Yamila Rodríguez es una de las figuras del ciclo de Germán Portanova en la Selección Argentina y en la previa del Mundial Australia-Nueva Zelanda conversó con ESPN.com.
La misionera repasó sus inicios en el fútbol, los diferentes momentos de su carrera junto a la Albiceleste y el significado irreversible que tuvo su paso por Boca.
El recuerdo de la Copa América, que clasificó a Argentina al Mundial 2023, y su actuación estelar
"Habíamos caído contra Colombia en las semifinales y yo estaba muy negada porque sentía que habíamos perdido todo. No clasificamos a los Juegos Olímpicos. Terminé muy muy mal. Las pibas me decían que teníamos una chance más y que no había terminado, que me necesitaban. Pero yo estaba mal, me sentía muy mal y no entrené al día siguiente. Pero no podía abandonar el barco", comenzó relatando la misionera al rememorar esa instancia en la que se terminaron las chances de pelear por el lugar en la final.
Una vez superada la resignación, Argentina se propuso salir a buscar la clasificación al Mundial: "El partido con Paraguay fue otra cosa. Nos fuimos al entretiempo con un gol en contra. Yo entré re caliente, puteando, no hablaba con nadie. No podía creer el gol que nos habían hecho. Salimos diciendo que íbamos a remontar como sea. Necesitaba que me salga una. De la nada sale ese pase, que yo corro con las piernas que Dios me dio, porque iba a pedir el cambio, estaba agotadísima. Cuando hago el gol del empate, fue un alivio, pero ellas venían con todo. Palo, travesaño, pero no era para ellas. Era para nosotras, pero teníamos que sufrir. Le pedí a Germán (Portanova) que me sacara y me dijo que esperara, de la nada vino una pelota y yo sigo corriendo, no sé de dónde saqué piernas. Después vino el gol de tiro libre de Bonsegundo y después mi gol y yo salgo a correr. Estaba loca, necesitaba que termine ya el partido. Fue muy loco porque yo sentía que habíamos perdido todo y por esos dos goles terminé goleadora.
Después de aquel logro, Yamila se vio en la necesidad de explicar que sus lágrimas de emoción no solo tenían que ver con el boleto mundialista: "Recuerdo mis declaraciones cuando terminó el partido, muy emocionada. Estaba muy afectada, lloraba porque me estaba desahogando. Teníamos la mochila con todas las pibas que vienen atrás nuestro porque si nosotras no clasificábamos el fútbol femenino se moría porque nos iban a dar con todo, iban a decir que no valíamos, que perdíamos siempre, todo eso que dicen de las mujeres. Y fue un alivio, para que todas las pibitas sigan creyendo y sigan tomando nuestro lugar. Porque nosotras un día no vamos a estar más".
Sobre su ausencia en Francia 2019, una herida abierta
Yamila fue parte de la convocatoria para el Mundial pasado y Carlos Borrello la dejó afuera unos días antes de viajar. "Guardo mucho rencor porque me lastimaron muchísimo. Yo no confío en nadie. Yo no estoy en el Mundial todavía, hasta que no vea la última lista. Yo estuve hasta las últimas horas y me rompieron el corazón en dos segundos. La Copa América fue una revancha, estuve en la lista de las mejores, pero aún así hasta que no vea mi apellido en esa lista no voy a decir que lo logré".
Acerca de los motivos que la dejaron sin Copa del Mundo, Rodríguez expresa: "Nunca hubo una explicación de por qué no me llevaron. Yo no quería saber más nada, publiqué la foto cuando quedé afuera y no quería ni volver a ver el celular, me fui con mi familia a que me sostenga. Yo había salido en todas las publicidades, estaba en el álbum que tenían mis sobrinos. Imaginate cómo podía estar, me sacaron lo más importante que tenía en mi vida. Supuestamente yo no estaba bien físicamente. Gorda o no gorda yo corro y hago goles. Mi cuerpo y mi estética es así. Toda mi familia es así. Una modelo no voy a ser. Me sentaría a hablar para saber en qué me equivoqué y por qué no me ayudaron".
Al recordar aquellos días, la jugadora de Palmeiras marca: "Como cuando rompés con alguien que necesitás un duelo, yo no quería saber nada por un tiempo. Hasta que empezó el primer partido de la Selección en Francia. Ahí me puse a apoyar a mis compañeras, miré todos los partidos, sufrí con ellas. Todo el mundo me escribía diciendo que yo tenía que estar y yo decía que apoyemos a las que están allá. Después de eso vinieron los Panamericanos, yo vuelvo a estar convocada. Eso fue una revancha porque conseguí la medalla de plata con mi Selección y estaba orgullosa".
