EILEEN GU ELEVA sus puños cerrados al cielo, sus bastones colgando de sus muñecas, mientras ella esquía a una parada en la base del halfpipe del Dew Tour en Copper Mountain, Colorado. El puntaje de 96 de su segunda corrida se proyecta en el monitor exterior y la pequeña multitud reunida en esta frígida mañana de diciembre estalla en apoyo. Gu encabeza el evento por casi tres puntos pero no es el tipo de persona que toma una vuelta olímpica, así que en su tercera y última corrida, intenta un 'right corked 1080' -- un truco que aún no ha aterrizado en competición -- y se queda corta unos pocos grados. "Estaba muy orgullosa de mi segunda corrida y quería subir el nivel", Gu dice luego del concurso. "Sé que conseguiré el 10 la próxima vez".
La victoria es la tercera de Gu en 13 días, en la tercera de cinco finales en cuatro disciplinas en las que competirá a lo largo de dos semanas. Después de la victoria en el halfpipe esta mañana, ella descansará, almorzará algo rápido y terminará segunda en slopestyle. Veinticuatro horas después, será tercera y ganará "mejor truco" en street style, un concurso estilo rail jam que requiere caminatas un parque pequeño.
Gu es, sin discusión, la mujer más dominante en el esquí acrobático, y es una de las únicas atletas en el deporte que ha ganado títulos internacionales importantes en las tres disciplinas olímpicas: big air, slopestyle y halfpipe. En Beijing, la atleta de 18 años nacida en California es una de las favoritas para conquistar oro en las tres. Pero lo hará mientras compite por China.
Nacida en San Francisco de madre china y padre estadounidense y criada por su madre y su abuela materna, Gu anunció en junio de 2019, a los 15 años, que cambiaría de afiliación nacional y competiría por China en los Juegos de Beijing. "Esta fue una decisión increíblemente difícil para mí", escribió Gu en una publicación de Instagram en aquel momento. "La oportunidad de ayudar a inspirar a millones de personas jóvenes en la tierra de mi madre, durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 es un oportunidad única para poder promover el deporte que amo. A través de esquiar, ojalá pueda unir a la gente, promover el acuerdo mutuo, generar comunicación, y forjar amistades entre las naciones".
El anuncio sorprendió a muchos en el deporte. Es raro para una de las mejores atletas de Estados Unidos cambiar de afiliación, y más raro aún que una ciudadana estadounidense adquiera un pasaporte chino. Muchos cuestionaron si Gu, estudiante de segundo año de preparatoria en aquel tiempo, entendía el impacto de su decisión. La llamaron una traidor en las redes sociales y la acusaron de hacer la elección por ganancia financiera y para dejarse utilizar como instrumento político por el gobierno chino.
Por medio de su agente, Gu se rehusó a comentar para esta historia y nunca ha confirmado si ella renunció a su pasaporte estadounidense. Pero el Comité Olímpico Internacional (COI) requiere que los atletas tengan pasaportes de los países que representan, y la China no reconoce la doble ciudadanía.
Gu a menudo dice que cuando está "en los Estados Unidos, soy estadounidense y cuando estoy en China, soy china". Ahora, se lanzará en sus primeros Juegos Olímpicos de Invierno en un momento tenso en las relaciones EE.UU.-China y mientras China sufre más críticas a nivel internacional por sus prácticas de derechos humanos. Navegar diestramente sus dos mundos puede ser increíblemente lucrativo. Pero hay mucho en juego.
A la vez que ella avance el esquí acrobático con trucos innovadores, debe moderar su audacia cuando terminen los concursos. En China, se espera que los atletas rindan bien y permanezcan callados. Pero en los Estados Unidos, a los atletas se les pide que tengan opiniones sobre todo desde los mandatos de vacuna a la censura de los medios a los derechos humanos. Mantenerse a raya entre esas dos culturas requiere que Gu tenga tanta conciencia de aire en las entrevistas y en las redes sociales como cuando realiza sus destrezas que empujan los límites, y los errores pueden ser igual de costosos.
CUANDO BEIJING FUE la sede olímpica por primera vez, en 2008, estallaron protestas por las políticas de la China en el Tíbet y la nación africana de Sudán, donde China apoyó un gobierno acusado de cometer genocidio en su región de Darfur. Las protestas interrumpieron casi todas las paradas de las 21 ciudades en el relevo de la antorcha. Incluso el entonces presidente del COI, Jacques Rogge, apeló a los oficiales de Beijing para que respetasen su "compromiso moral" para mejorar los derechos humanos en la nación. La comunidad internacional creyó entonces que los Juegos podían marcar el inicio de una nueva era de la democracia y la libre expresión en China.
