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Paco Gabriel de Anda: Faltó coordinación en ataque y los cambios revolucionaron al Tri
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LOS ÁNGELES -- México ofreció sus mejores 45 minutos ante el más sólido adversario en el Octagonal Final de la Concacaf. Dando tumbos, resoplando, pero se mantiene de líder, con la generosidad aritmética de ganar siete puntos de nueve posibles.

1-1, el desenlace. Sin duda, muchos más de lo que el Tri merecía por lo hecho en el primer tiempo, pero mucho menos de lo que el Tri merecía por lo hecho en el segundo tiempo.

Parecería que México encontró su mejor equipo disponible para la eliminatoria, a expensas de que en la triple jornada de octubre, pueda contar con Raúl Jiménez y con Hirving Lozano. Pero, al equipo que impuso el control en el segundo tiempo del encuentro, no hay mucho que moverle.

Porque sí, porque la selección mexicana se le escapó de la tumba en la que parecía haberla puesto Panamá en la primera mitad del juego. Y porque lo hizo con los agregados de Andrés Guardado, de Sebastián Córdova y Henry Martín.

Algo quedó claro para todos: México sí tiene jugadores confiables, pero lo que no son confiables, son las desconfiadas, caprichosas y sospechosas selecciones de jugadores que hace Gerardo Martino. Por eso, ¡ya no le muevas, Tata!

Cómo sufrió México en el primer tiempo. Estéril al frente, desordenado en media cancha, y al ataque, sin la más ligera idea de atrevimiento y concepción futbolística.

Panamá fue una genuina Marea Roja en la primera mitad. Para su desgracia, las lesiones terminaron erosionando su funcionamiento, desde la salida de Adalberto Carrasquilla hasta los relevos al medio tiempo de Alberto Quintero y Rolando Blackburn.

Jonathan dos Santos fue el lastre en la primera mitad. Arrastraba a dobles obligaciones a Luis Romo y a Carlos Rodríguez. Y al frente, Funes Mori, asustado, nervioso, y facilitando la marca de los panameños, mientras que Tecatito Corona sólo regalaba jugadas tribuneras, de ésas que engolosinan a los bobos.

Y de esa manera México terminaba siendo un sparring de poca monta, desbordado por la vehemencia, la velocidad y el vértigo de movimientos de los panameños, especialmente por los extremos, y generando por carriles interiores en esa confusión que provocaba Jonathan.

Literalmente, la Marea Roja empezaba a ahogar la desesperada resistencia del Tricolor. Ante el tsunami escarlata, el Tri manoteaba, pataleaba, pero no era capaz de organizarse en la cancha.

En medio de las tan habituales somnolencias de Jorge Sánchez, México ve reventarse uno de los eslabones más sólidos de su cadena: Guillermo Ochoa. Centro raso por derecha. El arquero se tiende, pero ni retiene ni aleja la pelota, sino que la entrega generosa a los pies de Blackburn. 1-0.

Pudieron ser más las penurias mexicanas en el primer tiempo, pero Panamá acusó precipitación, ansiedad, cuando veía la frecuencia con que llegaba a la periferia del área de Guillermo Ochoa, pero sin ser eficiente en la última jugada.

Para la segunda mitad, se combinan dos factores claves en el juego, que terminarían irguiendo de la tumba al Tri, y apagando la furia de Panamá.

1.- ATINÓ EL TATA…

Mientras ya rebotaba con frenesí el #Fuera Tata, los cambios de México le dan ligereza, orden y atrevimiento a México. En 15 minutos, Martín hizo tres jugadas, en beneficio de la segunda línea de ataque, que no ha podido hacer Funes Mori en las tres fechas del Octagonal.

Además, la comodidad, la confianza, el atrevimiento con que se desempeñó Luis Romo, en las sociedades inmediatas con Córdova y Guardado, el equipo mexicano de inmediato lo fueron colocando en posesión y posición de fusilamiento.

¡Ah, pero apareció Manotas! Con tres atajadas espectaculares, el arquero Mejía semejó a arácnido superhéroe, bloqueando los puntos cardinales de su portería. Por eso, todo quedó en el frugal 1-1.

2.- DESTINO CANALERO…

Lesiones inexplicables en tres jugadores clave le desacomodan el esqueleto a la rumbera y festiva Panamá. Sin Carrasquilla, Quintero y Blackburn, la Marea Roja fue quedando en una resaca silenciosa.

En el segundo tiempo, ya no sólo no tenía el control del equipo mexicano, sino que había perdido el balón, y con desesperación y estoicismo recomponía desde el fondo.

La viveza, la astucia, la prontitud ofensiva y en la recuperación de los canaleros, desaparecieron, en esa mezcla citada: las lesiones panameñas y las incrustaciones tricolores.

Para su fortuna, apareció, insisto, Manotas, porque disparos de Córdova, Romo y Martín, lo obligaron a desplazamientos circenses, dignos de Cirque du Soleil.

Y la metamorfosis del Tri, iría repercutiendo en el marcador. Porque arrimaba tantas veces el cántaro de las estadísticas al pozo de la fatalidad, que merecía el premio.

Pujanza, insistencia, claridad, presencia de área, y constante movimientos de un trasformado México para despatarrar emocional y posicionalmente a Panamá, generaron el empate, con un remate de Tecatito Corona, quien, necesario decirlo, pasó del rococó inútil del primer tiempo, a la inquina y el veneno ofensivo en la segunda parte, cuando entendió que, finalmente, ya estaba rodeado de mejores futbolistas.

Ingresan al final, Uriel Antuna, quien poco pesó, y Rodolfo Pizarro, quien ratificó que lo suyo, pero, de verdad, lo suyo, es preocuparse por la MLS antes de que termine exiliado en la USL, donde podría encontrarse pronto con Giovani dos Santos.

Así, México rescata un empate ante el mejor adversario posible en la Concacaf, con esta Panamá de Thomas Christiansen, que sigue obsequiosa, generosa y dispendiosa, intentando hacer el mejor futbol de este conclave conkakafkiano.

En octubre, deberá recibir a Canadá, ya con la tribuna abierta, y de la misma manera a Honduras, a expensas de que #ElGrito no irrumpa como aguafiestas. Cerraría la Fecha FIFA con una muy incómoda encerrona ante El Salvador.

E insisto: ¡Ya no le muevas, Tata Martino!

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LOS ÁNGELES -- Al fin llega Panamá, un rival a modo para México. No se alebreste, lea.

¿Qué tanto puede mejorar el Tri? Dependerá de qué tanto cambie Panamá en el cierre de la primera jornada del Octagonal.

Durante la Copa Oro, Panamá insinuó lo que quiere y lo que puede, con lo que tiene. Ofreció en el 3-3 ante el invitado Catar, uno de los mejores partidos del torneo. Fue uno de los equipos prolíficos, con ocho goles marcados, aunque siete recibidos, incluso aceptó el único gol que marcó Granada en la competencia.

