El aficionado del América formó parte de la serenata que le afición llevó al equipo hasta el hotel de concentración, a pesar de una fuerte lluvia
Se escucha: “¡Perro! ¡Perro! ¡Perro!”, entre los cánticos del “¡Vamos América!” y los cláxones de los carros que pasan por la lateral de Avenida Periférico, el aficionado de las Águilas atrae los reflectores en el día previo a las semifinales contra Chivas.
Hay mantas de aficionados que le piden la playera a Álvaro Fidalgo, el español que jugó en el Real Madrid, o carteles con el “¡Te amo, Emi Lara!”, aunque “ya no seas titular”, le gritan entre risas.
“El que no brinque es un ….”, cantan afuera y los jugadores del América saltan desde adentro. Entonces, por una de las ventanas se ve que el equipo se para de una mesa y todos aparecen en la puerta.
“¡Te Amo, Henry!”, “¡Vamos Malagón!”, y una serie más de piropos para los jugadores del América, que ven desde la barrera a los seguidores azulcremas, ilusionados con pasar a la final por encima del odiado rival.
Se necesita concentración; el encuentro entre aficionados y seguidores no dura más de diez minutos. Se toman una foto grupal, para que haga comunión y se marchan.
Todos los azulcremas se empiezan a regar y es el momento del famoso “¡Perro Rabioso!”, el aficionado de las Águilas que saca la lengua cada vez que ve una cámara y hasta en en un video musical ya ha salido.
Emilio, el nombre de pila del 'Perro Rabioso', se pasea por la concentración de las Águilas. El originario de la delegación Miguel Hidalgo sí tuvo oportunidad de acercarse a los jugadores y se da tiempo de atender a los seguidores azulcremas. Es su territorio.
“¿Cuánto queda la vuelta del Clásico Nacional?”, le gritan al “Perro Rabioso”, “Se gana por 3-1”, dice, saca la lengua y se va.