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Comiendo refuerzos y con un DT tildado de comunista: a 35 años de Uruguay campeón de América en 1987

Uruguay salió campeón de la Copa América de 1987, con sede en Argentina, tras vencer a Chile en la final Servicios de ESPN.com

Don Roberto tiró la bronca. Los jugadores comían refuerzos. En pleno Preolímpico los integrantes del plantel de la Selección Uruguaya se las tenían que arreglar con la bandejita de sándwiches que conseguía el Pistola Marsicano.

El Pistola era un dirigente sumamente particular… Cierta vez, el expresidente de Progreso y amigo de Tabaré Vázquez, tiró la bronca en plena Copa Artemio Franchi en París. ¿Qué había pasado? Resulta que los dirigentes habían sido invitados a una fiesta y al Pistola lo dejaron como gato mirando la fiambrera. No le dieron tarjeta. Pero el hombre, ni lerdo ni perezoso, tiró la bronca con su repertorio plagado de argumentos para hacerse acreedor a una de las invitaciones.

“Primero les voy a decir una cosa: traje los dientes postizos (y los saqué del bolsillo ante la mirada de todos) y tengo un traje nuevo que me compré a plazos en Montevideo. Cuando dije eso, ¡se armó una revolución! ¿Qué hacemos con el Pistola?, se preguntaban. Y al final me llevaron”, recordó el hombre en una memorable charla en su viejo bar El Tejano. Lo cierto es que el Pistola viajaba con la Selección porque hacía de todo y los jugadores lo querían a morir.

Roberto Fleitas había sido designado como entrenador de la Selección de Uruguay en febrero de 1987 con un contrato a término hasta diciembre del referido año. La misión eran el Preolímpico y la Copa América.

Pero en medio del viaje, la AUF cambió de presidente y el proyecto sufrió cambios.

Donato Grieco asumió la conducción de la AUF y, por motivos económicos, disolvió a la Selección que entrenaba con jugadores del medio local.

En el Preolímpico de Bolivia el equipo quedó eliminado por diferencia de goles tras empatar 1-1 con Brasil, 0-0 con Colombia, vencer 1-0 a Perú y perder 0-1 con Paraguay.

El técnico Roberto Fleitas tiró la bronca por las carencias con las que se encontraron. ¡Para qué! ¡Lo tildaron de comunista! “Cuando regreso de Bolivia, un dirigente me paró y me dijo que me querían echar de la selección por comunista. Es que yo soy de protestar y los dirigentes me habían tildado de comunista, lo cual no es algo malo, pero yo estoy alejado de la política. Parecía que en el fútbol tenías que callarte”, reveló Fleitas en una nota con El Observador en mayo de 2008.

El desembarco de Nicolás Leoz en la presidencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol cambiaba el formato de la Copa América. Se pasaba a jugar cada dos años y en un país como sede fija.

Argentina, campeón del mundo en 1986, alberga el primer torneo que se jugaba en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Los tres ganadores de cada grupo clasificaban a las semifinales donde se sumaba Uruguay como último campeón de América.

NO HABÍA NI SERVILLETAS
La preparación de la Celeste fue caótica debido a las penurias económicas que existían en la AUF. Para que tengan una idea: Uruguay entrenaba en el Méndez Piana y concentraba en CAFO, debajo de las tribunas del Estadio Centenario. El miércoles 10 de junio de 1987 se inició la preparación. El técnico Roberto Fleitas citó a 18 futbolistas en el Estadio Centenario. Pero, por curioso que resulte, se les impidió entrenar en el campo de juego del coloso de cemento por lo que los jugadores debieron cruzar la calle para practicar en la cancha de Miramar Misiones.

El otro escenario que disponía la Selección para moverse era el Estadio Charrúa, pero con una condición impuesta por las dificultades económicas: el ómnibus para viajar hasta el referido escenario se podía utilizar una sola vez al día. Después los jugadores tiraron la bronca porque el ómnibus demoraba en pasarlos a buscar. Tan increíble como que en la concentración faltaban servilletas a la hora de comer.

Así lo hizo saber Enzo Francescoli en una nota con el diario El País donde reveló que las habitaciones de CAFO no tenían calefacción y que no se disponía de barrera móvil para entrenar tiros libres.

Nunca imaginé que la selección podría tener tan poco apoyo ni ser tan vacía. Una vez viajamos y había muy poco dinero. El Pistola Marsicano trajo una bandeja de refuerzos y le dio uno a cada jugador en la concentración de CAFO”, declaró el técnico Fleitas.

EL CHUECO Y MARADONA
La selección de Argentina ganó el Grupo A tras empatar con Perú y luego vencer 3-0 a Ecuador con dos goles de Diego Maradona y el restante de Caniggia. En Córdoba, el Grupo B lo conquistó Chile venciendo 3-1 a Venezuela y 4-0 a Brasil. Al tiempo que Colombia ganó el C tras superar 2-0 a Bolivia y 3-0 a Paraguay.

De esa forma Uruguay, que entraba directamente en semifinales, quedó emparejado para jugar contra la Argentina de Diego Armando Maradona.

Después de discutir los premios con los dirigentes, el plantel Celeste viajó a Buenos Aires donde se concentró en el hotel del Sindicato del Seguro donde los jugadores se quejaron de que no había televisión ni teléfono en las habitaciones.

Y en medio de tantas dificultades llegó el día del debut. El 9 de julio de 1987 el Chueco Perdomo le extendió la mano al capitán de Argentina. “Tuve una sensación muy especial cuando lo saludé en la mitad de la cancha antes de empezar el partido. Maradona era el capitán de Argentina y yo de Uruguay y aún recuerdo el momento porque nadie puede negar lo que significaba Maradona”, reveló el Chueco.

Un solitario gol de Antonio Alzamendi, a dos minutos del cierre del primer tiempo, y una actuación memorable del golero Eduardo Pereira, sellaron la clasificación de Uruguay a la final. Después de 39 años la Celeste vencía a Argentina en su casa.

El último escalón a la gloria era Chile. La Roja había clasificado a la final tras vencer a Colombia 2-1 en tiempo suplementario.

En un partido accidentado, donde los chilenos salieron a la caza de Enzo Francescoli que reaccionó y fue expulsado a los 26 minutos de juego, Uruguay venció 1-0 con gol de Pablo Bengoechea.

Como tantas veces la Celeste dio la tradicional vuelta olímpica en el exterior. Una vez finalizado el juego el técnico Roberto Fleitas se metió en el túnel del Monumental. “En Uruguay no se le dio tanto valor a la conquista porque había tirantez entre dirigentes y periodistas. Por eso no festejé el campeonato. Me metí en el túnel y el Indio Díaz me vino a buscar para que retirara mi medalla. Estaba muy amargado y a raíz de eso dije que no quería dirigir más a la selección”.

A pesar de la conquista de la Copa América, Uruguay se quedaba sin técnico y sin presidente en la AUF ya que Donato Grieco abandonó el cargo.

Don Roberto renunció a la Selección y al poco tiempo asumió la dirección técnica de Nacional, club con el que se consagró campeón de América y del Mundo.