En ese 3-3, explicábamos que ese Panamá vs. Catar tenía un sabor rústico, pero innegable, de ser un enfrentamiento entre egresados de La Masía del Barcelona, Felix Sanchez y Thomas Christiansen, y esos tintes primarios, de intenciones agradables para jugar al futbol, generaron un juego intenso y emotivo.

@FEPAFUTThomas Christiansen, director técnico de la Selección de Panamá.

Entre Copa Oro y el Octagonal Final de Concacaf, Panamá ha aprendido a defenderse. Empató sin goles ante una versión de Costa Rica muy superior a la que se presentó ante México, y después goleó a Jamaica 3-0, ese mismo equipo que cayó 2-1 en el Estadio Azteca y puso a sufrir por momentos al Tri.

Danés de nacimiento, catalán por desarrollo, egresado de La Masía, seleccionado nacional español, Thomas Christiansen ha revolucionado la forma de trabajar en Panamá, e incluso suma ocho partidos invicto en eliminatorias mundialistas, además de que logró modificar las perspectivas de los dirigentes, prueba de ello, conseguir montar su primera burbuja de 40 días en agosto de 2020.

Técnico del Leeds United, antes de la llegada de Marcelo Bielsa, el palmarés de Christiansen no arroja fuegos artificiales, menos aún al compararlo con el del convaleciente técnico de México, Gerardo Martino, pero intenta con su docencia europea, transformar a la Marea Roja, de momento, con anhelos similares a los que provocaron los hermanos Dely Valdés.

Entonces, ¿por qué Panamá es un rival a modo para México? Precisamente porque será el mejor termómetro del Tri.

Más allá de su intento por evolucionar defensivamente, La Marea Roja permitirá más libertades que sus anteriores rivales: una diezmada Jamaica que fue a enconcharse y provocar estertores en el Azteca, y una Costa Rica, que aún sin la habitual rabia pasional con la que le juega a México, poco le permitió generar de futbol.

Por eso, Panamá es un rival a modo. Para que México confirme si el liderato del Octagonal Final es genuino o es consecuencia de resultados accidentales, cargados de cuestionamientos y de dudas. Hasta hoy, ha mostrado muy poquito en el 2021, especialmente con el acoso silencioso, de perder dos finales ante Estados Unidos, una ante su versión “A” (Liga de las Naciones) y otra ante la versión “B” (Copa Oro).

Jugadores y cuerpo técnico de México se han quejado de la forma en que les han jugado jamaiquinos y ticos. Se lamentan de rudezas y de una formación atemorizada. Entonces, el bálsamo a todas esos gimoteos debe serlo el juego ante Panamá.

Más allá de las ausencias de Chucky Lozano y Raúl Jiménez, además de la constelación de vetados por Martino, el Tri no contará con el lesionado Alexis Vega y el suspendido Edson Álvarez, y en espera de saber si la cabecita de Tecatito Corona ya podrá concentrarse o si seguirá divagando sobre su fracasado traspaso al futbol de Italia, que al final parece apestar más a manipulaciones de su promotor que a ofertas genuinas.

Otro bajo observación es Rogelio Funes Mori. Suma cinco goles en 24 partidos entre Rayados y el Tri. Y la supuesta solución goleadora de Gerardo Martino para llegar al Quinto Partido suma un gol cada 191 minutos desde que se sumó como naturalizado a la selección mexicana.

Según reporte de ESPN, en 13 torneos en el futbol mexicano suma siete rachas sin gol, todas ellas en más de 500 minutos, la más grave cuando registró 731 minutos de lamentos antes de un primer festejo. Su gol más reciente con el Tri lo marcó hace 415 minutos. Esa anotación fue ante el diezmadísimo representativo de Honduras en Copa Oro.

Así que la selección mexicana del convaleciente Tata Martino tiene la inmejorable oportunidad de revelar sus capacidades. Sí, Panamá es un rival a modo, porque privilegia el futbol, no ha mostrado, hasta el momento, ni ese recato defensivo ni esa rudeza extrema que tanto inquietan a los jugadores y cuerpo técnico.

Claro, por eso precisábamos: ¿Qué tanto puede mejorar el Tri? Dependerá de qué tanto cambie Panamá su forma de jugar.

Por supuesto que también inquieta y motiva a Panamá enfrentar a México. Una victoria significaría un golpe de autoridad del nuevo proceso, que ha tenido la virtud de comenzar de cero en todos sentidos, como las incorporaciones de Cecilio Waterman y Rolando Blackburn, no bien vistos en anteriores procesos.

Sea cual sea el desenlace, la selección mexicana deberá estar agradecida con Panamá, porque en el último juego de la primera ronda eliminatoria en Fecha FIFA, sabrá cuánto hay de verdad y cuánto de mentira en el liderato que hoy ostenta.

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Espejismo

FECHA
06/09
2021
por David Faitelso
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ESPNDavid Faitelson
 

Dos juegos, dos triunfos, seis puntos, paso perfecto; pero no es la realidad con respecto al nivel de juego de la Selección Mexicana. En algún momento, la era de Gerardo Martino en el equipo mexicano se ha desvirtuado. En el verano, el equipo dejó de ser eficiente, perdió dos finales ante Estados Unidos, y ahora, con victorias, bajo la clara mediocridad de los rivales y del área. Hay otro “peligro” en este mismo sendero: que los “defensores” del negocio estén inmersos en el proceso de “inflar el globo”, es decir, proteger el negocio por encima de cualquier otro aspecto. En medio de esos “peligros”, el de la irrefutable pobreza futbolística de su área y en manos de personajes que solo ven al futbol como dinero y negocio, está el “espejismo” de la Selección Mexicana de futbol…

SAN DIEGO, California.-Aparentemente, no es tan complejo: jugar mejor, para ganar y para crecer futbolísticamente.

Pero hay quienes creen y sostienen que hay momentos en los que se puede o vale la pena “traicionar” la propia ideología del juego en aras del resultado. Y entonces, aparecen frases como: “Ganar como sea”, “las eliminatorias se juegan así”, “ya habrá tiempo de mejorar”. El problema es que ese tiempo se ha vuelto eterno e infranqueable para el futbol mexicano, que se regodea en las eliminatorias de su área futbolística sin ninguna clase de obstáculos y que cuando debe afrontar otro nivel competitivo, en los Mundiales, ve como se desvanecen sus espejismos y enfrenta su cruel realidad.

  México ha ganado seis puntos en sus primeros dos partidos rumbo a Qatar 2022 producto de la mediocridad de sus rivales y no de un futbol propio que nos indique que la era de Gerardo Martino marcha en el camino adecuado. Ni la actuación del jueves en Estadio Azteca ante una debilitada Jamaica, ni la del domingo en San José frente a una Costa Rica débil e impotente, triunfos por la mínima diferencia en ambos casos, llenan las expectativas que se tienen sobre este grupo de futbolistas. A esta altura del proceso, y más allá de las ausencias justificadas o injustificadas de algunos de sus futbolistas estelares, tendría que verse un avance cualitativo en esta selección. Qué quiere, cómo lo quiere y cual es la forma de hacerlo. Algo, sin embrago, parece haberse descarrilado en la era de Martino. Desde el verano, el juego de México ha dejado ser efectivo, perdió dos finales ante los Estados Unidos, y también ha perdido ciertos fundamentos que llegó a mostrar en sus inicios. Parecía que la selección del ‘Tata’ jugaba o intentaba jugar a algo. Hoy, está perdida y maniatada por la necesidad de sacar resultados (puntos).