Casi 14 años más tarde, China ha sido condenada por el gobierno estadounidense y otras naciones por sus políticas represivas en Xinjiang, Hong Kong y el Tíbet. En diciembre, la administración Biden anunció un boicot diplomático de los Juegos Olímpicos de Beijing por el uso de China de trabajos forzados y centros de detención para reprimir a los musulmanes uigures en la provincia occidental china de Xinjiang, así como otros abusos de los derechos humanos.
Llamados para un boicot total de los Juegos se intensificaron después de que la Asociación Femenina de Tenis, que está basada en Florida, suspendió todos sus torneos en China luego de que la tenista china Peng Shuai, tres veces olímpica, desapareció de la vista pública. Ella había acusado a un ex alto funcionario del gobierno de abuso sexual en redes sociales, lo cual los censores chinos de inmediato borraron del internet.
La publicación de Peng fue sin precedentes en un país donde las celebridades profundamente entienden el costo de expresarse o romper las reglas. "Los atletas, las estrellas de cine y los músicos chinos deben quedarse callados", dice el activista chino de los derechos humanos, Teng Biao, un abogado y profesor visitante en Hunter College. "Ellos saben que si critican el partido, lo perderán todo. Y la pérdida es tan inmensa que no tomarán el riesgo".
El gobierno chino ha señalado además que no tolerará protestas de atletas extranjeros durante los Juegos. A mediados de enero, un miembro del comité organizador olímpico de China le advirtió a los atletas sobre decir cualquier cosa que vaya "en contra del espíritu olímpico, especialmente contra las leyes y los reglamentos" y advirtió que hacerlo podría resultar en castigo. Los grupos de derechos humanos internacionales le han aconsejado a los atletas a permanecer callados mientras estén en Beijing, y que no esperen que el COI les proteja si se encuentran en problemas con el gobierno chino. Los organizadores del deporte en los Estados Unidos además advirtieron a los atletas encaminados a Beijing que no dijeran nada que pudiese considerarse controversial antes de o durante los Juegos.
"No podemos opinar sobre nada importante, eso es una idiotez", dice la dos veces medallista de oro olímpico en snowboard, Jamie Anderson, quien competirá en slopestyle y big air en Beijing.
Por todas estas razones, los atletas se encontraron en una situación complicada en el preámbulo a los Juegos. La mayoría de los atletas estadounidenses pasaron los últimos meses evitando responder directamente preguntas sobre los abusos de derechos humanos de China por miedo a perder patrocinadores o ser bloqueados de entrar al país. Pero un traspié por un atleta estadounidense en Beijing viene con un nivel de protección por el consulado de Estados Unidos, el cual podría trabajar para sacarlo del país su fuese detenido. Como ciudadana china, a Gu la pueden sacar de la competición, forzar a entregar su pasaporte o prevenirla de salir del país.
"Competir como nacional china elimina cualquier potencial protección diplomática que otros podrían tener como extranjeros en China", dice Sarah Cook, directora de investigación para China en Freedom House, una organización sin fines de lucro basada en Washington, D.C. que hace investigaciones y defiende la libertad política y los derechos humanos. "Si ella se mete en cualquier tipo de problema, no tiene esa protección".
Gu también está sujeta a los caprichos variables de su gobierno en un momento sumamente delicado en Beijing. Las infracciones que podrían en otros momentos pasar como pequeños pasos en falso se podrían magnificar de forma desproporcionada durante los Juegos Olímpicos. "China no es una sociedad de ley", dice Cook. "Incluso si piensas que te estás quedando en el lado seguro de las líneas rojas, las reglas son arbitrarias, y las líneas están en constante movimiento.
"Digamos que Eileen conoce a Lady Gaga", añade Cook. "Y Lady Gaga fue fotografiada conociendo al Dalai Lama hace [seis] años y alguien decide que eso se pasa de la raya. Es difícil hasta dónde irán en su control. Puede ser así de arbitrario".
La autocensura no es nada nuevo para los atletas chinos. Pero como Gu tiene un pie en ambos mundos, está sujeta a presiones y expectativas culturales en conflicto. Ella atrae a los aficionados estadounidenses y chinos por igual y está bajo el escrutinio de los medios en ambos países. Eso es raro hasta para los atletas más famosos, como Peng, quienes pasan sus carreras casi desconocidos en los EE.UU.
