La historia se hizo para vivirla, transitarla, aferrarse a ella y luego contarla, este grupo de Leonas –que muchas se terminaron de despedir en Beijing- fueron las precursoras del hockey masivo en nuestro país y ese Juego Olímpico fue el último rugido de aquella camada que nació en el Mundial de Utrecht ’98, 10 años antes, y perdurará por siempre.
Los Juegos del 2008 no fue un torneo más para la Argentina, fue el primero en el siglo que sólo hubo un equipo en la delegación hockistica -ya que Los Leones no lograron clasificar hacia aquella cita- pero ese golpe para los amantes del deporte no fue otra cosa más que agigantar la pasión y apoyo por esas Leonas que venían de conseguir dos medallas al hilo y querían seguir escribiendo su historia grande.
María de la Paz Hernández, delantera de ese largo proceso de selección, rememoró los días en Pekín con ESPN.com: “Beijing fue un torneo increíble, en el que nuestro grupo de Leonas se empezaba a desarmar. Magui (Aicega), nuestra capitana, había anunciado su retiro y muchas de nosotras también nos comenzábamos a despedir”.
“Recuerdo que nos mandábamos mails entre nosotras alentándonos a disfrutar sabiendo que no volveríamos a estar juntas, en un contexto así, nunca más”, Maripi, oriunda de Buenos Aires Cricket & Rugby Club, haciendo mención de como transitaron el proceso del adiós en esos Juegos.
Esas Leonas llegaban a Beijing con dos medallas en el cuello, una de plata (Sídney 2000) y otra de bronce (Atenas 2004) e internamente sentían que debían ir por la presea dorada, a pesar de las dificultades que eso conllevaba. Magdalena Aicega, capitana de esa delegación, se pronunció sobre ello: “Claro que me hubiese gustado ganar la de oro, en los Juegos y en cada torneo que disputábamos, pero cada campeonato lo afrontamos con la misma seriedad, con la misma importancia y soy consciente que tener una medalla es un privilegio para pocos”.
Magui, que había anunciado su retiro antes de viajar, se refirió al exitismo vivido por aquel momento: “Nosotras siempre que íbamos a cualquier torneo pensábamos en la de oro, pero en los que no logramos traer ninguna medalla los valoramos muchísimo porque esos certámenes nos dieron enseñanzas para lo que deberíamos mejorar y así luego así ir en búsqueda de lo más alto del podio”.
Tiempo antes de disputar la semifinal olímpica ante los poderosos Países Bajos de Maartje Paumen, el entrenador de ese equipo de Leonas, Gabriel Minadeo, recibió un contacto particular: “Lo mejor que nos pasó fue cuando llamó Diego Maradona para ver el partido, los del comité dijeron que no tenían entradas y tampoco la FIH… Le dije que vaya igual, cuando entró se paró todo el estadio y los de la FIH y comité morían por sacarse una foto con él”.
Diego Armando, quién sentía un gran apego hacia la camiseta argentina sin importar el deporte, se acercó a alentar a Las Leonas en ese difícil encuentro y tras la dura derrota 5 a 2, que imposibilitaba ir a pelear por el oro, el astro del fútbol mundial ingresó al vestuario y narró unas palabras que ninguna jamás olvidará.
“Haberlo tenido a Diego fue una inyección anímica total, que nos diga lo importante que era ir a buscar esa medalla olímpica, que iba a venir a ver el partido, y más allá de que hubiéramos ido con todo por eso que él haya estado motivándonos es algo lindísimo que vamos a recordar por el resto de nuestras vidas”, se pronunció Magui Aicega haciendo énfasis sobre ese momento.
“Hay que seguir poniéndole el pecho a la camiseta”, así cerró Maradona su arenga hacia esas Leonas diezmadas tras la derrota… y sí que lo hicieron, fueron al frente, derrotaron 3 a 1 a Alemania y trajeron otra medalla olímpica para el país, demostrando con el ejemplo que tal vez no todo sale como se imagina, pero si das lo mejor por el bien común habrá valido la pena.
“Beijing: Fuiste muy especial, te tengo guardado en mi corazón para siempre”, finiquitó Maripi Hernández. Hoy cuando se cumplen 15 años de esas Leonas con otro galardón, pero también se celebran a aquellas que serán eternas con la celeste y blanca.