  Más que el poder del juego de México, hasta ahora, se ha impuesto la debilidad de sus rivales. Es verdad que las ausencias de Raúl Jiménez, de Hirving Lozano y de Héctor Herrera pueden pesar, pero uno esperaría que la Selección Mexicana encontrara las formas de suplirlos y que el nivel de su juego no decayera tanto.

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Imago7La Selección Mexicana suma dos victorias por la mínima en la eliminatoria de Concacaf ante Jamaica y Costa Rica.

Y mientras tanto, aparece la duda que siempre se cierne sobre este panorama: ¿Cómo saber, cómo medir el verdadero nivel del futbol mexicano entre tanta mediocridad y pobreza? La respuesta ha llegado, generalmente, en pleno Mundial de futbol, donde no te alcanza con esa cuota de juego para alcanzar los objetivos de un crecimiento pleno y es, entonces, cuando el futbol mexicano “se cae de la cama” y despierta abruptamente de su sueño. Hoy, podríamos estar inmersos en el tradicional proceso de “inflar el globo”. Muchos antes de ser objetivo futbolístico o deportivo, la Selección Mexicana de futbol es un negocio y, como tal, debe atender a las necesidades propias de la industria. Esa industria establece la necesidad de clasificarse a como de lugar, sin importar las formas, las maneras, los modos que después te darán “las armas” competitivas para cuando el juego escale en nivel. El negocio puede permitirse tal “mediocridad”, pero nunca la posibilidad de perderse un Mundial.

El día en que ello estuvo en predicamento, durante las eliminatorias para el Mundial del 2014, el propio nivel del área se encargó de resolver la situación y clasificar “milagrosamente” a México para Brasil. Se supone que Martino esta preparando a una selección que logre lo que otras no han podido hacer. Trascender internacionalmente. Darle a México el paso de calidad que históricamente se le ha negado. Acercarlo, lo más que se pueda, las grandes potencias del juego. El único sitio donde puede hacerlo es en el Mundial, pero para llegar en condiciones optimas a esa cita debe jugar con un estilo propio y llevarlo a un nivel competitivo importante. La Concacaf no le exige eso. Por el contrario, le permite “navegar” con banderas desplegadas en medio de un mar tranquilo, donde ganas hasta cuando no mereces ganar y donde los espejismos se imponen en aras de “inflar el globo” del negocio, que luego se pincha y revienta dramáticamente cuando trata de atravesar la barrera del quinto juego de un Mundial.

  El espejismo del área. Ganas, eres líder, te aplauden, los defensores del negocio, aunque tu futbol esté metido y sea parte de la mediocridad de la zona. La historia de siempre del futbol mexicano…

  @Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- El realismo rebasa a la realidad: México es líder del Octagonal de Concacaf. Lo confirma imponiéndose 0-1 en Costa Rica. Nada excitante, nada exultante en 90 minutos, a no ser por dos despropósitos chuscos, chaplinescos, jocosos, de Funes Mori. La torpeza que despepita la carcajada.

Para el recuento, para ser estrictos, dos momentos que se originan a partir del penalti atropellado e irrefutable sobre Andrés Guardado. Lo sublime y lo ridículo en un solo personaje.

1.- Orbelín Pineda ejecuta a su izquierda, de manera impecable, suavecito, colocado, inmaculado, mientras Keylor Navas se zambulle en el ridículo, hacia el otro extremo, al tragarse el amague. Fue el epitafio: 0-1.

2.- ¿La segunda postal? El festejo del llamado “Mago de Coyuca de Benítez”. Un bailecito peculiar, como de tango para artríticos o reggaetón para electrocutados o vals de epilépticos. Ni Resortes ni Michael Jackson lo habrían apadrinado. Pero, ahí queda el meneadito, como sello de una festiva población de 14 mil habitantes en la costa de Guerrero.

Fue un juego soso. México hizo lo más intencionado de futbol, que en realidad fue muy poco. No era su responsabilidad. El dueño de casa organizó la fiesta y se olvidó de la música, hasta terminar, lúgubremente, silbando su propio funeral.

El Tri encaró a una Costa Rica que mostró la más pueril de sus versiones. Lo grave no fue su poquito futbol. Lo peor, lo alarmante para su marabunta roja, es que esa rabia, esa fuerza, esa testosterona, esa volcánica pasión, esa furia por jugar ante México, olisquea sólo a cenizas.

Otras versiones de Costa Rica protagonizaban la ecuación perfecta: futbol, personalidad, gallardía y ciertamente esa hosquedad en la marca. Antes eran filibusteros tras la pelota, pero este domingo vimos la versión Barbie de la selección tica. Una pena, para un equipo que muchas veces fue Pura Vida en la cancha.

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Imago7Orbelín Pienda abrió el marcador en Costa Rica.

Tratar de marcar la intención del juego de México es complicado. Tampoco se trata de decir que no juega a nada. Quien arguye esto, es que no tiene idea del juego, aunque a veces sí ocurra.

Pero, el Tri fue muy rústico. Tesonero, sin duda. Superior, a partir de que Andrés Guardado y sus centurias a cuestas, y la pujante Juventud de Carlos Rodríguez, ganaban siempre los balones en media cancha y evitaron los soponcios, con evidentes sobresaltos por imprecisiones de Edson Álvarez y Néstor Araujo, y precipitaciones del Cachorro Montes.

Destacable lo de Guardado, porque a pesar de la rebeldía de su físico cansado, y la artrosis en ambas rodillas, defendió orgulloso la imagen perenne de ser un caudillo del Tri, mientras que, en el otro extremo, Tecatito Corona volvió a la versión timorata, esa, la del jugador anestesiado, que ni intenta, ni crea, ni propone, ni genera, sólo transita en el anonimato y la indiferencia.

Cuidado: la superioridad evidente de México, tampoco es la referencia inequívoca de un nivel futbolístico de quilates. Absolutamente. Hizo lo necesario para ganar, más allá de que el silbante estadounidense, terminó estafando a los ticos, al no marcar una clara mano de Edson Álvarez.

Lamentable la lesión de Alexis Vega. Hasta este lunes se podrá determinar el deterioro en el tobillo derecho. El diagnóstico más reservado, a la entrega de este texto, habla de cuatro semanas, y que podría perderse incluso la Fecha FIFA de octubre.

En los movimientos, llegará el momento en que, finalmente, Gerardo Martino desde su convalecencia en México, tome la decisión de prescindir de Rogelio Funes Mori. Este domingo, desacertado de nuevo, con una oportunidad inmejorable ante Keylor Navas, el Mellizo se atolondró, se acalambró, tal y como las páginas negras de River Plate y Monterrey lo consignan.

