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Maripi Hernández, la radiografía de una eterna Leona

María de la Paz Hernández, retomó su andar con el palo y la bocha tras un año sin jugar. La triple medallista olímpica y campeona del mundo regresó con nuevas metas, haciendo de combustible para encarar los siguientes sueños que busca construir.

Durante el primer fin de semana de julio el frío azotó con fuerza a la República Argentina y el recinto que cobija al Buenos Aires Cricket & Rugby Club no fue la excepción. Ese sábado 4 por la mañana Biei recibió en horario invertido (el partido se disputó a las 11:30hs) a SAG de Polvorines, por la primera fecha de la segunda ronda del Torneo Metropolitano C1; tras aquel empate 1 a 1, Maripi – o Api, para los amigos- se sentó bajo el rayo del sol, que hacía más amena esa jornada matinal, con el fin de dialogar sobre su regreso al verde césped y dejar hilvanar, sin restricciones, las palabras que emergían por su mente.

Ella, fresca y radiante como suele ser al expresarse, se predispuso a conversar sin ataduras ni frases trilladas acerca de su retorno a la actividad: Volví por la necesidad de dar un poquito más. No sé si el retiro fue tan convencida, sino que el pensamiento era ‘ya soy grande, hasta cuándo voy a jugar, tengo mis hijos´, y medio que me lo quise imponer. Pero sentía que físicamente tenía un poquito más para darle al club que tanto quiero, que es mi vida y la vida de mi familia. Entonces dije, ‘¿por qué no?’”, comenzó confesando Api.

Con la decisión del regreso consumada, estaba la parte de conversar con el nuevo cuerpo técnico que arribó a BA para ver si estaban de acuerdo: "Hablé con Nano (Ortíz), lo llamé yo para entrevistarlo con el probador físico y me motivó con todo lo que ellos proponían. Fui clara y dije, ‘mirá, empiezo de a poco y si estoy, sigo. Si no estoy, o estoy muy lejos, me bajo’. Por suerte, físicamente tengo un estilo de vida desde muy chiquita, sé lo que es entrenar, comer bien, cuidarse, forma parte de mí. Entrar en ritmo sí me costó, porque los entrenamientos de Nano son intensísimos, muy divertidos y es lo que me motiva a poder seguir creciendo y desafiarme un poco más. Así que acá estoy, para darle todo lo que tengo”.

El 2023 fue una temporada dura para Buenos Aires Cricket & Rugby Club, además iniciar el año sin la presencia de Maripi dentro de la cancha, el equipo tuvo un irregular andar en Torneo Metropolitano B y terminó perdiendo la categoría: “Probablemente sí seguíamos en la B me hubiese quedado en casa acompañando de afuera y bien. Acá es como que dije, ‘si puedo dar algo más, lo doy adentro’. De afuera puedo hacer cosas para la subcomisión, para el club y todo, pero como que no estás ahí con el equipo y la verdad que vivir eso está buenísimo. Si puedo ayudar a que se ascienda, ahí estoy, en primer lugar”.

Uno de los grandes anhelos que le quedan por cumplir a Api es el hecho de poseer una cancha de agua en su club y, luego de mucha gestión, el proyecto va tomando forma: “Viene, viene muy bien. Ya estamos casi en la mitad de la plata que hay que recaudar. O sea, el proyecto está vivo, esta semana tuvimos reuniones ahí presionando, eso también me motiva e inspira a que el club dé un paso más. De todas formas, no es lo único que nos falta, tenemos que crecer mucho, pero con eso el club puede dar un salto muy grande. Estamos en un lugar buenísimo, tenemos una institución con unos valores que son los que pregonamos, que son del deporte y son lo que queremos para todas las chicas".

Pero el sueño no solo reside en tener la cancha nueva en el club, sino también jugar en ella: “Si se empieza a fin de año, la aguanto, la aguanto un año más. ¿Por qué no? A lo sumo jugaré un poquito menos. Jugaré o entraré, claro”, afirmó Hernández.

Sí bien sus prioridades pasan por otro lado, el jugar con su hija no es algo que tenga en mente, pero sí dejarle un club mejor al que ella se encontró alguna vez: “No es mi objetivo jugar con mi hija, pero dejarle todo para que esté en lo más alto, que pueda jugar lo mejor posible y que el club crezca en todas las divisiones. Mi objetivo es ese, contagiar eso. Hoy entraron todas las chiquitas y me decían, ‘Maripi, cuando sea grande quiero tener el 15’. O sea, que podamos transmitir algo a las jugadoras, ese es mi objetivo".

