Latinoamérica se quedó con tres títulos en Riad durante las Finales del WBC Grand Prix y el Trofeo José Sulaimán.
RIAD, ARABIA SAUDITA- De los 128 boxeadores que iniciaron el camino en marzo, solo cuatro alcanzaron la cima este sábado en las Finales del WBC Grand Prix. La gran noticia para la región fue que tres campeonatos quedaron en manos latinoamericanas, confirmando el impacto del continente en un torneo que repartió el Trofeo José Sulaimán y el cinturón de campeón.
El argentino Kevin Ramírez se coronó en peso completo tras vencer por decisión unánime al bosnio Ahmed Krnjić, pese a conceder una diferencia cercana a 30 kilos. Ramírez, un crucero natural, dominó de principio a fin con movilidad, control del ring y mayor volumen de golpes. En el sistema de open scoring, siempre figuró arriba. “Pasé por cosas que nadie sabe y estuve a punto de colgar los guantes. Ahora quiero ser campeón mundial del peso crucero”, declaró emocionado al recibir el trofeo.
En peso pluma, el mexicano Brandon Mejía se impuso por decisión unánime al italiano Muhamet Qamili en la pelea más aguerrida del torneo. Fue un combate de alta intensidad, con intercambios constantes y momentos trabados por los amarres. Mejía conectó las combinaciones más claras y supo administrar la presión para sellar el triunfo. “Es un gran honor ser el primer campeón de este Gran Premio”, afirmó el mexicano.
La tercera alegría latinoamericana llegó de la mano del colombiano Carlos Utria, quien se consagró en peso superligero al derrotar por decisión unánime al uzbeko Mujibillo Tursunov. Desde el inicio, Utria impuso su técnica y potencia, hizo retroceder a un rival que no había dado un paso atrás en todo el certamen y provocó cortes en su rostro. Con ventaja sostenida en las tarjetas, cerró con inteligencia en los asaltos finales. “Esta victoria es para mi gente de Soplaviento. La copa regresa a casa”, celebró.
El cuarto título fue para el australiano Dylan Biggs, campeón de peso mediano tras vencer por decisión unánime al canadiense Derek Pomerleau. Biggs controló el trámite desde el arranque, incluso con una caída temprana, y manejó los riesgos con un planteamiento estratégico. “Esto es lo que soñaba desde niño”, dijo tras el fallo.
