Marco Verde sigue los pasos de su padre, quien también representó a México en unos Juegos Olímpicos
La espera duró más de tres décadas, pero valió la pena. La familia de Marco Alonso Verde contuvo los gritos de victoria en unos Juegos Olímpicos durante 32 años, pero justo este 3 de agosto, en París 2024, se desbordaron a tope con su victoria, misma que le aseguró una medalla, el espera de oro.
Manuel Verde, papá de Marco, participó también en unos Juegos Olímpicos, los de Barcelona 1992, aunque fue eliminado en su primer duelo por el francés Patrice Aouissi en los Semicompletos. Pero hoy pudo gozar y gritar desde la tribuna viendo cómo su hijo se alzaba con el triunfo por decisión dividida sobre Tiago Muxanga, de Mozambique.
Lo curioso del caso es que hoy Marco Alonso, nacido en Mazatlán, Sinaloa, hace 22 años, tuvo en su esquina a Radamés Hernández, el entrenador que le ha procurado desde hace más de 10 años y cuyo padre, Marcos Hernández, estuvo en la preparación para que Manuel pudiera competir en Barcelona hace más de 30 años. Así que el sueño de victoria se cumplió al doble para las familias originarias de la Perla del Pacífico.
Pero si bien el objetivo está cerca, aún hay que apartar algunos obstáculos del camino. Tanto Radamés como Marco Alonso se propusieron no sólo subir al medallero sino hacerlo de la manera más brillante posible y ahora, con el bronce asegurado, el oro es el techo.
La ronda de semifinales llegará el próximo 6 de agosto para Marco Verde, que aspira a mejorar el resultado de los dos más recientes medallistas mexicanos en boxeo en Olímpicos, los bronces de Cristian Bejarano (Sydney 2000) y Misael Rodríguez (Río 2016). La victoria le garantiza el bronce, pero Verde cree que combina más con el oro.