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¿Cómo arruinar una franquicia?

Justo hace un año, los Denver Nuggets estaban enfrascados en una reñida batalla por el tercer lugar de la siembra en el Oeste, el cual eventualmente obtuvieron con 57 victorias, cifra que impuso récord para la franquicia. Ellos se clasificaron quintos en eficiencia ofensiva, en el casillero 11 defensivamente, y quintos en general en margen neto por posesión. George Karl, coach de Denver, iba en camino a ganar el premio como Entrenador del Año. El núcleo del equipo conformado por Ty Lawson, Danilo Gallinari y Kenneth Faried era integrado por jugadores con 25 años o menos. El gerente general, Masai Ujiri, apenas con 42 años, había forjado una reputación como uno de los ejecutivos más brillantes del básquetbol.

¿Entonces qué rayos pasó esta temporada? En lugar de ver a su equipo iniciando una nueva época dorada de básquetbol para los Nuggets, los fans en Denver han observado a una escuadra plagada de lesiones que ha caído a los puestos de la lotería, mientras se ha acumulado la incertidumbre acerca de las finanzas del equipo, su dirección y sobre Brian Shaw, su coach apenas en su primer año.

¿Cómo es que un equipo desvió el curso de su trayectoria tan rápido? A continuación, echamos un vistazo a los puntos que llevaron al desplome de Denver.

Decisiones pobres de los dueños

Josh Kroenke, presidente y dueño del equipo, tiene antecedentes de básquetbol, tras jugar con la Universidad de Missouri (y ser integrante de una de las dinastías más prominentes de negocios en Estados Unidos). Pero la estructura de Denver comenzó a tambalearse, cuando Ujiri dejó sin firmar una oferta de Kroenke para una extensión de contrato. Eventualmente, Ujiri se marchó por una oferta mayor en Toronto. Eso nunca debió haber ocurrido, incluso si Kroenke tenía que haber pagado de más para prevenirlo.

Eso no es para menospreciar a Tim Connelly, el gerente general de primer año, quien eventualmente consiguió el empleo en Denver luego que el asistente de Ujiri, Pete D'Alessandro, se marchó para encabezar las operaciones de básquetbol en Sacramento. Connelly es visto como un ejecutivo en ascenso por méritos propios, pero es novato, asumiendo el puesto del Ejecutivo del Año reinante. Eso es la personificación ideal para una situación donde es imposible ganar.

El momento del cambio fue espantoso. Connelly tomó posesión justo antes del draft, y realizó lo que muchos vieron como una decisión forzada para negociar al pívot titular Kosta Koufos a Memphis a cambio de Darrell Arthur y la selección del draft Joffrey Lauvergne -- un trato que resultó malo, aunque no tanto como se esperaba.

El momento también fue inoportuno cuando llegó la hora del periodo de agentes libres. El objetivo primario de los Nuggets era retener a Andre Iguodala, quien renunció a los $16 millones que le restaban de su acuerdo previo. Denver tenía sus "Derechos Bird" y pudo haber superado la oferta de cualquier postor. Hacerlo hubiera sido demasiado caro para los Nuggets, que ya tenían a tres sueldos de ocho cifras en la nómina, y el fantasma de la agencia libre restringida de Faried para 2014. Posteriormente durante el verano, Iguodala le dijo a la prensa que la salida de Ujiri fue un gran factor en su decisión de marcharse a Golden State.

Luego vino el disparo final: el despido de Karl, aparentemente porque Kroenke no quería comprometerse más allá de la temporada que le restaba a Karl en su contrato. Karl no solamente es uno de los mejores coaches en la historia, pero él tenía la filosofía perfecta para los Nuggets, y el roster perfecto para implementar esa filosofía. No fue un accidente que los Nuggets ganaran 38 de sus 41 partidos en el Pepsi Center durante 2012-13.

La continuidad es crucial en la NBA, especialmente para un equipo que va en ascenso y que ya es exitoso. Si no está roto, no intentes repararlo.

Decisiones pobres de la gerencia

El mayor problema en el roster de los Nuggets es el contrato de JaVale McGee, por cuatro años y $44 millones que Ujiri le dio como agente libre restringido antes de la temporada pasa. Fue una decisión complicada: McGee es un jugador con talento peculiar, y esto fue mucho antes de que problemas en la parte inferior del cuerpo lo limitaran a cinco partidos esta temporada. El contrato de McGee será difícil de mover, y su presencia complica las próximas negociaciones con Faried. La conclusión es que, pese a toda su habilidad, McGee tiene un historial de actuar por debajo de su nivel, y los Nuggets ya tenían a los pívots Koufos y Timofey Mozgov a su disposición.