En recuento de @golesycifras, la estadística se actualiza y enerva: Funes Mori ha marcado sólo cinco goles en los últimos 24 juegos con Rayados y la selección mexicana. Marcó tres en la Copa Oro: dos ante los vacacionistas arrejuntados de Guatemala, y uno ante la selección desmantelada de Honduras.

Curioso que la palabra que asustaba en la era de Juan Carlos Osorio, esa, la de “rotaciones”, se ha convertido en la mecánica de rescate de esta selección mexicana.

Ahora, el Tri viaja a Panamá, que aplastó a domicilio a Jamaica (0-3), la misma que terminó cayendo 2-1 en el Estadio Azteca.

Al final, la frase de Vince Lombardi es un himno para los conformistas: “Ganar no es lo más importante, es lo único importante”. Y la prole del Tata lleva números perfectos.

De momento México marcha de líder, con seis puntos, por cuatro de Panamá, mientras Honduras, Canadá, El Salvador y Estados Unidos, suman dos unidades; Costa Rica tiene un punto, y Jamaica, afectado por la ausencia de 12 jugadores por protocolo COVID-19, marcha al fondo sin unidades.

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LOS ÁNGELES -- Tienen razón: al Mundial, en este caso Catar 2022, ya no se clasifica “caminando”. Ni siquiera en el páramo futbolístico que es la Concacaf.

Tienen razón Guillermo Ochoa y Yon de Luisa. Ya no se consigue el salvoconducto a un Mundial caminando, pero tampoco se debe conseguir de rodillas, recurriendo a la mendicidad futbolística.

“Caminando”. El término lo acuñó Ricardo La Volpe, en su gestión al frente de Mexico rumbo a Alemania 2006. ¿Que en el Mundial fue un desastre en fase de grupos? Indudablemente y es tema aparte. En el proceso clasificatorio, ciertamente, cumplió.

Imago7Ochoa dijo que los equipos del área buscan ventajas para poder sacar el resultado, pero muchas veces no son las más deportivas.

Los números de La Volpe fueron abrumadores: 85 por ciento de efectividad; 67 goles en 18 partidos; sólo un empate y dos derrotas, una de ellas ante Estados Unidos en Columbus, y la otra en Puerto España, ante Trinidad y Tobago, una derrota, por cierto negociada, amañada.

El mismo técnico argentino reconoció que recibió la sugerencia de perder ese juego, aunque damnificara a Guatemala. “Para no tener problemas, dijimos, contra el equipo del que maneja la Concacaf (Jack Warner), mejor no tengamos problemas”, explicaría textualmente La Volpe años después.

Esa derrota envió a México como segundo de la eliminatoria de Concacaf. ¿Era necesario perder ante T&T? Sí. La Concacaf, a través de Chuck Blazer y Jack Warner, evitó la inhabilitación de México por dos años, tras los dopajes de Salvador Carmona y Aarón Galindo en Copa Confederaciones, y la posterior reincidencia de ambos.

“Les dijimos (a Justino Compeán y Alberto de la Torre): ‘Ustedes no hablen, ustedes calladitos, nos encargamos nosotros’, y salvamos a México ante el comité de FIFA en Zurich”, relató Chuck Blazer, entonces vicepresidente de Concacaf, a este reportero. Y, claro, favor con favor se paga. T&T acudiría a Alemania 2006, dejando a un lado a Guatemala.

“Caminando”, prometió La Volpe. En septiembre de 2016, al ser presentado con el América, el arrogante y polémico técnico argentino endosó el mérito de ese logro a Caty Camacho, arquitecta, especialista en Feng-Shui, mentalista y feligrés de la Metafísica, aunque los jugadores, simplemente, la llamaban “bruja”.

“Gracias a ella, a su aportación que hubo al grupo, pasamos caminando (el Hexagonal), porque también hay que ponerla a ella, porque yo veo a otros psicólogos y no llegan ni a la mitad de las metas”, dijo La Volpe.

No todos los jugadores estaban de acuerdo. Paco Palencia narraba a este reportero cómo los llevaron de madrugada, por instrucciones de Caty, a cargarse de energía cósmica a Teotihuacán, además de otros rituales que hicieron, refunfuñando y a regañadientes. O Claudio Suárez explicando que debían llevar una cadenita de sanación en un tobillo.

Jesús Arellano fue implacablemente burlesco en su cuenta de Twitter hacia esas prácticas. “Un día en la concentración nos hizo escribir nuestros miedos y después enterrarlos en un ataúd, hicimos todo un velorio, caminamos con el ataúd por todo el campo y lo enterramos. Hasta Cavaron el pozo. Jaja. Iban 2 con una campana y echando humo jaja”.

“Un día con una chamana o algo así, nos llevaron a las pirámides de México dizque a recargar energías Jaja y estábamos como 'weyes' soplando hacia el sur, hacia el norte con los ojos cerrados”, reveló el Cabrito años después.

Pero, tras el proceso de La Volpe, México tuvo dos eliminatorias funestas. Para Sudáfrica 2010 debió llegar Javier Aguirre a resucitar al muerto, y para Brasil 2014, Miguel Herrera entró de bombero al repechaje ante New Zealand.

“Caminando”, y tienen razón Ochoa y De Luisa. Para un futbol mexicano, que exuda corrupción, e invadido de extranjeros de medio pelo, con pocos clubes dedicados a formar jugadores de raza, eso de pasar “caminando” se ha vuelto una amenaza que aterroriza a los mismos jugadores, y eso explica la reacción del portero del América.

“Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco. Y la exhibición de México ante Jamaica sólo engendró dudas. El Tri tenía ausencias, algunas misteriosas, oscuras, sospechosas, como la del Chucky Lozano, y hasta la del demorado Tecatito Corona.

“Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco. Y ante Jamaica quedó en evidencia que las tres giras por Europa sirvieron de poco o nada. Gerardo Martino es el primer entrenador de una selección nacional que tiene semejante privilegio: tres periplos de preparación, y en plena pandemia, para armar un equipo competitivo. Y Jamaica, sin 12 de sus jugadores de mejor nivel, lo desnudó.

“Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco. Parte de la afición mexicana se aferra al consuelo momentáneo de ver al Tri como cabeza del Octagonal Final de la Concacaf, que, recordemos, dejó de ser Hexagonal, como parte de un subterfugio, de una trampa de la misma Concacaf, para resucitar a Canadá, debido, por supuesto, a que el presidente (que preside pero no manda) del organismo es un canadiense (Víctor Montagliani), y que este país será una de las tres sedes del Mundial 2026, junto con Estados Unidos y México.

“Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco. Porque México no ha mostrado compostura futbolística en 2021. Incluso, pierde la Final de la Liga de las Naciones y la Final de la Copa Oro ante Estados Unidos, en el primer caso ante el equipo “A”, y en el segundo ante el equipo “B” de EEUU.

“Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco. Y más allá de la cadena de vetos impuestos por Yon de Luisa y Tata Martino (Arteaga, José Juan Macias, Chicharito, Carlos Vela, Carlos Salcedo, ¿Chucky Lozano?, y otros más), para los partidos ante Costa Rica y Panamá, el técnico no viaja a esa gira y deja a cargo a Jorge Theiler, quien ha tenido desavenencias con varios seleccionados, la más evidente, al hacerse pública, con Carlos Salcedo, a quien le pega tremenda gritoniza y humillación. El auxiliar de Martino ha sido tachado como prepotente y déspota al interior del Tri.

Por eso, Guillermo Ochoa y Yon de Luisa deben entenderlo claramente: “Caminando”, no; pero de rodillas, tampoco.

Recordemos que la Federación Mexicana de Futbol recibirá un bono especial de la casi treintena de patrocinadores que tiene repartidos entre México y Estados Unidos, si, y sólo si, logra meterse como una de las ocho cabezas de grupo para el Mundial de Catar. Y como se garabatea el escenario, Estados Unidos podría comerle el mandado.

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LOS ÁNGELES -- La pertinaz lluvia y el sombrío silencio y abandono del Estadio Azteca, fueron un marco casi siniestro para que México debutara en un desilusionante, preocupante, alarmante, inquietante y poco seductor triunfo por 2-1 ante Jamaica.

Ojo: la victoria puede ser peligrosa. Puede ser una cortina traicionera de humo, que sirva para que se oculte la paupérrima exhibición del Tri. El sofoco pudo ser grave, de no ser por el gol de Henry Martín al ’89.

Con doce ausencias en la nómina inicial considerada por Jamaica, los caribeños de Theodore Whitmore, pusieron en ridículo a una selección mexicana, ofuscada, miope, repetitiva, atolondrada, lenta y pobre de ideas, y que además dejan un preámbulo de histeria de cara a las visitas inmediatas a Costa Rica y Panamá.

Ayer, la ecuación del fracaso fue completa para México. Porque si bien Jamaica montó una caja de caudales desde el arranque, México careció de una propuesta, de un plan, de un proyecto futbolístico, para desarrollar en la cancha.

No hubo misterios. Ni tenía porqué haberlos. Esta versión entre “B” y “C” de Jamaica arrejuntó a sus arrejuntados en una sólida trinchera, con la misión de estorbar, y la esperanza trémula, exigua de finiquitar una hazaña con un contragolpe.

Después de la afeitada perpetrada por el futbol de Inglaterra en la nómina caribeña, los jamaiquinos se olvidaron de heroicidades y se concentraron en la supervivencia.

Dos muros de cuatro hombres que se convertían en uno de ocho, fue el tan burdo como eficiente recurso en el primer tiempo para Jamaica, pero además, obligando a sus atacantes nominales, a hacer labores extenuantes de persecución, estorbo y marca.

Pero tuvieron un cómplice enfrente: México. El soso, lastimero, insultante 0-0 del primer tiempo, también se debió a que el Tri fue un prolongado y lánguido lamento durante los casi 50 minutos que duró la tortuosa primera mitad.

México conectada y reconectaba, pero sólo en las zonas grises, en los espacios muertos de la cancha, y todo cortesía de una complaciente y acechante selección caribeña, que comcedía la posesión y el traslado de balón sin ceder terreno en las zonas de riesgo.

A pesar de esa perseverante obsesión jamaiquina, México es capaz de generar una inmejorable posibilidad de gol. Sin embargo, Funes Mori, en un servicio medido, cómodo para el remate franco, elige ridiculizar su estampa, encoge el cuerpo y el remate refleja que es un Mellizo de sus temores en los momentos cruciales.

Desesperados, desordenados, los mexicanos eran demás repetitivos, sin que desde la banca al menos llegaran indicaciones obvias, para forzar espacios a la segunda línea de ataque y los disparos de media y larga distancia.

Confusión, pues, absoluta, al cierre del primer tiempo. Ni claridad en la pizarra de Gerardo Martino, ni claridad en los jugadores para idear una alternativa ante la doble trinchera jamaiquina.

El segundo tiempo trae ajustes para México. Martino reacomoda en posiciones a Alexis Vega, Sebastián Córdova y al Piojo Alvarado, para generar relevos sin que los estorbe Funes Mori.

Y entre los ajustes y una alta dosis de fortuna, México encuentra el 1-0. Rechace que pepena violentamente Alexis Vega abajo a la derecha de Blake, luego de unpar de magues que l limpian la zona.

Poco duraría la felicidad mexicana. Poco, además, porque en dos jugadas en el área, a Funes Mori, el Mellizo del ridículo, le entran estertores y escalofríos, y en dos ocasiones dispone de posición y posesión precisa para el gol. Pero arruga y entrega, precipitado y forzado, pases que no son aprovechados por Alvarado y Córdova.

Y Jamaica entiende que el gol de México ha puesto más nervioso al Tri. Y elige, entonces, al darse cuenta que se estaba asustando nomás con la zalea del tigre, y apuesta por el atrevimiento.

Contragolpe jamaiquino de dos hombres, el servicio profundo es un flan para cualquier defensa, excepto, claro, para el patidifuso y “paticonfuso” Jorge Sánchez, quien al intentar despejar, lo hace tan mal, que es un buen servicio para que Shamar Nicholson, pésimamente marcado por César Montes. El jamaiquino, sin miramientos, fusila a Guillermo Ochoa. 1-1.

Buscando respuestas, Martino ingresa al ‘74 a Orbelín Pineda y a Uriel Antuna, por Sebastián Córdova y Roberto Alvarado, pero la revelación de que el técnico actuaba por convulsiones de la desesperación, ocurre cuando ingresa Henry Martín por Alexis Vega, hasta ese momento mucho más incisivo y claro de ideas y dinámica que Funes Mori. Quedaba claro, que con tal de proteger a su paisano, deja fuera al jugador de Chivas.

No cambió la historia. México regresó a lo repetitivo, a simplificarle el trabajo defensivo a Jamaica, hasta que el minuto 89, Henry Martín pesca un potente remate para el 2-1 que parecía tan lejano como inmerecido.

Un victoria del Tri, que puede ser tan peligrosa, como se pretenda ignorar la triste exhibición en el lúgubre escenario de un Estadio Azteca vacío.

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LOS ÁNGELES -- México inicia su vía crucis rumbo a Catar y Guillermo Ochoa busca tenazmente su quinta Copa del Mundo. Un paraninfo al que acuden pocos: Antonio Carbajal, Rafa Márquez, Lothar Matthäus y Gianluigi Buffon.

Catar 2022 puede albergar a otros más “pentacoperos”: Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Andrés Guardado, a quien las lesiones lo amenazan día con día. Buffon, aún en activo, trata desesperadamente de ser el primero en jugar seis mundiales.

