<
>

Con el fervor por Leo y el temor por Mbappé, Argentina se adueña del Lusail

play
Di María será titular ante Francia: la alegría de los hinchas (1:20)

Fideo estará en el once inicial y los simpatizantes argentinos le dedicaron unas palabras. (1:20)

DOHA — Con las licencias de Juan Rulfo y su cuento Luvina…

-¿Qué es? -me dijo.

-¿Qué es qué? -le pregunté.

-Eso, el ruido ese.

El Estadio Lusail. Y ese ruido es el gruñido de la esperanza. Eso, ese ruido. Son ya cientos de argentinos en la tribuna. Cantando, saltando, todos, dos horas antes de que inicie la Final entre Francia y Argentina, entre Kylian Mbappé y Lionel Messi.

Eso, ese ruido, es el aullido nervioso de la fe, a dos horas de que arranque la batalla final de la Copa del Mundo Qatar 2022. Se han adueñado de una de las cabeceras. Y la música no ceas. Y los cantos no cesan. Y los saltos no cesan.

Decenas, cientos, llegaron ayer, llegaron hoy, desde los 360 puntos cardinales del mundo del futbol. “Será como el Monumental (de River Plate), será como jugar en casa. Qatar es nuestra”, advierten los argentinos. Algunos a falta de hotel, peregrinaron por las noches inquietas de Qatar, hasta llegar al Lusail. Cinco horas antes, la plazoleta del estadio y los alrededores, eran ya un desfile inquieto, nervioso, nervudo, ansioso.

La marabunta albiceleste, esta, la de nueva generación, la que de la épica de Maradona en 1986 sólo sabe por videos o los legajos y legados de los grandes cronistas de la época, hoy no saben como catalizar sus miedos y sus certezas, su veneración por Messi y su temor por Mbappé.

No están solos. El vecindario futbolístico tiene esa devoción para que Lionel Messi, en la antepuerta del retiro, no se vaya con las manos vacía de la epopeya mundialista. Podrá cargar a cuestas los trofeos más emblemáticos y envidiados del mundo, pero si no está en ese cofre, en esa caravana suntuosa de éxitos, la Copa FIFA, será, como el hoyo negro en el universo de una carrera prodigiosa como la de Leo.

En la tribuna de prensa del estadio, narradores, conductores, analistas, ya llevan horas relatando un partido que aún no arranca, una hazaña que saún no se concreta y una conquista que aún debe pasar por la garita de los franceses.

Mientras tanto, en Lusail, y con las licencias de Rulfo…

-¿Qué es? -me dijo.

-¿Qué es qué? -le pregunté.

-Eso, el ruido ese.

Es nada y es todo. Es Argentina….