Sobre sus expectativas para Australia-Nueva Zelanda 2023
La Selección viaja con la intención de conseguir ganar el primer partido de su historia y al pensar en lo que viene, Yamila analiza: "Puede pasar de todo. Yo le tengo muchísima fe al equipo y sé que podemos dar un batacazo gigante. Que venga Italia, que vengan todos. Le podemos hacer partido. No sé qué puedo esperar de Italia pero ellos no saben lo que se van a encontrar con Argentina, entonces estamos de igual a igual".
Sobre el análisis del proceso, a la misionera le parece relevante marcar: "Con Nueva Zelanda mostramos que podemos jugar impresionante, que se queden con esa imagen y más. Argentina va a salir a jugar, no vamos a tirar la pelota y correr para adelante, se va a hacer respetar. Van a pasar muchas cosas maravillosas".
"Sueño con cantar el himno, que es el más lindo de todos, con toda la gente que va a haber porque siempre va a haber algún hincha alentando. Confío plenamente en mis compañeras, que les van a tener que cortar las piernas porque no van a dejar de correr. Me quedo con esa imagen de que se escuche el himno y que toda Argentina banque a las pibas", se ilusiona.
Boca, su obsesión, su casa y un lugar al que siempre querrá volver
La excapitana del Xeneize todavía está duelando su salida del club: "Boca me dio muchísimas cosas que no sé cómo agradecer, desde que me puse esa camiseta por primera vez quería ganar todo y, sino, dejar todo a morir. Fue muy difícil irme, tomé la decisión quería crecer, también en lo económico. Es muy triste tener que irse del país para eso, nosotras vamos a seguir peleando para que le paguen lo que se merecen las chicas".
"Fue muy difícil tomar la decisión de irme de mi casa (Boca). La pasé muy mal esperando lo que me decían los dirigentes de Boca, ver si podían pagarme lo que yo necesitaba, les dejé las ofertas que tenía. Yo estaba muy mal, muy pendiente de que se lo tomaran mal. Las chicas me decían que tenía que irme, yo estuve dos años en Boca con posibilidades de irme pero me atrapó, siempre lo dejaba para la próxima. Con mis compañeras tuvimos una comida de despedida que fue puro llanto, pero me entendieron", relata.
"Estuve esperando la llamada del dirigente, que tenía en la mano la propuesta de Palmeiras, las jugadoras de ellas me decían en la final que íbamos a jugar juntas. Finalmente me llamaron y me dijeron que en el fútbol femenino no iban a poder llegar jamás a lo que ofrecía Palmeiras pero me dijeron que las puertas siempre iban a estar abiertas para mí. El mundo se me fue abajo, me liberé de Boca en buenos términos porque pensé que no lo iban a aceptar. Ellos me dijeron que no me iban a retener, que me vaya a hacer goles, a demostrar lo que soy en otro lado. Fue una liberación, estaba aliviada pero me puse muy muy triste por tener que despedirme de mi gente, no saber qué iba a ser de mí sin Boca. Llamé a mi familia y no paraba de llorar porque no sabía qué hacer. Era un ciclo que había que pausar y aceptar que se abrían otras puertas. Me hicieron un video de despedida y yo tenía que subirlo y no lo podía publicar, no podía parar de llorar. Pensaba ‘mi mundo se acabó', Boca es mi vida, la gente cuando no éramos nada nos alentaba. Fue muy feo, pero muy lindo porque me siguieron apoyando y eso me da mucha fuerza. Había que dar vuelta la página", explica.
Yamila recuerda con nostalgia sus días con la Azul y Oro: "Boca me hizo llorar, me hizo reír, me hizo llorar de felicidad. Irme fue muy difícil porque la gente desde el día uno me apreció y me quiso. Me fui como una ídola, estoy marcada en su historia por ser la primera en hacer un gol en La Bombonera, fui goleadora de la Copa América siendo jugadora de Boca. Cuando estoy acá siempre tengo algo de Boca, llevo los colores siempre conmigo".
El arrepentimiento después de respaldar públicamente a Sebastián Villa:
Cuando Sebastián Villa fue acusado por violencia de género, Yamila tuvo un desafortunado posteo en sus redes sociales diciendo que lo "bancaba", pero con el tiempo se arrepintió y no supo cómo revertir ese mal tino. "Reconozco que no era el momento para publicar lo que publiqué, porque soy una mujer, y me puede pasar como a tantas que padecen la violencia. Ante la duda, no tendría que haber subido esa foto. Con lo poco que lo conozco a él en lo personal y lo que sé del caso, mi apoyo iba más por el lado de deportista y colega, en el momento sentí que la estaba pasando muy mal. Y ahí creo que gente se confundió un poco, directamente entendieron que yo bancaba a un maltratador".
