No son alucinaciones: Pittsburgh podría constituirse en el equipo sorpresa en la división central de la Liga Nacional.

Si bien el año pasado terminaron con marca de 72-89 y en un lejano cuarto lugar en su división, los Piratas dieron señales de vida al sumar diez victorias más con respecto a la campaña del 2001.

En su tercera temporada en Pittsburgh, el piloto Lloyd McClendon tiene como meta inmediata lograr la foja de 500 y romper así una racha de diez temporadas con saldo negativo que se remonta a 1992.

Para que ello se produzca se necesitan que ciertos planes salgan a pedir de boca.

Uno primordial es el desempeño del antesalista y cuarto bate Aramis Ramírez, quien viene de un año en el que dio varios pasos atrás.

Tras batear para 300 en el 2001, Ramírez solo pudo batear para 234 el año pasado. Su cifra de jonrones cayó de 34 a 18 y su cosecha de impulsadas descendió de 112 a 71.

También se ponchó 95 veces, algo que es un problema endémico en la alineación.

La ventaja de tener a un Ramírez entonado es que ofrece protección a los tres hombres que batean adelante de él: Kenny Lofton, Jason Kendall y Brian Giles.

Sin duda alguna, Giles es el jugador más valioso del equipo y los números no mienten. El jardinero izquierdo ha amasado 149 jonrones y remolcado 438 carreras en sus cuatro temporadas en Pittsburgh desde que fue transferido por los Indios.

El receptor Jason Kendall (283, 3, 44 y 15 bases robadas) está en la misma situación que Ramírez, obligado a saldar una cuenta pendiente tras un año flojo.

El guardabosque central Lofton (261, 11, 52, 29 robadas) será la bujía del ataque y uno de dos ex integrantes de los Gigantes que han encontrado casa nueva en Pittsburgh. El otro es el jardinero derecho Reggie Sanders (250, 23, 85).

El infield de los Piratas fue el peor de la liga en cuanto a producción ofensiva el año pasado y esa fue la razón principal por la que se contrató al primera base Randall Simon (301, 19, 82 con los Tigres de Detroit).

Simon demostró ser un bateador de paciencia en el plato a juzgar por los escasos 30 ponches que recibió en 482 viajes al plato.

Pokey Reese (264, 4, 50) y Jack Wilson (252, 4, 47) seguirán a cargo de la intermedia y las paradas cortas, respectivamente.

El pitcheo de los Piratas mejoró significativamente el año pasado, lo que se reflejó en el descenso del promedio de carreras limpias permitidas, de 5.05 a 4.23.

Un motivo de ello fue el buen trabajo de los derechos Kris Benson (9-6, 4.70), Josh Fogg (12-12, 4.35) y Kip Wells (12-14, 3.58).

Benson lució bien al regresar tras una delicada operación en el codo, mientras que Fogg hizo 33 salidas, la mayor cantidad para un lanzador novato de los Piratas.

La foja de Wells es engañosa si se toma en cuenta el poco apoyo ofensivo que recibió de su compañeros.

Otros dos derechos, Jeff Suppan (9-16, 5.32 con los Reales) y Jeff D'Amico (6-10, 4.94 con los Mets), redondean la rotación.

D'Amico ganó la batalla para ser el quinto abridor, relegando al bullpen a los dominicanos Julián Tavárez y Salomón Torres.

Torres resuscitó su carrera la campaña pasada tras haber estado alejado de la pelota organizado durante cinco años y se fue de 2-1 en cinco salidas.

El taponero Mike Williams fue una de las principales razones por el progreso de Pirttsburgh, al convertir 46 de las 50 ocasiones que se le presentaron para conseguir un rescate.

El resto del bullpen luce fuerte con la presencia de los derechos Brian Boehringer, Matt Herges y el zurdo Scott Sauerbeck.