También hubo tiempo para indagar en lo que realmente la hace feliz a María de la Paz, aquellas cosas intangibles que fue inculcando en sus hijas y hoy le devuelven a través de sus colores: “Sí, son apasionadas del club porque lo viven, es natural. Yo con que ellas sean felices jugando al hockey, queriendo siempre un poco más y siendo mejor cada día y que vengan acá y alienten, darme vuelta y que estén... con eso estoy más que feliz”, aseveró la triple medallista olímpica.

La felicidad es un estado de ánimo, es complejo mantenerlo en el tiempo, pero Api trabaja la gratitud y allí es donde emergen los puntapiés de todas sus metas: “Mi objetivo es disfrutar el día, poder ser mejor persona, poder ayudar a alguien, poder disfrutar de mis hijos, agradecer que me levanto cada día y es una oportunidad de compartir. Por eso, agradezco todos los días que despierto”.

La garra de Leona no es relato, ni cuento, es un prefacio de lo ocurrido luego en el hockey femenino, pero en medio de la trascendencia que superó expectativas y generaciones, Api contó lo que prevalece de esos días en su actualidad: “Lo que más me llevé es el trabajo en conjunto, que cuando un equipo está bien, y sabe lo que quiere, podés lograr un montón de cosas. Por muchos años fuimos un equipo muy compacto, que no hubo demasiados cambios de personas, varias jugamos los tres Juegos seguidos, unas cuatro, siempre el mismo equipo y eso tiene un valor agregado; la entrega que tenía ese equipo perduró, trascendió en los siguientes planteles y es lo que más orgullo me da, porque es un legado que es eterno”, aseveró Hernández.

En Sídney 2000 se forjó el nacimiento de La Leona, un hecho que cambió el deporte argentino para siempre y María de la Paz estuvo presente en aquel instante que torció la historia y el porvenir: “Es muy loco ser de esa generación que surgió la Leona, que la dibujamos y después fue lo que fue. Es decir, ‘yo estaba ahí’. Lo disfruto y pienso ‘qué suerte que tuve’ de jugar con Lucha, con Magui, con Sole, con todas mis amigas. Qué suerte que me tocó vivir en esa época y por eso estoy agradecida cada día”.

Además, Api produndizó sobre lo que era aquella época en cuanto a la disciplina y quienes se la inculcaron: “Cada entrenamiento era dar todo por mejorar. Teníamos a Cachito (Vigil) que era crecer y crecer, además cada una traía muchas cosas de su club. Mi entrenadora en Primera era Claudia Medici, capitana de Las Leonas, yo sabía lo que era entrenar responsablemente, lo que era llegar puntual. A las ocho arrancábamos, sonaba el silbato, y todo el mundo estaba ocho menos cuarto. Un respeto mutuo de decir ‘acá vengo y vengo a entrenar en serio´".

Luego de Beijing 2008 Maripi dejó de integrar el plantel de Las Leonas, pero a partir de allí se volvió una seguidora más del equipo y la proximidad con París 2024 la puso a reflexionar acerca de lo que está por acontecer: “En la última Pro League, los partidos finales me gustaron mucho, jugaron bastante en equipo y salieron las cosas. La verdad que estoy motivada para verlas, también me dio la sensación que Países Bajos no esta tan afilado… espero que no se estén guardando tanto para los Juegos Olímpicos, pero tengo confianza plena en las chicas”, enfatizó la campeona del mundo en Perth 2002.

Al mismo tiempo, se refirió sobre aquel anhelo pendiente para Las Leonas Vintage, que sobrepasó las generaciones y hoy Maripi siente palpable en el interior: “El hockey argentino femenino en sí se merece esa medalla tan soñada que no pudimos traer. Ojalá, añoro con todo mi corazón que ellas tengan ese deseo y que vayan por ese objetivo. Porque es el momento, mirando todos los demás equipos, y Argentina siempre tiene un extra aparte por la pasión”.

María de la Paz es una institución dentro de otra, esos deportistas que trascienden su disciplina y -en este caso, también sus clubes. Maripi camina por BA a paso firme, pero despacio ya que, por cada parte que transita la gente la frena, abraza y resucita ese legado que escribió con tinta indeleble y en medio de ese frenesí, Api se animó a mencionar como le gustaría que se la recuerde: “¿A mí? Oh... No sé... Como una persona que transmite alegría, que es positiva, y que adentro de la cancha va a ir y volver, ir y volver hasta... hasta salir adelante y dar lo mejor siempre. Eso, pero sobre todo una persona positiva”, finiquitó Maripi.