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Nicolás Quagliata, el pibe de Wanderers que crece en cada gambeta

Nicolás Quagliata en acción con Wanderers. Twitter - @mwfc_oficial

Nicolás Quagliata, quien se ha transformado en una de las figuras del Montevideo Wanderers de Daniel Carreño, conversó con ESPN sobre su camino a Primera División y sobre las características de su juego, donde la gambeta tiene un valor superlativo.

Es una noche casi de verano en el barrio Cerrito de la Victoria, los hermanos Diego y Nicolás siguen peloteando en la calle con sus amigos luego de haber pasado fugazmente a las seis de la tarde por su casa para dejar la túnica de la escuela y merendar. Ahora ya hace un rato que juegan a la pelota, actividad que se verá interrumpida abruptamente cuando los hermanos Quagliata sientan un silbido, que no será de un árbitro ni para todos los que se disputan el balón, será de su padre Óscar (ex futbolista y actual entrenador) para que los dos hermanos vuelvan corriendo porque hay que bañarse y cenar.

“Yo jugaba en Dupard y Palomas, la esquina de mi casa, siempre con gente mucho más grande, me juntaba con mi hermano que es algunos años más grande que yo y éramos todos gurises del barrio”, recuerda Nicolás Quagliata, el pibe que con 21 años y el dribling a flor de piel hace más vertical al actual juego de Wanderers.

‘Dos gambetas juntas cambian el contenido de un partido, lo despeja, lo oxigena, lo hace más saludable’, sostenía hace algún tiempo el entrenador argentino Marcelo Bielsa, quien afirma que para enfrentar estructuras defensivas hay que eliminar oponentes, que la mejor opción para ello ‘siempre es la gambeta’ pero, ante la imposibilidad de enseñarla, la alternativa es el pase ágil y las asociaciones que superen adversarios. En noviembre del 2020, tras el fallecimiento de Diego Maradona, el técnico del Leeds se lamentaba: “La gambeta es engañar al rival y no se puede enseñar, es propio del talento creativo de cada uno. ¿Cómo se aprendía a jugar? Jugando sin reglas muchas horas, entonces aparecían situaciones a resolver y cada uno se las arreglaba para construir soluciones, hoy la enseñanza no es personal sino trasmitida”.

Nico Quagliata, nacido el 5 de junio de 1999, jugó sin reglas durante muchas horas de la primera década del Siglo XXI con gurises que también pudieron llegar al fútbol profesional como Erick Cabaco (categoría 1995, hoy en Getafe de España), Carlos Benavídez (1998, en Independiente de Avellaneda), José Neris (2000, hoy en River de Uruguay). “Nos juntábamos todos en la esquina, somos todos del barrio; los más grandes a veces te tiraban alguna patadita pero aunque pudiera ser más chico que alguno todos me bancaban, nos cuidábamos entre todos”, comenta Nicolás que de niño también jugaba en Baby Fútbol en el Ciclón del Cerrito, donde era nueve compartiendo el ataque con su amigo Joel Sosa.

Con 12 años comenzó en la escuelita de Defensor Sporting del profe Santos ya jugando de enganche y coincidiendo en cancha con Ignacio Laquintana, Luciano Boggio y Juan Manuel Boselli, entre otros. “Estuve en Defensor hasta Quinta división, yo no tenía muchos minutos entonces hablamos con mi representante y mi padre, yo quería jugar y me terminé yendo a Wanderers donde el profe Cáceres y Alejandro Cappuccio me abrieron las puertas, aparte me gustaba la idea de juego del club”, manifestó Quagliata.

“En Wanderers seguí jugando de mediapunta, de enganche o cuando jugábamos con un 4-3-3 yo era interior por izquierda, jugando a pierna cambiada. Apenas estuve seis meses con Cappuccio pero fue uno de los entrenadores que más me marcó, por ejemplo me ayudó en la posición, los perfiles, en que no por hacer una jugada bien en el partido ya estaba, sino seguir intentando, seguir demostrando todo el tiempo”, comentó el futbolista.

