<
>

Ciclo desperdiciado

Han pasado tres años desde que Gerardo Martino tomó las riendas de la Selección Mexicana y no se notan avances en el equipo azteca

Cuando Gerardo Martino asumió el cargo de entrenador de la Selección Mexicana de Fútbol, los comentarios no eran mas que positivos. Por la forma en que jugaba el equipo, por la congruencia en sus convocatorias y hasta por la forma en que declaraba el técnico argentino.

Como todo proceso, la “Luna de Miel” comenzó con ilusión y esperanza no solo de alcanzar un quinto partido en una Copa del Mundo, sino de tener un entrenador de talla internacional que haría mejores a los futbolistas mexicanos.

Parte importante de ese esperado crecimiento en el futbol de México a nivel selección incluía también la esperanza de poder fomentar la salida de más mexicanos al viejo continente. Si bien esa es más labor del propio jugador con su club y su representante, Martino ayudaría a elevar el nivel de las diferentes selecciones nacionales trayendo una metodología y un sistema de trabajo que sería replicado en las diferentes categorías de selecciones nacionales.

Dentro de los objetivos planteados o esperados con Martino a cargo estaba el de conseguir el boleto al mundial sin grandes contratiempos. Pero las bondades de la zona de la CONCACAF en verdad restaban, en el papel, demasiadas complejidades como para pensar que sería una hazaña del “Tata” llevar a México al Mundial.

El verano de 2021 terminó con la Luna de Miel tricolor exhibiendo la falta de humildad del equipo dejando en claro que la selección mexicana no es más el Gigante de la CONCACAF. Un título que para un servidor, queda vacante. Al menos por ahora.

A lo largo del proceso, y por distintas razones, Martino decidió cerrarle la puerta a futbolistas que bien podrían aportar al equipo. Peor aún, por seguir respaldando al grupo que lo ha acompañado, no le ha dado la oportunidad a jugadores que en la Liga mexicana destacan con sus clubes como Salvador Reyes, Miguel Layún, Iván Rodríguez, Alfonso González, Juan Pablo Vigón, entre otros.

Más que considerar a los jugadores que atraviesan por un buen momento, el “Tata” se aferra a jugársela con los que ya conoce y que componen el grupo de poder en el TRI. Privándoles de generar una competencia interna que dé como resultado mayor calidad en el equipo nacional.

Versiones apuntan a que el cuerpo técnico de la selección tiene al menos en un 90% definida la lista de los jugadores que estarán con México en el Mundial. Porque todos sabemos que el TRI estará en Catar. Pero a un año del mundial, muchísimas cosas pueden pasar y varios de los jugadores podrían seguir bajando su nivel durante este tiempo.

En la Selección tienen que estar los mejores. Sin importar si juegan aquí o allá, si son de un grupo o de otro. Tienen que estar los mejores. Punto.

Han pasado tres años de esta aventura con Martino al frente, y por ahora, el DT no ha dejado un legado, una escuela, un sello o una herencia para el futuro del TRI. El equipo cada vez se aleja más de aquella versión que mostró en los inicios del “Tata” quien además cada día declara peor y se le ve hasta fastidiado.

El cambio generacional que pudo ser llevadero y ligero, arropando a los nuevos rostros que podrían o deberían ser ya considerados, no se ha dado y por el contrario el equipo se sigue aferrando a jugadores de jerarquía que parecen ser eternos en el TRI.

Se han desperdiciado tres años en los que el equipo nacional debería haber “fogueado” a jóvenes, como en su momento lo hizo Osorio con Edson Álvarez, para hacer menos brusco ese cambio generacional.

Martino llevará a México al Mundial, de eso nadie tiene duda, pero después de tres años de ciclo Martino no ha manifestado la metodología de la que tanto se hablaba a su llegada y su trabajo ha sido de promedio para abajo. Siendo así un técnico muy caro para lo que ha hecho con una de las selecciones que más dinero generan alrededor del mundo.