CHICAGO -- Cuando el partido amistoso entre México y Panamá (1-0) estaba a punto de terminar, un breve conato de bronca se generó a la mitad del campo de juego, donde se registraron empujones entre ambos bandos frente a la mirada del árbitro central.
Fueron apenas dos minutos de gresca, en la que incluso tuvo que intervenir el guardameta canalero para evitar alguna expulsión o que los hechos se agravaran; para ese entonces, al cotejo le restaba sólo un minuto más de tiempo regular y el respectivo agregado.
Una falta señalada muy cerca del círculo central derivó en un conflicto cada vez más recurrente entre ambas escuadras, casi sin importar si hay en disputa tres puntos de eliminatoria, la supervivencia en Copa Oro o el orgullo en un cotejo amistoso.
Al final, el incidente no arrojó ninguna tarjeta roja e incluso el juego sólo fue reanudado por unos segundos más previo al silbatazo final.