La necesidad de Gu de minuciosamente controlar su discurso ha restringido sus interacciones con la prensa estadounidense y ha limitado cómo sus patrocinadores la promueven en los Estados Unidos. Típicamente, una estrella de estreno se estaría presentando al mundo en historias y campañas publicitarias previas a los Juegos Olímpicos. La estrella del snowboard, Chloe Kim, otra atleta asiático-americana que pudo haber competido por la nación de sus padres, hizo prensa en dos idiomas en los Estados Unidos y Corea del Sur antes de sus primeros Juegos Olímpicos en Pyeongchang. Pero Gu sigue notablemente ausente en los principales medios estadounidenses excepto en las columnas de belleza y moda donde no se espera que conteste preguntas sobre temas geopolíticos delicados.
En el Dew Tour, Gu estaba disponible para la prensa solo brevemente después de sus concursos, y sus representantes pidieron que las preguntas se limitaran a su deporte. En las raras ocasiones en que ella ha enfrentado preguntas sobre el historial de derechos humanos de China, ella se ha negado a comentar. Sus patrocinadores, también, son reticentes a hablar en actas. Red Bull y Oakley se rehusaron a ser entrevistados para esta historia, y después de que The Wall Street Journal preguntó sobre una historia en el sitio web de Red Bull que mencionaba que Gu había en efecto rendido su pasaporte estadounidense, el texto desapareció de la historia sin explicación.
EN COPPER, GU se baja del podio y una multitud de prensa, competidores y aficionados se lanzan hacia ella. Dos hombres que trabajan cubriendo la seguridad del evento aparecen a sus hombros y la guían por una puerta que se aleja del halfpipe. Cuando se acercan a la entrada, dos aficionados vestidos en atuendo de esquiar la detienen y le piden tomarse selfies. "Por supuesto", dice Gu, mientras vira su cabeza en dirección hacia las cámaras de sus iPhones y sonríe.
"No puedo creer que conocí a Eileen Gu", le dice Robert Chai, de 29 años, a su amigo mientras ella se aleja caminando. Nacido en Beijing, Chai viven en Seattle y vino a Copper para un fin de semana de esquiar con amistades que también son chinos. Cuando escucharon que Gu estaba compitiendo, se despertaron temprano para asistir a la competición. "Escuché sobre ella cuando empezó a ser una campeona", dice Chai. "Ella esquía bien y también es muy bonita. Es una chica de ensueño para los chicos en China ahora".
Gu empezó a esquiar a los 3 años, cuando su madre, Yan, la enroló para tomar clases en Lake Tahoe. Queriendo mantener a su hija segura de los choques de alta velocidad de las competiciones del esquí alpino, Yan eventualmente la registró para el equipo de esquí acrobático sin entender muy bien que un día la vería ejecutar trucos sobre vacíos de 75 pies. Como con la mayoría de cosas que intenta, Gu -- quien corrió campo traviesa en la preparatoria, se graduó en tres años y consiguió una puntuación casi perfecta de 1580 en su examen del SAT -- mostró una aptitud para el esquí acrobático. Ella aprendió rápido, capaz de visualizar y aprender trucos complicados en el halfpipe y en el parque de terreno. Conocida por girar igual de bien en ambas direcciones, una clave para ganar altos puntajes en los concursos, las corridas de Gu incluyen trucos que ninguna otra mujer ha hecho, incluyendo un "double cork 1440", el cual compitió por primera vez en un concurso de big air el año pasado.
Gu es también innegablemente vendible. Ella habla con igual desenvoltura y convicción en inglés y mandarín, lo cual es aún más impresionante dado su acento impecable de Beijing. Es una de las mujeres más altas del deporte, de 5 pies 9 pulgadas, y esquía con líneas largas, elegantes. Es confiada de una manera que resulta más sincera que arrogante, y su belleza telegénica se trasmite incluso cuando está compitiendo en un casco y lentes protectores.
Gu compitió en el equipo novato de EE.UU. por aproximadamente un año antes de que se acercó a sus entrenadores a inicios de 2019 y pidió permiso para cambiar de naciones. A diferencia de los atletas que cambian de afiliación de país para poder clasificarse a Juegos Olímpicos, Gu se destacaba ya y se anticipaba que se clasificaría para el equipo estadounidense. El entrenador de U.S. Freeski & Snowboard, Mike Jankowski, dice que el cuerpo de entrenadores, argumentó a favor de Gu y su madre en cuanto a por qué ella debía quedarse, pero también le dijeron a Gu que nunca se interpondrían en su camino. "Tenemos muchísimo respeto por su decisión y la apoyamos al 100 por ciento", dice Jankowski. "Poder honrar su herencia de esa forma es genial".