Cierto: es diferente acudir a cinco mundiales que jugar en cinco mundiales. Guillermo Ochoa jugaría en Catar 2022 apenas su tercer mundial. En Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 reposó ansias y ansiedad en la banca, detrás de Oswaldo Sánchez e, inesperadamente, del Conejo Pérez.

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Getty ImagesGuillermo Ochoa se ha convertido en un pilar importante de la Selección Mexicana.

Ochoa llegaría de 37 años a la cita de Catar. Es, hoy por hoy, un intocable en los listados de Gerardo Martino. José de Jesús Corona ha quedado relegado, mientras que Alfredo Talavera sigue como su leal escolta. Detrás de ellos, sólo arqueros inconsistentes.

El arquero de las Águilas del América sigue al pie de la letra los secretos de la longevidad deportiva, sin olvidar pecados que pusieron en riesgo su continuidad con el Tri, como el famoso brunch neoyorquino con reverberaciones en San Antonio.

Él mismo ha dicho que en Catar espera cumplir dos ilusiones paralelas: acudir a su quinto mundial y que México, finalmente, llegue al paraíso prohibido del Quinto Partido.

“Mi ilusión es poder jugar un tercer mundial, poder estar en mi quinto mundial. Mi sueño es poder dar ese paso que no hemos podido darlo (jugar el quinto partido); tengo ganas de volver a intentarlo. Creo mucho en el equipo que tenemos, en la selección que tenemos”, declaró Ochoa a CNN.

Hay una estampa que estalla como una escenografía visual, acústica e inmortal, al citar a Guillermo Ochoa. Mundial Brasil 2014. Cuando se convirtió en la fortaleza de México en la ciudad de Fortaleza, en el Estadio Castealo (“Guardián” en Portugués).

Seis disparos a gol, a quemarropa algunos, por parte de la selección anfitriona. Pero, hubo un momento especial, sublime, tan épico que de inmediato generó la comparación con aquel salto, con aquel acto de levitación de Pelé ante Inglaterra en el Mundial México 70. El testarazo brutal de O´Rei y el lance imponente de Gordon Banks. La mejor atajada en la historia de las Copas del Mundo.

Fue un remix. Una versión actualizada. Dani Alves por derecha, al epicentro. Neymar salta, rebasa la marca de Rafael Marquez, y pepena, con seco cabezazo, un balón que llevaba el sello de entrega inmediata a la red de México.

“Instinto”, explicó Guillermo Ochoa al término del partido y tras ser declarado el mejor jugador de la jornada.

“Creo que sí viene siendo el partido de mi vida, hasta el momento. Había tenido partidos así, pero no se compara hacerlo en un Mundial, contra el local Brasil, contra el máximo ganador de Mundiales, el candidato a campeón, no es fácil, y sí, estoy contento de hacerlo en un marco así”, declaró Ochoa tras la nominación.

Debió ser algo más. Porque en esas milésimas de segundo, entre el frentazo de Neymar y la mano derecha de Ochoa, se hizo ese ruido ominoso del silencio patibulario, como en el vacío subyugante de las tragedias, como en el abismo sordo de las desgracias.

Media barriga de la pelota había rebasado la línea. La tribuna poblada de muecas. Los brasileños pasan, incrédulos, del gesto festivo al desencanto; los mexicanos, incrédulos, del desmayo a la exultación. Tras la acrobacia desesperada de Ochoa, un largo bufido, gutural, usurpa el espacio del orfeón del gol.

Rafa Márquez toma el rechace y abre a su derecha. Neymar es una estatua hecha con la pesada sal de la incredulidad. Ochoa se pone de pie, palmea para sacudir sus guantes. “Venga, el que sigue”, parece decir, mientras estentórea y admirada, la muchedumbre de más de 60 mil fanáticos, contempla al arquero de azul celeste y rizada melena

La mímica de Babel ante los milagros inexplicables, serpentea entre la tribuna. La frase se repite: “No todos los héroes usan capa”.

Aquella actuación del portero mexicano escaldó a los brasileños. Tanto que, después de que el Scratch de Ouro elimina al Tri en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, se desató un tsunami de memes en Brasil, sintetizados todos en uno: “Si Memo llora, yo estoy feliz”. Una espina muy clavada en el corazón amazónico.

Pero esa brújula impecable bajo el arco no funcionó mientras Guillermo Ochoa transitó por Europa. En Francia, el Ajaccio lo convirtió en un carpa de tiro al blanco. Terminó siendo el mejor arquero de la Liga, sólo detrás de Hugo Lloris, y el número en atajadas, no sólo en esa competencia, sino en todo Europa.

Descendido el Ajaccio, su paso por el futbol español fue poco benigno. Ni en Malaga ni en Granada encontró un horizonte competitivo. Antes de repatriarse en el América, cosechó varias nominaciones como el jugador del mes y del torneo en el Standard de Lieja, además de ganar la Copa de Bélgica.

Sin embargo, con la selección mexicana ha debido cargar con humillaciones. La más dolorosa, el 7-0 ante Chile en la Copa América Centenario, además de recibir cuatro ante Alemania en la Copa Confederaciones Rusia 2017, y otros cuatro ante Argentina en un amistoso. A nivel club, con el Granada cargó un 7-1 ante el Real Madrid.

Pero, en esa historia atropellada, incomprendida, martirizada, solitaria, como es el oficio de los guardametas, los desastres mencionados ocurren como reflejo del equipo, y sobreviven, por encima de esos desastres, las atajadas ante Brasil y Holanda en Copas del Mundo, además de otras heroicidades en Copa Oro.

Con ese equipaje, Guillermo Ochoa buscar acudir a su quinto mundial y jugar en una tercera Copa del Mundo. La travesía no será fácil. México arranca el escabroso camino este jueves ante Jamaica dentro del Octagonal Final de la Concacaf, con un veto impuesto al Estadio Azteca, y sin jugadores clave como Hirving Lozano y Raúl Jiménez.

Sin embargo, el arquero americanista está dispuesto a perseguir esa utopía futbolera: llegar a su quinto mundial y que México cruce el umbral vedado, semiclandestino, ese, el del Quinto Partido.

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LOS ÁNGELES -- Vaya itinerario: Jamaica, Costa Rica y Panamá. Si fuera gira turística sería fascinante. Tres destinos paradisíacos. Pero son encerronas, las dos últimas de alto riesgo para la selección mexicana de futbol.

Lúgubre el primer enfrentamiento: un Estadio Azteca vacío, castigado. Si fuera turismo, todo comenzaría en la Playa Siete Millas en Negril, al oeste de Jamaica. Sin embargo, la cita es un atolladero en las guerras intestinas de la Concacaf. Y mudo, pues, el Coloso de Santa Úrsula.

Cierto: Jamaica tendrá un equipo parchado. Sus mejores hombres juegan en Inglaterra, entre la Premier y la Championship. Ahí se quedarán varados, al igual que el Lobo Mayor de México, Raul Jimenez. Restricciones por Covid-19.