Quagliata debutó en Primera en el último partido de la temporada 2019, ingresando la última media hora ante Cerro por la fecha 15 del Torneo Clausura: “Fue un sueño cumplido; el entrenador era Alfredo Arias y no se nos dio el resultado (derrota por 2 a 0) pero el momento ese de debutar fue una emoción enorme”.

Su segundo partido en Primera fue en agosto del 2020, enfrentando al Rentistas de Cappuccio por la sexta fecha del Torneo Apertura, donde jugó cuatro partidos con Mauricio Larriera como entrenador.

En la primera jornada del Torneo Intermedio fue suplente ante Cerro, en la segunda ingresó ante Rentistas y en la tercera ya jugó desde el arranque ante Torque, para repetir titularidad en los siguientes partidos del certamen y convirtiendo su primer gol en Primera en la sexta fecha del mismo ante Liverpool en Belvedere a fines de noviembre. El joven destacó lo que le pide su actual entrenador, Daniel Carreño: “Me dice que de tres cuartos para adelante encare y que juegue vertical, y en mitad de cancha tratar de jugar simple para que la jugada vuelva a mí luego o para generar por otros sectores”.

“Él me da la libertad para encarar, me pide que juegue vertical y que meta pases de gol; a veces cuando no sale algún pase hay que empezar a jugar un poco más simple para ir agarrando más confianza y que empiece a salir de nuevo el juego”, asegura el futbolista.

Sobre su dribbling comenta: “Es algo más natural que me sale, es hacer algún amague y salir rápido para algunos de los lados cuando se mueve el rival, o también puedo jugar con las referencias de mis compañeros, amagar el pase y si el defensa sigue a mi compañero puedo intentar sacarme de arriba a mi marcador”.

“En los entrenamientos intento arriesgar y encarar mucho más para ir agarrando más confianza”, afirma Quagliata que agrega que en este último tiempo ha crecido al enfrentarse constantemente con Bruno Veglio en las prácticas de Wanderers: “Te lo sacas de arriba una vez, pero te pasa de nuevo; lo tenés que pasar ocho veces, está todo el día corriéndote, un animal”.

Luego de destacar el duelo futbolístico que tuvo con Gonzalo ‘Gato’ Andrada (volante central de Progreso) en el Intermedio, el bohemio comentó que el brasileño Philippe Coutinho es su gran referente: “Me encanta ese jugador, siempre me gustó, y él también ha jugado como interior por izquierda en un 4-3-3 siendo derecho como yo”.

Soñando con poder en algún momento vestir la Celeste de Uruguay, Quagliata sigue construyendo juego y presente a base de regates y pases verticales, esos que se llevan muy bien con los movimientos de Mauro Méndez (delantero nacido en Salto el 17 de enero de 1999).

El técnico Carreño ha destacado la sociedad entre enganche y número nueve; el mediocampista valoró: “Mauro llegó a Defensor en Sexta y, aunque jugaba un poco más que yo, también decidió irse a Wanderers en busca de más minutos. Nos fuimos en el mismo momento, tengo una relación espectacular con él y adentro de la cancha me entiendo perfectamente; antes de los partidos o de las prácticas hablamos de lo que podemos hacer, a veces miramos videos de los rivales y por ejemplo decidimos si es mejor hacer paredes, que él vaya o que no me pique tanto y me dé más apoyo para así yo luego puedo buscar afuera y que ahí sí venga el centro”.

En una charla con ‘Gol’ en el 2019, Pep Guardiola marcaba que hasta en el juego de posición ‘llega un momento en que hay que driblear’, que los futbolistas de su equipo tienen que estar en el sitio correcto para provocar el espacio para el compañero que tiene el talento de driblear. En un fútbol que evoluciona y se piensa cada vez más, el regate mantiene su relevancia y aspecto determinante porque el fútbol siempre se define por duelos; y, aunque sean cada vez menos las calles donde se juegue fútbol sin reglas durante muchas horas, los pibes y la gambeta seguirán encontrando ese espacio imposible; el Parque Viera de Wanderers da fe de ello.