<
>

Que la historia y la afición los juzguen para siempre

Ya estuvo bueno que sigan jugando con el capital económico y deportivo del tercer máximo ganador del fútbol mexicano.

La Directiva del Toluca por fin habló. Al menos para mí, la reacción que esperábamos no fue con la inmediatez que exigían las circunstancias. Luego del silbatazo final del partido en el que los Diablos Rojos fueron empatados a cuatro goles por la Fiera del León en el Nou Camp, sentenciándolos con este resultado a pagar 33 millones de pesos de multa por haber ocupado la antepenúltima posición en la Tabla de Cocientes, no había manera de hacer caso omiso a las más variadas e intensas manifestaciones de enojo de miles de aficionados escarlatas en las que expresaron su dolor, decepción, vergüenza y profunda tristeza al ser testigos de una de las etapas más oscuras en la historia del Deportivo Toluca. Nadie dijo nada en ese momento.

Fue hasta este martes cuando ya hablaron quienes tenían que hacerlo. Todo inició con la publicación de un comunicado en el que el Toluca F. C. expresaba su profunda vergüenza por el desempeño del equipo y que se había tocado fondo por los pésimos resultados obtenidos. Pocos minutos después, los medios fuimos notificados de la realización de una conferencia de prensa. En ese momento pensé que por fin iba a suceder algo verdaderamente importante y que seríamos todos informados de que se produciría una auténtica sacudida no sólo en el plantel y cuerpo técnico, sino que alcanzaría hasta las mismísimas entrañas de la institución. Llegué incluso a pensar en que el propio Don Valentín Diez, ante la gravedad de la situación, nos iba a sorprender con su presencia, tomándose la molestia en encabezar dicha reunión y ejecutar, públicamente, un severo jalón de orejas a quienes le han fallado una y otra vez en el objetivo de mantener a su equipo en lo más alto del fútbol mexicano, o llegar a él, cómo se quiera ver.

La realidad es que sólo dieron la cara quienes estaban obligados directamente a ello: Francisco Suinaga Conde, Antonio Naelson Matías, Ignacio Ambriz y de pilón, el “hijo pródigo” Leo Fernández y Claudio Baeza. Quizá debieron presentarse unos que otros personajes del pasado que contribuyeron notablemente a esta tremenda debacle, tales como Jaime León, Ricardo LaVolpe, “Chepo” De la Torre y varios exjugadores que no entregaron buenas cuentas como Jonathan Maidana, Emmanuel Gigliotti, Michael Estrada (que sólo hacía goles con su selección), Santiago García y otros varios más que el lector de estas líneas gustosamente agregaría.

A Francisco lo escuché claro y contundente. Aceptó que lo que se vive es inaceptable y que ya no hay paciencia ni tolerancia (de lo que nadie tiene duda). Que el tocar fondo lo obligará a tomar decisiones sin precedentes y que si no le cambian la cara al equipo en un plazo de seis meses se irán todos los presentes y otros más del club, empezando por él mismo. Además, expresó un Mea Culpa que me llamó poderosamente la atención: dijo que el “tono conciliador” que aplicó, seguramente al interior del mentadísimo Consejo Directivo, no le funcionó y que en el pecado llevó la penitencia. Aquí es donde yo me pregunto: ¿Quiénes y por qué estaban enfrentados? ¿Cuál es el origen de los enfrentamientos entre los hombres de pantalón largo y camisa roja? ¿Qué intereses en particular y en lo colectivo se persiguen al interior de la Directiva que él encabeza? ¿Es entonces esta postura no beligerante ni confrontativa que él asumió por varios años la que ocasionó la severa crisis por la que se atraviesa?

Intenté desentrañar el sentido de sus palabras al formularle una pregunta en dicha conferencia, pero, o no fui lo suficientemente específico, o no quiso entrar en detalles. Estoy seguro que existen muchas acciones y omisiones que desconocemos, tanto medios como aficionados. Ya habrá la oportunidad (espero yo) de tener un panorama mucho más claro al respecto, pero lo único que en verdad es inaplazable es que quienes asumieron posturas erróneas defendiendo intereses personales o de grupos al interior de los órganos colegiados correspondientes, asuman su entera responsabilidad, rectifiquen y, en su caso, paguen por ello ante el propietario del equipo de la capital del Estado de México.

Sin embargo, todavía tengo más preguntas que pretenden una respuesta: ¿lo que hicieron y dejaron de hacer por varios años se arreglará en tan sólo 6 meses? ¿Qué fórmula mágica aplicará Suinaga, Zinha (de quien estoy profundamente decepcionado por la calidad de los refuerzos que llegaron), Nacho Ambriz y aquellos jugadores que lleguen a quedarse en el proyecto, para devolverle el brillo a un escudo que hoy luce opaco y descarapelado? ¿No les parece muy poco tiempo como para que, con aquellos mismos que provocaron el hundimiento del barco, lo arreglen y lo saquen a flote? El listón puesto particularmente en el plano deportivo por Ambriz es bastante bravo, aunque no se podía esperar menos. Para el próximo Apertura 2022 se tendrá que ubicar al Toluca entre los primeros cuatro lugares y luego acceder a la Final. Para ello, lo dijo, habrá un análisis profundo para ver quienes se quedan y se van, aunque no es difícil darse cuenta de a quién le queda demasiado grande la camiseta del equipo. Según Suinaga, dinero habrá para traer aquellos futbolistas (quiero pensar que de calidad) que estén a la altura de las circunstancias y que, para ello, no se va a escatimar en recursos. ¿Ahora sí? ¿Cuánto dinero se tiró a la basura y fue a parar a los bolsillos del o los representantes, llámense como se llamen, que se involucraron en las contrataciones que de nada sirvieron a los choriceros?

Hay mucho escepticismo. Son miles quienes dudan de las palabras vertidas por los ya mencionados. Se dice que el prometer no empobrece, dar es lo que aniquila. El Deportivo Toluca no es un organismo público sino una sociedad anónima que le rinde cuentas únicamente a sus órganos internos. Sin embargo, como también lo expresé, es un patrimonio de miles de aficionados en la capital mexiquense, en México y de algunas partes del mundo. Ya estuvo bueno que sigan jugando con el capital económico y deportivo del tercer máximo ganador del fútbol mexicano. Basta ya de seguir manchando el honor y la memoria de quienes, ayer y hoy, han dado su máximo esfuerzo para que los Diablos Rojos del Toluca presuman todo el orgullo y tradición que poseen. Ha quedado perfectamente claro. Cumplan su palabra, de lo contrario, que la historia y la afición los juzguen para siempre.