Sobre la repercusión de su publicación, resaltó: "Me causó impotencia esa ola de las redes sociales, nadie te pregunta en privado y con respeto qué pensás, sino que te condenan a vos también. Yo compartí buenos momentos con él dentro del club, y me gusta mucho como juega, pero yo no banco a una persona violenta".
El “hate” en redes sociales, sus momentos de agobio y el apoyo psicológico
Además de la situación de Villa, a Yamila le toca a menudo enfrentarse con críticas y comentarios que la lastiman: "Cuando la gente habla sin saber me da risa, pero cuando me siento mal trato de hablarlo. Algunas veces me lo trago para mí y eso no es bueno".
Al reflexionar sobre la salud mental, la delantera destaca: "Siempre tiene que haber un psicólogo/a en el plantel. En Boca le daban bola desde lo grupal, pero en lo individual también. Siento que es fundamental. En el equipo es fundamental porque si estás mal en lo grupal no te sale nada. En Boca me ayudaron cuando lo necesité. Yo creo que tiene que estar siempre ese espacio".
El respaldo familiar y el valor de apostar todo por un sueño
Yamila tuvo que dejar su hogar desde pequeña y buscarse la vida en la Gran Ciudad. "Me fui a los 16, 17 de mi casa con un objetivo y con un sueño. Desde que camino estoy pateando una pelota, mi familia siempre lo supo. Desde el día uno dije que me iba a arriesgar a todo, no voy a tener nada pero me lo voy a tener que ganar. Soy de una familia numerosa, la más chica, pero aprendí a manejarme sola, que me apoyaran en la distancia. Me tocó en la Selección, después empezó el Mundo Boca, que se convirtió en mi nueva casa", recuerda.
"Apenas cumplí los 18 años vine porque no podía ir a un departamento siendo menor, empecé a convivir con otras jugadoras del interior. Era un viaje muy largo, vivía muy lejos de Boca, me iba en colectivo y en tren a entrenar. El club nos daba de comer, nos cocinábamos en casa también. Costó. Fue duro al principio. Viviendo en un lugar tranquilo a estar en una ciudad muy loca, a estar a mil por hora. Pero me acostumbré", relata.
Sabiendo que muchas niñas no pueden jugar al fútbol porque no se lo permiten, Yamila cuenta: "En la familia el fútbol estuvo siempre. Yo les pregunto a mis papás si jugaban, quiero saber la historia porque a alguien salí. Aprendí muchísimo de mis hermanos, iba atrás de ellos a todas las canchas. Ellos me corrían, o querían que esté con varones al principio pero me aceptaron, me invitaron a jugar. También jugaba al rugby (mi deporte favorito, voy a jugar cuando me retire algún partido). A medida que iba creciendo me decían que me fije para jugar en el femenino".
"Me ha pasado mucho jugando con varones que marcaran la diferencia y yo les decía que era porque no podían conmigo. Nos peleábamos por eso. Yo iba al colegio con la pollera, me la sacaba y jugaba en el recreo. Hasta ahora mis compañeros me ven y me recuerdan los partidos del recreo. Sí me ha pasado que me carguen, pero yo hacía oídos sordos, a mí me daba igual porque yo me estaba divirtiendo y nadie me iba a sacar esa felicidad de jugar. Yo sabía que el día de mañana iban a estar orgullosos de mí o me iban a pedir una foto como hacen ahora. Yo les digo ´viste, vos porque sos vago, yo tengo un propósito y lo voy a cumplir ja’", agrega.
Sobre el respaldo familiar y sus inicios, la misionera cuenta: "Me apoyaron muchísimo. Mis hermanos me cuentan que les preguntan por mí en la calle y yo les digo que aprendí de ellos. Yo creo que Dios nos da un don a todos y lo tenemos que trabajar. Eso me dio y yo lo trabajé". Al recordar su infancia, Yamila elige un momento: "Me quedo con la imagen de que iba a la cancha con mi hermano, yo era alcanzapelota de su equipo. Jugábamos a los costados con los hijos de los amigos de él que ahora estamos todos grandes y nos miramos y me dicen ‘mirá donde estás’. Me quedo con esa imagen de ir siempre con mis hermanos a la cancha, jugar en el patio de la escuela, querer ir siempre a educación física porque jugábamos al fútbol y siempre me sacaba 10".
Para la generación de Yamila fue difícil tener acceso a las referentes y pensarse en un equipo de fútbol profesional era un sueño casi imposible: "Yo jugaba y copiaba a mis hermanos. Cuando miraba fútbol miraba a Cristiano. Antes no tenía celular ni Facebook nada. Pero veía a las chicas que jugaban y decía que quería ser como ellas en Boca. Fue todo muy rápido. A una semana o dos de mi cumpleaños me llamó un número de Buenos Aires y mi mamá me dijo que atienda porque es importante. Y de la nada ahora estoy en la tele.