Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 5y

España cae a golpe de penaltis ante Estados Unidos

Dos penalties, uno evidente y otro que ni a través del VAR ofreció suficiente claridad, condenaron a España en Reims, derrotada por Estados Unidos en un partido enorme y que concluyó (1-2) con las campeonas respirando aliviadas al escuchar el silbatazo final de la húngara Katalin Kulcsar.

Mapi León sí pisó a Tobin Heat para dar paso al 0-1 a los 7 minutos… Pero Rose Lavelle, cuando más nervios padecía Estados Unidos en la segunda mitad, se dejó caer de manera poco ortodoxa al ver que no alcanzaba el balón tras ser tocada, mínimamente, por Virginia Torrecilla. Pareció que el VAR apoyaría la contestación de las españolas pero mirando y remirando la jugada, Katalin Kulsar se decidió por confirmar el penalti y Rapinoe marcó el 1-2. Se acabó el sueño español y se cumplió la lógica.

Un día después de que la anfitriona echase en la prórroga a Brasil, Francia disfrutó de su segunda jornada excepcional en los octavos de final, convirtiendo un partido llamado a ser gobernado con suficiencia por las norteamericanas en una batalla tan inesperada como brillante, con una selección española tan atrevida de entrada como sufridora después, que se sobrepuso con solvencia y rapidez al golpe que supuso 0-1 de penalti y mantuvo a raya a una rival incapaz de poner en el campo una superioridad que no fue tal.

Se presentó en el partido España con un disparo inmediato de Guijarro que rebotado el balón en Sauerbrunn avisó de las intenciones de la Roja, bien colocada en el campo y ofreciendo una buena resistencia que, de pronto, pareció desaparecer cuando Mapi León llegó tarde a un cruce en el área, pisó a Tobin Heat y el penalti, desafortunado pero claro, lo transformó Megan Rapinoe, no habiéndose llegado al minuto 7 y dando la sensación de que el partido comenzaba a acabarse cuando apenas comenzaba…

Pero, lejos de venirse abajo, equipo de Jorge Vilda multiplicó su ambición y solo dos minutos después, gracias a su presión en la salida de balón y aprovechando un mal control de Sauerbrunn, le dio el premio del empate con el robo y disparo por arriba de Jennifer Hermoso. Salvado el golpe, evitado que aquel susto sentenciara la clasificación, España comenzó a competir con una prestancia sorprendente para las estadounidense.

Combinaban más y probablemente mejor las jugadoras de Jill Ellis, bajo el mando de la capitana Rapinoe y la pausa de un centro del campo ágil en el pase, pero a ello respondía España con más velocidad, con lucha por cada balón, con intensidad y vértigo, con una entrega encomiable en el que desde Marta Corredera y hasta Alexia Putellas dieron una lección para no olvidar.

España no solo tuteó a las campeonas, sino que en ocasiones, más en la primera mitad, las dominó y provocó nervios. Con Alex Morgan bien marcada, la zaga hispana disfrutó de gran seguridad en el centro, sacando el balón con presteza y aimándose a medida que avanzaban los minutos.

Acusó, sí, el cansancio en la segunda parte, notándose la diferencia entre los dos equipos en ese aspecto pero al cansancio y merma física respondió el equipo de Vilda con orgullo para evitar la derrota. E incluso buscando una victoria que pudo sonreir a través de un disparo cruzado de Guijarro que se marchó por muy poco.

Hasta que llegó el golpe. Un balón lateral en el área, a media altura, lo llevó Lavelle avanzándose a Torrecilla, que rozó con la bota la pierna de la jugadora estadounidense… que de pronto entendió la necesidad de dejarse caer para provocar el penalti. La discusión no dio para más que visionar la jugada a través del VAR y confirmar la pena máxima.

Era, de hecho, la decisión más fácil atendiendo al peso mediático de unas y de otras. Era, fue, una decisión probablemente ajustada a la reglamentación… Por más que en ese segundo penalti se contempló más intención de caer que otra cosa. Y a España ya no le dio para más.

Se fue con todo arriba hasta el último suspiro, hasta el minuto 98 final pero no le do para más. Y se despidió España, como se suponía, ante la campeona mundial. Con la cabeza alta y provocando un alivio que Estados Unidos no habría sospechado antes del partido.

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