 7. Es decir que sumó el 46 por ciento de los puntos en juego. Sin James, disputó 8 encuentros, con 7 victorias y una derrota. Ganó el 87 por ciento de los puntos. La diferencia es clara.