<
>

Rodrigo Formento, el joven arquero uruguayo con proyección y 'arrojo'

Rodrigo Formento se ha consolidado en el Campeonato Uruguayo 2020 como uno de los mejores arqueros del fútbol local. El golero de 21 años, que ha sido uno de los principales argumentos para que los hinchas de Cerro soñasen en su momento con una permanencia que no pudo conseguirse, conversó con ESPN.com.uy sobre su historia en el arco, donde un maestro fue clave, sobre sus cualidades y sobre su futuro.

“Cuando era niño el entrenador de Fénix veía que tenía condiciones y bastante arrojo, no le tenía miedo a la pelota, entonces por eso a veces me tocaba ir al arco. De chiquito no tenía miedo para ir por la pelota, hoy en día miro videos y me tiraba con todo”, comenzó su relato Formento para dejar ver que cuando se cuestiona qué tiene de interesante ir de niño al arco mientras el resto de los compañeros están corriendo detrás de la pelota se olvida que a veces no es tanto ‘¿A quién le gusta eso?’ sino más bien ‘¿Quién se anima?’.

¿Quién con tres, cuatro o cinco años acepta y dice sí a la propuesta de ir a pararse al arco, pelearse con los propios reflejos evasivos ante cada remate directo e intentar evitar el gol? Rodrigo no tenía problemas.

El escritor argentino Eduardo Sacheri escribía en el texto ‘Marche un epitafio’ (publicado en marzo del 2015 en El Gráfico) que con diez años se inscribió en un torneo de fútbol de su escuela: “Me anoto como arquero. No porque me encante el puesto. Sino porque ahí puedo poner en acción toda mi rabia y algo parecido al coraje. La cancha de la escuela es de tierra y piedra, y los arqueros suelen intentar cuidar el cuerpo. Yo no. Lo que me falte de talento lo supliré con arrojo y con raspones”.

Ese mismo ‘arrojo’ tal vez deba ser considerado como la primera, no la principal, característica que deba tener un arquero para que cuando el técnico te pida que vayas al arco siendo niño aceptes y te pongas los guantes.

“Yo soy del barrio Capurro. Arranqué a jugar al fútbol como a los tres años siendo lateral derecho y cuando faltaba el golero iba al arco, en uno de esos partidos que atajé me vio el entrenador de Wanderers que no tenía arquero y me dijo si quería ir de golero, y cuando se generó mi categoría en Wanderers me sumé y ahí comencé a atajar hasta el día de hoy, fue todo medio de rebote”, explicó el jugador nacido el 25 de setiembre de 1999 en Montevideo.

En el equipo infantil del Bohemio tuvo a Camilo Smith como entrenador de arqueros: “Él fue el primero que me enseñó todo lo del puesto desde lo técnico y todo lo que se puede aprender de chico, a partir de ahí fui creciendo y mejorando, estuve varios ocho o nueve años en el equipo AUFI de Wanderers, y cuando me tocó pasar en juveniles ya pasé a Cerro en la séptima e hice todas las juveniles”.

Camilo es maestro de escuela, aspecto que Rodrigo admite como una ventaja a la hora de trabajar con niños y adolescentes dentro del fútbol: “Sin dudas que del lado didáctico, del lado de cómo enseñar él tenía un plus y una ventaja respecto al resto; a su vez, es un apasionado de la materia y del deporte y lo hacía con muchas ganas, y hasta el día de hoy mantengo contacto e incluso en los recesos yo estuve entrenando con él”.

Del maestro Camilo a la séptima división de Cerro, donde fue recibido por Iván Rodríguez, director técnico y entrenador de arqueros de la categoría, doble cualidad que no pudo repetirse en los entrenadores de las siguientes divisionales por lo que se carecía de trabajo específico para los goleros: “Yo tuve que ir a alguna academia extra para poder perfeccionarme, iba a la academia de arqueros de Lorenzo Carrabs a la tarde noche y era de los sacrificios que uno tenía que hacer para seguir mejorando”, reconoció Formento.

Liceo por la mañana, almuerzo, entrenamiento en Cerro y luego cincuenta minutos en ómnibus para ir hasta la escuelita de Carrabs que quedaba en Portones Shoppings para finalmente regresar a su casa cerca de las 22 horas.

El golero recordó: “A la escuelita no iba todos los días porque también dependía de los estudios, si tenía algún examen o escrito no iba porque tenía que estudiar, entonces iba alternando. Fui varios años hasta que me empezaron a subir a Primera a eso de los 16 porque ahí ya tenía entrenador de arqueros y dejé de ir a la escuelita porque era un sacrificio muy grande; yo aprovechaba los entrenamientos en la Primera y luego bajaba a jugar en mi categoría”.

Sobre el valor de la escuelita, destacó: “Lo hacía pensando en la mejora en el largo plazo y por la motivación de mis padres y de mi familia que sin dudas son un pilar fundamental”.

Y agregó en relación a este último aspecto: “A medida que uno va creciendo lo va valorando, y ya en ese momento me daba cuenta del sacrificio económico como de tiempo que hacían mis padres, hoy en día soy un agradecido e intento recompensárselo con cada partido, con cada alegría que puedo llegar a darle a través del fútbol; intento entregarme al máximo cada partido porque también es un premio para ellos”.

