<
>

Blanco y Negro de la Jornada 8

ESPN Digital

MÉXICO -- La jornada ocho del Apertura 2016 tuvo en el clásico Cruz Azul-América el partido más atractivo de los nueve disputados. No decepcionó en cuanto a lucha, emociones y hasta roces, pero los seguidores celestes sufrieron una enorme decepción al ver como su equipo perdía un juego que aparentemente tenía controlado.

HÉROE

En los momentos difíciles es cuando surgen las figuras y en América lo hizo el atacante argentino Silvio Romero, nada menos que contra Cruz Azul y con goles, que es lo suyo.

Las Águilas se quedaban sin alas cuando el rival les puso contra la pared con un 3-0 sorprendente en el primer tiempo; pero Silvio, ya acoplado perfectamente al equipo sumó esfuerzo, técnica y mucha disposición en pro del bien común y ahí los resultados. Fue el héroe en los segundos 45 minutos con un doblete que habla muy bien de él. Sus movimientos fueron letales para la Máquina.

En la cancha siguió la línea de Oribe Peralta, quien había abierto el marcador y metió el segundo; Pablo Aguilar empató el marcador y de nuevo apareció con determinación para darle el triunfo a los emplumados. Y sin buscarlo respaldó la continuidad del técnico Ignacio Ambriz, a quien las mayorías ya lo daban por cesado en la liga.

VILLANO

Con la voltereta que América le dio al clásico frente a Cruz Azul y el resultado final que le favoreció (3-4), las recriminaciones cayeron sobre el volante Aldo Leao. En una jugada intrascendente el jugador de origen colombiano se fue al vestidor. Le propinó un planchazo a Javier Güémez en una zona sin riesgo y se ganó la tarjeta roja al 52’; un minuto después las Águilas empezaron a despertar en el Estadio Azul.

A partir de ahí la desesperación invadió a los pupilos de Tomás Boy y la incredulidad a la afición. Siguieron momentos inesperados. América vino de atrás, acortó distancias, empató y el pundonor de los dirigidos por Ambriz les alcanzó para obtener un triunfo que confirma al equipo entre los ocho mejores del torneo.

Aunque no es el único culpable de la debacle celeste su acción dio pie al descarrilamiento de la Máquina. Su expulsión dejó en inferioridad numérica al equipo y con 10 ya no supo cómo conducirse. Perdió el encuentro y ganó el abucheo de su gente.