Argentina y Francia definen al próximo Campeón del Mundo, y el domingo encontrará a los uruguayos frente al televisor para ver la final del Mundial con el corazón dividido. Por muchas razones.
¿Por qué no los queremos a los argentinos? ¡Qué buena pregunta para hacerse antes de la final del Mundial! Están acá al lado. Son vecinos. Nos valoran y nos respetan. ¿Cómo se explica el anti argentinismo que existe por estas tierras? ¿Es porque se quieren adueñar del mate, de Gardel, o del dulce de leche? ¿Será por el estilo de algunos periodistas que invaden nuestra pantalla? Acá se suele decir que venden que son campeones antes de jugar. Un pecado imperdonable para el más común de los ciudadanos de esta tierra.
Algunos uruguayos encuentran la razón de su anti argentinismo argumentando que son “agrandados” y achacan la distancia a los porteños. Es que, si viene uno de Salta o Junín, es local y lo convidan con un mate.
El bueno de Lionel Messi es una de ellas. El 10 representa el sentimiento uruguayo. Humilde, silencioso, jamás una palabra fuera de lugar. Por su forma de ser, Messi arrastra el corazón de muchos charrúas. A diferencia del otro gran ídolo argentino, Diego Armando Maradona, que dividía las aguas.
Diego era el irreverente, el rebelde que se plantaba ante el poder. Ojo, al margen de sus cuestiones personales, muchos uruguayos se identificaron con su lucha. Asumo que soy uno de ellos. Maradona era capaz de salir a decir que a Uruguay lo robaron contra Ghana, Messi jamás lo haría. Es políticamente correcto.
Pero, así y todo, Lio es más próximo a los orientales. Si usted sale a la calle ahora, muchos uruguayos le van a decir que quieren que Messi salga campeón del mundo. No Argentina. Messi. Su amistad con Luis Suárez refuerza el deseo. Entonces hay una tendencia de las nuevas generaciones que apunta a un cambio de postura y miran con mayor aceptación a Argentina.
Convengamos también que los argentinos son más como nosotros. Nos perdonaron dos veces en las Eliminatorias tocando la pelotita para los costados. Con los brasileños eso no pasa. Si nos tienen que hacer 8 goles para dejarnos fuera de un Mundial, ¡nos hacen 12!
Bajo estas perspectivas, ¿por qué el corazón de los uruguayos va a estar dividido de cara a la final? Porque además del anti argentinismo de muchos, del otro lado juega el uruguayísimo Antoine Griezmann.
El flaco parece haber nacido en Tacuarembó, no en Francia. Se levanta y toma mate. En el Mundial de Rusia 2018 no gritó el gol contra Uruguay. Por si fuera poco, en plena conferencia de prensa, dijo: “Uruguay nomá” y se puso sobre sus hombros la bandera uruguaya (si lo hace un uruguayo lo matamos). Es amigo de Carlos Bueno. Salió campeón del mundo y después de dar la vuelta olímpica se tomó la molestia de responder un mensaje a su extécnico Martín Lasarte. Vino al casamiento de Diego Godín y hubo gente que lo fue a esperar al aeropuerto. Cuando le plantearon salir por el VIP, salió a saludar a la gente y se sacó fotos. Una humildad. La sencillez en persona.
El domingo los uruguayos programarán el asado y se sentarán frente al televisor a mirar la final del Mundial. Su corazón estará repartido entre el bueno de Lionel Messi y el uruguayismo del delantero francés.