Los tiempos cambiaron. Milton ya no corre ni tiene el comercio que atendía en Paysandú. Pero su vieja compañera, la bicicleta, lo sigue acompañando. Hoy desde otro lugar. Trasladando conocimientos e intentando que, aquello lo llevó a la gloria deportiva, no muera.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la obtención de la medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, el exciclista Milton Wynants fue homenajeado en el Parlamento uruguayo.
Y mientras los Diputados hablaron y reseñaron su historia, la memoria de Milton se pegó una vuelta por el pasado, recordando sus hazañas.
“La verdad que es increíble, 25 años pasaron de la medalla y parece que fue ayer, porque todos los años la gente me lo recuerda y me lo hace revivir. El tiempo pasa pero eso parece que fue ayer y la verdad que es muy emocionante”, dijo el exciclista en el programa Derechos Exclusivos de Radio Uruguay.
Wynansts ya no tiene su taller de bicicletas. Lo cerró para dedicarse por entero a la docencia en el velódromo que lleva su nombre en Paysandú. Allí trabaja como instructor junto a su señora, Marlene, con chicos que van de los 6 a los 16 años.
“Hace cinco años que estoy trabajando con una escuela de ciclismo departamental y se hace en buena forma, con ganas de que salgan más chicos que fueron los que le dieron vida al velódromo”, expresó en la nota.
El exmedallista agregó: “Se acondicionó el velódromo que estaba en un estado de abandono total. Hace cinco años era tierra de nadie y hoy tenemos un velódromo mucho mejor de lo que estaba. Ahora hay que seguir creciendo, que vengan más chicos, y mejorar las instalaciones porque la realidad a nivel de Sudamérica es que estamos lejos. Hay que ser realistas, no podemos mentirnos, es un velódromo mejorado, pero siendo el más nuevo de Uruguay no sirve a nivel internacional porque tiene 330 metros la vuelta y los actuales son de 250”.
Wynants siguió hablando de su preocupación por fomentar el ciclismo diciendo: “No es fácil enganchar a los chicos, pero a nivel nacional somos los que tenemos más entre los 6 y 16 años. Pero cuesta sí, porque el ciclismo tiene su costo, no es como una cancha de fútbol donde con un par de championes se puede practicar. Acá necesitas materiales, la bicicleta, no es venir solo con un par de championes y para el que no tiene nada nosotros tratamos de conseguirle algo y lo vestimos de ciclista”.
El medallista en Sidney dijo que: “Luego de aquella medalla seguí compitiendo y buscando otros resultados, por ejemplo, en 2001 cuarto en un Mundial en Bélgica, 2002 ganar una Copa del Mundo, 2003 los Panamericanos, 2004 el Mundial de Grecia donde logramos una participación con Margalef en la prueba Madison que es otro logro histórico, como quedar décimos. Entonces me queda esa espina del motivo por el que, después de ganar la medalla, no se continuó camino a Beijing”.
Wynants expresó: “Ahora ya está, arrepentirse es tarde, pero estaría bueno fomentar, buscar apoyo y becas, para incentivar a los ciclistas que no se han dedicado al ciclismo de pista”.
Por lo pronto, el legado de Wynants está latente ya que su hija Luciana, de 23 años, participará en el próximo Mundial.
