BUENOS AIRES -- Seis meses debieron pasar para volver a ver a Eduardo Schwank en una cancha de tenis. Primero, una persistente molestia en el aductor, arrastrada desde Roland Garros, forzó en octubre pasado un anticipado cierre de la temporada 2012. Luego, cuando el argentino ya preparaba su regreso, reapareció un viejo problema en la muñeca, oscilante en los últimos dos años, con infiltraciones de por medio y un ajustado calendario que imposibilitó descansos y cuidados adecuados. La lesión, esta vez, obligó un paso por el quirófano y el tiempo fuera del circuito se extendió hasta mediados de abril.
"Fue duro estar tanto tiempo sin jugar. Nuestra vida es el tenis y es muy corta. Lo bueno es que hoy me siento bien del aductor, me siento bien de la muñeca y con confianza como para volver a estar 10 puntos", le cuenta el roldanense a ESPNtenis.com, días después de su retorno en los Challengers de Santos y San Pablo, con respectivas derrotas en primera ronda ante el tunecino Malek Jaziri y el santafesino Pablo Galdón.
"Tenísticamente no estuve en el mejor nivel, me encontré un poco falto de ritmo, pero es lógico. Igual ahora no me importaba mucho ganar o perder, sino ver cómo respondía la muñeca, ir agarrando pequeñas cosas para seguir corrigiendo en los entrenamientos de cara a lo que viene", completa Schwank, de 27 años recién cumplidos y pasado Top 50 en singles (fue 48° en junio de 2010) y Top 15 en dobles, disciplina en la que resultó una fija en el equipo de Copa Davis durante los últimos años. Hoy figura en el puesto 268, pero se ilusiona con volver pronto al lote de los 100 mejores.
-¿En qué notaste puntualmente esa falta de ritmo?
-Me siento todavía un poco descoordinado en la cancha; llego a la pelota un poco antes o un poco después. También lo noto en la velocidad del juego. No tuve muchas semanas de entrenamiento antes de jugar y un poco es como que me falta entrar en ritmo en la velocidad de pelota. Pero son cosas que voy a ir incorporando a medida que vaya teniendo competencia.
-¿Cuánto juega la cabeza en todo esto?
-Mucho, querés llegar rápido, ganar de entrada... y todo lleva un proceso. Entonces a lo mejor todavía no estás bien entrenado o, como te decía, bien coordinado para ganar y la cabeza te juega un poco en contra; también los nervios de volver a competir, que son lógicos.
-¿Y cómo manejaste esa parte mental durante el tiempo que demandó la recuperación?
-Y... uno trata de disfrutar de otras cosas que normalmente se pierde, pero la verdad es que tenés mucho más tiempo sin ocupar, la cabeza te funciona un poco más y ves que todos están jugando, que el circuito continúa... es duro. Pero por mi parte siempre seguí trabajando: en la cuestión física, la de kinesiología, la de psicología, la de nutrición; muchas cosas que no podés trabajar durante el año y que en un momento así te tomás el tiempo para hacer y estar en buenas condiciones a la hora de volver.
La primera estación en su regreso (Santos) también significó el retorno de otro latinoamericano: el del uruguayo Pablo Cuevas, que dejó atrás casi dos años de ausencia que hasta habían llevado a la ATP a calificarlo en su perfil como "inactivo" (leyenda que utilizan para los jugadores retirados). El destino quiso que sus vueltas se dieran al mismo tiempo y a solo unos pasos de distancia.
"Hablamos mucho con Pablo. Es cierto que él estuvo mucho más tiempo lesionado, pero también sentimos cosas parecidas en estos partidos. Él ganó, al otro día tuvo que jugar y perdió 6-2 6-2 porque no se podía mover -sonríe Schwank-. Es normal: la presión, la cabeza, el físico. Por ahí a mí me hubiera pasado lo mismo si ganaba. Pero lo que ambos queríamos era ganar ritmo, competencia y en ese sentido los dos quedamos muy contentos: yo me sentí muy bien con la muñeca; él, con la rodilla".
Eduardo explica, repasa, proyecta, pero en todo momento repite dos palabras: "tomar ritmo". "La idea, fundamentalmente, era ir a ver cómo andaba la muñeca porque ahora se viene una gira bastante larga, con varios torneos. Por suerte no tuve ningún problema", enmarca.
¿Qué es lo que sigue para el roldanense? Europa. Dos Challengers, en el panorama inmediato, y luego el primer desafío importante: la Qualy de Roland Garros (torneo que también jugaría en dobles), con ranking protegido (210°). Después, de nuevo otro par de Challengers y clasificación de Wimbledon. El plan original, en lo posterior, es probar suerte en distintos torneos ATP (como Stuttgart y Hamburgo, que jugó en 2012) y ya entonces el devenir de los resultados determinará si sigue por ese camino o "baja" a Sudamérica a disputar nuevos Challengers, con eje en la gira por Argentina. "La idea es competir todas las semanas para empezar a agarrar ritmo y sumar ranking; la verdad que estoy muy bien mentalmente, con mucha confianza. La meta es meterme Top 100 a fin de año, que es un objetivo grande, por cómo estoy hoy, y por los meses que quedan; pero estoy muy bien y me tengo mucha fe", explica.
-¿Cómo encaja el dobles en el armado de este calendario?
-En principio mi objetivo es volverme a meter en singles, entonces quería armar bien un calendario por ese lado para poder reincorporarme; después, todos los dobles que pueda jugar, sea en Challengers, ATP o Grand Slams, mientras me sienta bien de la muñeca, los voy a jugar; lo que por ahí no voy a armar es un calendario solo de dobles.
Tiempo de "volver a empezar", entonces, para el tenista nacido en Rosario. Metas claras y una puesta a punto que ya conoció su primera etapa en tierras brasileñas. Atrás quedaron los dolores, los puntos perdidos y las series de Copa Davis vistas desde afuera: "Los cuartos con Francia los viví con una emoción terrible. No te voy a mentir, por ahí sentís un poco de nostalgia de querer estar en el equipo, de poder participar, y más de un resultado así; pero creo que fue algo increíble lo que se vivió". Ya todo eso forma parte del pasado. Eduardo Schwank está de nuevo en acción. Sus ganas nunca se fueron.