Desde que se unió a Team China, la imagen de Gu ha sido ubicua en las paredes de las tiendas de artículos de deporte en China y en los anuncios en las paradas de metro y autobús en Beijing. Ella se ha ganado un roster de patrocinadores de élite allí, incluyendo el gigante de la tecnología JD.com, la fábrica y distribuidora de productos lácteos China Mengniu Dairy y Anta Sports, el tercer detallista de artículos de deportes más grande del mundo. En la primavera de 2021, unos meses después de convertirse en la primera novata de los X Games en ganar tres medallas, Anta lanzó su campaña "Sigue Moviéndote" con un video de un minuto presentando a Gu. Una modelo incipiente en China, Gu también ha aparecido en campañas publicitarias para Louis Vuitton y Victoria's Secret, ha aparecido en las portadas de las ediciones chinas de Vogue, Cosmopolitan e InStyle, y ha asistido a la Semana de la Moda en París como invitada de una marca china.
Gu habla a menudo de su visión humanitaria de inspirar a las niñas. Pero su reticencia de expresarse sobre temas como la desaparición de Peng, o reconocer las oportunidades comerciales que su decisión le ha dado, ha hecho que sus colegas to duden de su motivación.
"No hay duda que ella es un talento extremo, extraordinario y de veras he disfrutado verla avanzar el deporte", dice la pionera del esquí acrobático, Kristi Leskinen, quien presionó para el que el esquí acrobático femenino se incluyera en los X Games y en los Juegos Olímpicos. "Pero es conflictivo, y no envidio su posición. Por un lado, ella casi definitivamente no sería la atleta que es hoy sin haber nacido, haberse criado y haber entrenado en Estados Unidos. Pero es igual de difícil imaginar que tendría ni cerca del reconocimiento, los acuerdos de patrocinio o los recursos si no hubiese escogido representar a China. Así que, mientras ella frecuentemente cita la inspiración como su motivación, para algunos es difícil no ver el oportunismo en ello. Especialmente en un tiempo cuando la WTA está suspendiendo sus eventos en China debido al miedo por la seguridad de una atleta femenina".
CUANDO EL COI le concedió a Beijing los Juegos Olímpicos de 2022 en 2015, China anunció un plan ambicioso de construir 800 centros de esquí para 2022 y colocar 300 millones de personas sobre esquíes. Como la mayoría de las naciones que son sedes olímpicas, China también empezó a invertir miles de millones de dólares en el desarrollo de atletas de deportes invernales con potencial de ganar medallas. China ha conquistado solamente 13 preseas de oro desde que comenzó a competir en los Juegos Olímpicos de Invierno en 1980, y en 2018 el patinador de velocidad Wu Dajing ganó el único oro por China. Gu triplicaría el botín de China en 2018 ella sola.
Cuando llegó a Beijing en enero para empezar a entrenar para los Juegos Olímpicos, Gu, quien también utiliza su nombre chino, Gu Ailing, publicó una foto suya comiendo unos dumplings a su cuenta de Weibo, el equivalente chino de Twitter, y recibió miles de comentarios de apoyo en cuestión de un día. Para algunos aficionados chinos, como Chai y sus amigos en Copper, la decisión de Gu de cambiar países significa un cambio global de poder alejándose del dominio estadounidenses y provocando intenso orgullo nacional.
"Eileen aprecia la cultura china y la crianza de su madre", dice Chai. "Ella nació aquí en los Estados Unidos, pero eligió competir por China. Eso es súper gratificante para nosotros. Si ella gana una medalla de oro, será una de las mejores atletas en China, como Yao Ming".
Durante las próximas semanas, cada movida de Gu será monitoreada por el gobierno chino y escudriñado por los aficionados estadounidenses y chinos. Y lo que no diga se escuchará con tanto volumen como lo que diga.
"Eileen ya es lo más grande en China", dice Misra Noto Torniainen, el entrenador personal de Gu y el ex entrenador del equipo de esquí acrobático suizo. "Ella es súper talentosa, pero además trabaja cada día tanto como puede, en todo lo que hace. Ya sea modelando, estudiando, esquiando, ella da el 100 por ciento. Veo que vienen cosas grandes. Ella abre nuevos límites y puede irrumpir en nuevos mercados".
Pero como la situación de Peng ha resaltado, una medalla de oro no le dará a Gu la capacidad de hablar con libertad incluso después de los Juegos. En el otoño, ella tiene planes de asistir al alma máter de su madre, la Universidad de Stanford, donde ha expresado interés de estudiar relaciones internacionales, política pública o periodismo. Y aunque los reflectores olímpicos se disipará, la decisión de Gu representar China tendrá impacto sobre el resto de su vida.
"Es muy difícil para que una chica de 15 años comprenda lo que significa convertirse en ciudadana china", dice Teng. "Ella deberá practicar la censura durante toda su vida".