El acuerdo Arthur-Koufos no es tan malo como parecía de inicio. Todavía hay una diferencia masiva en valor mensurable: Koufos se clasifica 113 en WARP esta temporada, mientras que Arthur está en el sitio 466, casi en el fondo de la liga. Sin embargo, la mayoría de las efectivas alineaciones defensivas de Denver han incluido a Arthur. Tambén, Lauvergne ha emergido como un prospecto prometedor en el extranjero. Independientemente de todo, fue una mala transacción.

El contrato que le dieron a Nate Robinson (dos años, $4 millones) fue de excelente valor, pero sigue abierta la pregunta acerca de si sus habilidades específicas eran necesarias. El contrato de J.J. Hickson (tres años, $15 millones) añadió otro salario regular para un jugador que es una versión no tan buena de Faried. Y su presencia podría incluso mermar la habilidad de Denver para quedarse con Faried. Y luego hubo más efectos colaterales por la salida de Iguodala, que resultó en una transacción de firma-y-canjea que trajo al veterano Randy Foye a Denver. Veteranos de bajo perfil y entrenadores de primer año combinan de la misma forma como lo hacen los chícharos y las zanahorias, y aunque Foye es un buen jugador en la situación correcta, él tiene otra temporada garantizada en la nómina más allá de 2013-14. Peor aún, su presencia le ha robado minutos a opciones más jóvenes como Evan Fournier y el ya canjeado Jordan Hamilton.

El entrenador inadecuado

Además de que se apoya demasiado en Foye y Hickson, la filosofía de Shaw no es compatible con el roster de Denver. Menos ataques al aro, más jumpers de media distancia y demasiados intentos de triples con tiradores dudosos ha minado a la ofensiva. Denver sigue jugando rápido, pero que Shaw haya abandonado el estilo de Karl (sistema defensivo, basado en los cambios y la presión constante) ha mermado el promedio de robos de balón de los Nuggets, que deriva en otra merma al otro costado de la duela, por menos oportunidades generadas. Un énfasis disminuido en los rebotes ofensivos ha debilitado el atleticismo colectivo de Denver.

Por supuesto, las pérdidas de Iguodala y Corey Brewer también afectaron. Sin embargo, conforme se ha desplomado la temporada, el esfuerzo colectivo de Denver en ocasiones ha sido sospechoso, y eso es en función del coacheo.

Shaw quizá sí será un entrenador notable. El tiempo lo determinará. Él, igual que Connelly, comenzó en una situación donde era imposible ganar. Seguro, Shaw ofreció una perspectiva diferente a la de Karl. ¿Pero era necesario ese cambio de perspectiva para un equipo de 57 victorias?

La moraleja

Sin esa embestida de lesiones, los Nuggets quizá hubieran peleado por un sitio en los playoffs, así que no se puede descontar a la mala suerte como un gran factor de los fracasos de Denver. La base del talento sigue ahí. Lawson se perdió tiempo, mientras que McGee y Gallinari se han combinado para disputar cinco partidos. Es algo muy difícil de superar para cualquier equipo.

El verano será crucial para la suerte inmediata de los Nuggets. Faried recibirá una oferta de ocho dígitos en alguna parte, especialmente luego de su racha de juegos notables. Eventualmente, él quizá tendrá que ser canjeado para balancear el roster, y hacerlo más compatible al estilo preferido por Shaw. Denver elegirá aproximadamente en el puesto 12 de la lotería, añadiendo a otro jugador a un roster que tiene profundidad cuando está sano. Si los Nuggets completan su transformación vía el mercado de canjes, Connelly tendrá los activos para que esto ocurra. No hay especio en el tope salarial para hacerlo en la agencia libre.

La oportunidad está ahí para que los Nuggets le den la vuelta a la situación rápidamente. Con suerte para sus aficionados, los próximos 12 meses resultarán mejores que los últimos 11. De lo contrario, la historia será la misma: los Nuggets se reinventaron cuando no había ninguna necesidad de que lo hicieran.