Gerardo Martino
Imago7Gerardo Martino finalmente vivirá su primer compromiso eliminatorio con el Tri

México tiene fauces de mastín, para la zona en que juega. Pero llega chimuelo a esta cita. Sin Chucky Lozano, sin Jiménez y sin Tecatito Corona, quien alega urgencia por definir su futuro en el futbol de Europa.

En el fondo, México tiene boquetes. Johan Vásquez no viaja por lesión. Gerardo Arteaga y Carlos Salcedo se sumaron a la lista de vetados del Tri, en la que ya vegetan Javier Hernández, Carlos Vela, Hiram Mier, Miguel Layún, Erick Gutiérrez y otros más.

Vaya colección perversa de Gerardo Martino: tiene más vetados que soluciones con el Tri. El tipo bonachón de las ruedas de prensa arrastra desplantes autoritarios desde que dirigió a Argentina, con desavenencias funestas con Lionel Messi y su corte.

Además, Héctor Moreno se niega a ver que su fecha de caducidad en la cancha ya llegó, mientras que Héctor Herrera, entre la inconsistencia y su fragilidad, queda fuera junto con Diego Lainez, cuyo tobillo quedó descalcificado y descalificado en Juegos Olímpicos.

El panorama no mejora debido a los antecedentes inmediatos. Los dos sopapos recibidos por parte de Estados Unidos, con el equipo A en la Final de la Liga de las Naciones, y el equipo B en la Final de la Copa Oro, confirmó que al Rey Tuerto de la zona de ciegos le han perdido el respeto, y que si alguna vez fue el gigante a vencer, hoy es un esperpento al que viste, aunque modestamente, ganarle.

Las ausencias de Jamaica privarán la versión incómoda, por momentos agradable, que se vio en la Copa Oro. Es un bocadillo servido a domicilio en la inmensidad fastuosa del Estadio Azteca, que de estremecerse habitualmente por la ebullición estentórea en juegos eliminatorios, ahora estará sumido en el absoluto silencio.

Su afición se descogotó y de desgañitó tanto con #ElGrito, que fue sometida al silencio absoluto. ¿Aprendió la lección? Ya verá Usted que no, cuando México reciba a Canadá el 7 de octubre en el mismo Azteca.

Y recuerde que cualquier exabrupto ese día, lo estará zopiloteando, lo estará monitoreando el canadiense Víctor Montagliani, presidente que preside pero no manda en Concacaf, y que es el principal vigía contra el alarido que él mismo, por razones personales, identificó puntualmente como “homofóbico” ante la FIFA. “Para mí no es folklore mexicano”, ha dicho.

No crea Usted que hay un gran pesar en la Federación Mexicana de Futbol por las taquillas congeladas, por ese veto. Los que estarán ausentes en la tribuna estarán apoltronados engordando los ratings de la madre celestina que regentea al Tri. Para el patrón de Yon de Luisa, es más provechoso un televidente que un tipo en la tribuna.

Por cierto, no le extrañe que en caso de mantenerse o empeorar los estragos por Covid-19 en México en octubre, y llegar a alerta roja, la selección de Canadá considera plantear como un riesgo viajar y jugar en el Estadio Azteca. El bajo índice de vacunación y la propagación de la Variante Delta darían una buena excusa a Montagliani para interponer una apelación.

Pero, en lo futbolístico, México está obligado a ganar, gustar y golear ante el debilitado representativo jamaiquino. El grupo de jugadores convocados tiene a futbolistas en ritmo competitivo, y que han trabajado ya con Gerardo Martino, conocen los requerimientos, y además, tendrán la posibilidad de borrar la eventual nostalgia por los ausentes, ya se deba a lesiones, protocolos sanitarios, o vetos totalitarios de dictadorcillos en turno.

Sin duda, los dos siguientes encuentros serán más complicados, más allá de que ya Costa Rica y Panamá han expuesto un par de ausencias importantes.

El principal problema es que tras las zangoloteadas que ha recibido México recientemente en torneos oficiales ha llevado a que sus adversarios de la zona conkakafkiana le pierdan el respeto, especialmente sabiendo que no encontrarán favoritismos arbitrales en esta fase eliminatoria, como suele ocurrir en los torneos formales de la zona, disputados en Estados Unidos.

El rival que alguna vez despertó temores, hoy despierta alicientes para vencerlo. De entrada, Jamaica sabe que se mete a la trinchera del Tri, pero que ya no le intimida como un silencioso e inofensivo testigo con la epidermis de cemento maquillada con el camuflaje cromático de la impotencia.

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ESPNDavid Faitelson

No es el escenario ideal, y es que pareciera, que Gerardo Martino tuvo tiempo para prepararse y suplir al delantero del Wolverhampton inglés, pero no así, por la premura y también por condiciones al futbolista del Nápoles de Italia. Sea como sea, México arranca este jueves su camino hacia tierras mundialistas y lo hace con dos ausencias notables, pero también con una de las generaciones futbolísticas más ricas en talento y características que se recuerde. Martino tendrá que encontrar los nombres y los métodos para que la Selección Mexicana extrañe, lo menos posible, a Jiménez y al “Chucky”.

SAN DIEGO, California.- Ni en el peor de sus malos sueños, Gerardo Martino esperaba que se vería forzado a comenzar las eliminatorias mundialistas sin Raúl Jiménez y sin Hirving ‘El Chucky’ Lozano. Los dos parecían, y creo que, a pesar de todo, parecen todavía; elementos imprescindibles en su alineación. Tendrá que iniciar sin ellos…

La eliminatoria esta aquí, y además del tormentoso verano que afrontó la Selección Mexicana, ahora debe encontrar la manera de competir sin sus dos mas relevantes figuras. Jiménez esta inmerso aún en un delicado proceso de regreso a las canchas tras la dura lesión que sufrió hace casi 9 meses en un juego por la Liga Premier de Inglaterra, y el delantero del Nápoles también esta en un proceso recuperación, aunque ya juega en la Serie A, tras una fuerte colisión que sufrió en el inicio de la Copa Oro en este verano.

En el tema de Raúl Jiménez, el llamado ‘Tata’ parece haberse preparado con el naturalizado mexicano Rogelio Funes Mori, una garantía de gol en los últimos 5 años en el futbol doméstico con los Rayados del Monterrey. En el caso de Hirving Lozano, dicho por el propio Martino, es prácticamente imposible encontrarle un símil futbolístico. “Lo más parecido que tenemos a él es Uriel Antuna”, dijo el entrenador cuando recién ocurrió la lesión en plena competencia de la Copa Oro. En aquel momento, el futbolista de Chivas estaba con la selección olímpica. Hoy, Martino cuenta con Antuna, pero sabe muy bien que aún con la mejor versión del futbolista del Guadalajara, no ofrece las mismas condiciones de juego que Lozano puede y debe darle a la Selección Mexicana.

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Getty ImagesRaúl Jiménez es, junto al Chucky lozano, una de las grandes ausencias de México para el octagonal.

