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Ricardo Puig: Dos años aún no son suficientes

MÉXICO -- Fue un lunes 28 de enero de 2003, hace ya 17 años. Uno de los mejores días de mi vida laboral. Pocas cosas hasta ahora me han generado más emoción que aquella noche en la que CNI Noticias volvió al aire.

Para dar un contexto rápido, un mes antes, el canal en el que comencé mi andar por este oficio había “perdido” su señal en una disputa con otra televisora.

El recuerdo lo traigo al caso, porque antes de comenzar el noticiero de Ciro y Denise nuestra pantalla pasó, de las barras que había tenido por más de 30 días, a una frase que no olvidaré nunca: “no es más grande el que más espacio ocupa, sino el que mayor vacío deja”.

Y aquí paso de la nostalgia de aquellos años al presente del equipo de futbol de mayor repercusión mundial. Hoy, el Real Madrid podría recordar su Copa de Europa número 13 o el golazo de Gareth Bale para conseguirla; pero en la cabeza de cualquier madridista la fecha tiene más relación con el último día en el que Cristiano Ronaldo se puso su camiseta.

La final de Kiev, en el marco de la Champions, un día como hoy de hace un par de años, estuvo lejos de ser el partido más brillante del portugués. Sus 15 goles en la edición de ese año, en cambio, marcaron la tónica de lo que CR7 fue para el Madrid en el torneo predilecto para ambos.

Tan dura fue la decisión de Cristiano de dejar al equipo que esa misma noche, aún sin confirmarse, reinaba un enorme pesar en el Olímpico de Kiev. Entre los periodistas que estábamos ahí, la nota cambió de inmediato. A nadie le importaba ya explicar los porqués del triunfo blanco. Los errores de Karius o la lesión de Salah como factor clave del juego pasaron a segundo término. Cristiano, con su declaración en la zona mixta, lo había cambiado todo.

El golpe fue tan devastador que desde ese día y hasta la fecha, por increíble que parezca, su nombre sigue siendo el más mencionado por el Bernabéu. El poderoso, millonario y multicampeón Real Madrid no ha sido capaz, dos años después, de dejar atrás la figura de su máximo goleador.

Cristiano Ronaldo dejó un vacío enorme en el equipo. Mientras estuvo, pesó siempre y sus goles hablaron por él; pero tal vez haya sido su salida la que más evidencia dejó de su importancia en el club.

Para un equipo como el Madrid, construido para ganar y dedicado a alimentar su grandeza sólo con títulos, los fracasos en Liga, Copa y Champions del primer año sin Cristiano; y la posibilidad de volver a quedarse sin nada ahora, son pruebas suficientes para asegurar que en cada rincón del Bernabéu aún suspiran por él.

Para colmo, salvo la figura de Lionel Messi, el futbol no tiene disponible hoy ninguna cercana a la que Cristiano representa para el deporte en todos los sentidos, dentro y fuera de la cancha. Es cierto que el Madrid gestionó mal su salida y que no tuvo ni tiene un plan B para sustituirlo. La pregunta es si podrá tenerlo.

¿Qué puede encontrar hoy en el mercado; peor aun, en el peculiar mercado que vendrá este verano, que lo acerque a lo que tuvo con el portugués? ¿Mbappé? Hoy parece el único cercano pero estará por verse. Lo cierto es que dos años aún no son suficientes para que el Madrid llene el enorme vacío que dejó Cristiano.