El 13 de abril de 2019 se produjo su debut en el arco de Cerro enfrentando a Progreso por la novena fecha del Torneo Apertura: “Fue un orgullo tremendo más allá del resultado (derrota 2 a 0) y no haber tenido un gran rendimiento; ver a toda mi familia en la tribuna es un premio al sacrificio que hicieron ellos y que hice yo dejando muchas cosas de lado, pero igual todos lo tomamos como el comienzo de algo, no fue que ‘llegué y ya está’, sino que a partir de ahí seguirle metiendo, aprendiendo, mejorando para seguir cumpliendo objetivos”, comentó Rodrigo.

La temporada 2020 no fue fácil de afrontar ante el difícil momento deportivo y desde el inicio Cerro la encaró sabiendo que la lucha por la permanencia estaba ya casi sentenciada en su contra. Formento evaluó: “No ha sido una situación fácil, pero creo también que es una situación que me hizo madurar rápido, me hizo aprender muchas cosas y a tan corta edad la verdad que me siento bastante maduro y siento que crecí un montón desde aquel día del debut”.

E incluso hoy comenta sobre sus principales virtudes: “Soy un arquero con personalidad, que le ha tocado atajar en un arco complicado desde muy joven y lo he sabido hacer, he demostrado la personalidad que corresponde para ser el golero de Cerro; intento siempre tener voz de mando y demostrar tranquilidad a mis compañeros que es lo fundamental para que ellos a partir de ahí puedan hacer su juego”.

Y aseguró: “El golero sabe que tiene que convivir con el error, hay que aprender a convivir con eso para que esa equivocación no te hunda en el partido; en la semana ya habrá tiempo para corregirlo. Yo intento observar cada detalle, cada error para no volverlo a cometer y cada acierto para seguir perfeccionando; yo siempre le voy a ‘buscar el pelo al huevo’, soy muy estricto y autocrítico, charlo sobre algunas equivocaciones con el entrenador de arqueros, con mi familia y siempre intento crecer a partir de ahí”.

En cuanto a sus referentes, Formento destacó al alemán Marc-André ter Stegen (‘Es muy completo’) y al argentino Emiliano Martínez (‘Ha mejorado y crecido mucho’): “Son un ejemplo para perfeccionarse y uno trabaja diariamente para intentar llegar a ese nivel”.

El arquero también valoró el gran nivel de goleros en el fútbol uruguayo: “Creo que es de los años más competitivos que estamos teniendo en ese aspecto: Cristopher Fiermarín (Montevideo City Torque) es uno de los goleros más completos y de mayor proyección, Kevin Dawson (Peñarol), Nacional en el año tuvo a Sergio Rochet y a Luis Mejía, se han ido Guillermo de Amores y Gastón Olveira, Yonathan Irrazabal fue campeón con Rentistas, puedo nombrar un montón; el nivel es alto y eso ayuda mucho a que todos podamos crecer”.

En particular sobre su crecimiento, Formento considera que lo principal es perfeccionarse y mejorar la técnica individual, pero también sabe que es importante el estudio previo de los atacantes que deberá enfrentar: “A la hora de jugar un partido todos esos detalles suman, hay que saber quién juega, su pierna hábil, dónde define en la mayoría de los goles, etcétera”.

En junio del 2017 recibió su primera citación para los entrenamientos de la preselección uruguaya sub 18 y en enero del 2020 fue convocado para el Preolímpico de Colombia, donde fue suplente de Fiermarín. Sobre el valor de la convocatorias, el golero explicó: “La sensación que pasa por uno en ese momento es algo indescriptible porque es un sueño de toda la vida, de chiquito de ir al estadio y después vivirlo de adentro es algo impresionante que intenté disfrutarlo y aprovecharlo al máximo”.

En febrero de este 2021 una fisura en un dedo lo obligó a perderse varios partidos del Torneo Clausura, certamen donde Cerro definitivamente perdió la categoría. El golero explicó que intenta vivir el minuto a minuto y jugada a jugada para no desenfocarse de cada partido.

Y habló sobre sus sueños: “Año a año voy poniéndome objetivos a corto, mediano y largo plazo, sin dudas que a corto plazo es poder salir de Cerro, poder crecer en lo económico y en lo deportivo; a mediano plazo sin dudas espero poder jugar en las grandes ligas; y también tengo el sueño de todos que es jugar en la selección mayor”.

Y mientras sigue siendo un arquero más completo, Formento también espera seguir avanzando en sus estudios: “El liceo lo terminé a los 18 años y llegué a hacer dos años de Licenciatura de Educación Física en el ISEF, en el 2020 me costó continuar en la facultad por lo que empecé a estudiar inglés de forma particular, creo que en este 2021 intentaré hacer alguna materia en el ISEF para seguir avanzando”.

“Considero que hay que desarrollar la mente para a la hora de jugar al fútbol también tomar buenas decisiones”, agregó el golero que en una temporada difícil para Cerro demostró su valía para pararse en el arco y afrontar los pelotazos que pudieran venir haciéndose grande y mostrando su personalidad, como cuando aquel entrenador le preguntó si se animaba a ir al arco siendo apenas un niño porque un compañerito había faltado al partido.