Nadie esperaba que la situación se diera de esta forma. En ambos escenarios hay un golpe poderoso sobre la humanidad del futbolista y otro golpe de realidad: la selección los va a extrañar. La única cuestión que queda por saber es qué tanto los va a echar de menos.

El llamado ‘Tata’ tiene en sus manos a una prodigiosa generación de futbolistas mexicanos. De la lista inicial de jugadores que afrontarán el camino a Qatar, afectada por los temas del COVID-19 y la renuencia de las más importantes ligas europeas para ceder a futbolistas, Martino ha llamado a casi una docena de elementos que recientemente fueron la base de la selección que obtuvo el bronce en los Juegos Olímpicos. Es decir, ha logrado una mezcla entre la selección mayor, precedida de dos fracasos en el verano, y el equipo que logró dirigir con éxito Jaime Lozano en Tokio. Esa “sangre nueva”, identificada en futbolistas como Alexis Vega, Sebastián Córdova, Uriel Antuna, Luis Romo, César Montes, Carlos Rodríguez y Roberto Alvarado, además de Diego Lainez y de Johan Vázquez que no podrán acudir por lesiones, debe significar el impulso que tanto necesita esta generación para afrontar el gran reto de una selección competitiva en la cita de Qatar. Hay, nuevamente y quizá como nunca, material de gran calidad para aprovecharse. Ello puede, de algún modo, mitigar la ausencia de Jiménez y de Lozano.

México sigue siendo favorito en el inicio del camino a Qatar 2022, más allá de su innegable fracaso en el verano y de las bajas que afronta por situaciones propias del juego. No va a ser, de ningún modo, sencillo suplir las ausencias de tan connotados futbolistas, pero cuando “una puerta se cierra, se abre otra”, y a partir de ahí, este “hueco” que dejan los futbolistas mexicanos podría ser bien canalizado por Martino y aprovechado por otros en el plantel. México nunca dependió y no depende hoy tampoco de sus individualidades. Depende de un plantel, de un equipo y ello debe mostrarse a partir del jueves por la noche sobre la cancha del Estadio Azteca.

 @Faitelson_ESP

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LOS ÁNGELES -- Inglaterra y España yerguen un muro. La Liga Premier y La Liga de España, como castillos feudales, cierran sus puertas y advierten que no prestarán futbolistas para la Fecha FIFA de septiembre. Y tal vez, tampoco en octubre ni en noviembre. Conmebol llora, Concacaf jadea y África sufre.

Alemania, Italia, Holanda, Francia y Portugal observan. Sus ligas aguardarán prudentemente el choque de colosos: la Premier y LaLiga contra la FIFA, mientras la UEFA se agazapa. “Entre mulas, nomás las patadas se oyen”, se dice en México.

La Conmebol tiembla. Y a la espera de que Francia no se una a este frente opositor. De hacerlo, porque motivos hay, Messi, Neymar, Di María, entre otros, quedaría enclaustrados. Argentina, por ejemplo, sólo tiene dos seleccionados de su propia liga: Franco Armani y Julián Álvarez, y ninguno es titular.

¿Y Concacaf? De aumentar el número de países europeos en esta prohibición, Estados Unidos sería, en volumen, el más afectado. Mientras tanto, México se quedaría chimuelo. Raúl Jiménez no viajaría, mientras que el Chucky Lozano y Tecatito Corona están en el balcón de la incertidumbre. Canadá perdería a dos de sus referentes: Alphonso Davies y Jonathan David.

Además, México extrañaría a Héctor Herrera, Édson Álvarez, Johan Vásquez y Diego Lainez, porque Andrés Guardado y Néstor Araujo, el primero por lesiones, y el segundo por su nivel de juego, dejaron de ser imprescindibles. ¡Ah, sí, y el desaparecido J.J. Macías!

Insisto: Francia, Holanda, Alemania, Portugal e Italia, observan la zacapela que con base en boletinazos y memorándums, se ha desatado entre los oficiosos de Inglaterra, España y Zurich. Gianni Infantino ya amenazó sobre “las consecuencias de su posible incumplimiento”.

¿A qué le teme más Infantino, al poder económico y competitivo de la Premier y LaLiga, o al número de votos de África, Concacaf y Conmebol? Por supuesto que le preocupa más la compra y venta moral o inmoral de sufragios. El voto de Montserrat y sus casi 6 mil habitantes, pesa tanto como el de la Reina y la fastuosidad de Buckingham.

La Conmebol ya se querelló ante FIFA. ¿Concacaf? Con su actitud ratonera y oportunista, deberá estar aguardando, atemorizada, antes de alzar la voz. Recordemos que es y ha sido, la más servil de los serviles a la dictadura de FIFA. Aclaro, servil, no servicial.

¿Qué nivel de competencia habría en el Octagonal Final de la Concacaf? Se remitiría al potencial de las ligas, en una pureza extrema de sus condiciones. En ese nivel, recordemos, Estados Unidos le tundió a México en la Final de la Copa Oro.

Con esta veda o con este veto impuesto por la Premier y LaLiga, y a la espera de otros solidarios, también resultan afectadas las selecciones nacionales de los otros países incluidos en el Octagonal Final de la Concacaf.

Jamaica, por ejemplo, tiene 10 seleccionados solamente en Inglaterra, ya sea en la Liga Premier o en la Championship, que está dispuesta a seguir los pasos de su hermano mayor. Se verían menos afectados Costa Rica, Honduras, El Salvador y Panamá, que tiene a tres jugadores en España, pero en divisiones menores.

Para Gerardo Martino la historia ha cambiado. Hablábamos aquí desde hace meses de su proyecto de híbrido, de su Frankenstein de emergencia. Un equipo conformado por los que fracasaron en la Copa Oro y los que embadurnaron de consuelo y de bronce, su travesía por los Juegos Olímpicos de Tokio.

Quedaba claro que en ese híbrido de dos selecciones derrotadas, encontraría una capaz de triunfar en el Octagonal Final de la Concacaf y acudir a Catar 2022, eso sí, con los debidos sinsabores del trámite, especialmente con el Estadio Azteca bajo veto.

Ahora, su híbrido méxico-europeo, tendrá que transformarse en un alebrije, es decir en una de las manifestaciones artesanales más modernas, imaginarias, demenciales y cromáticamente esplendorosas de México.

Claro, Martino tendrá el recurso de acudir al patio trasero de las refacciones de segunda mano, al huesero de la Liga Mx, como es la MLS. Ahí podrá encontrar piezas que ya no cotizan en México, pero extraña y misteriosamente, sí están en sus planes, como Rodolfo Pizarro, Alan Pulido y Jonathan dos Santos, aunque claro, siguen bajo veto Javier Hernández y Carlos Vela.

Cierto, el alebrije es una expresión fascinante del arte rural mexicano, con admiración muy merecida en el resto del mundo, como para involucrarlo en algo tan opaco, bruñido, y torvo como la selección mexicana.

Como sea, Martino aún tiene ventaja en este desafío de selecciones tercermundistas, de mantenerse, y extenderse incluso, el reclusorio europeo.

En la portería no debe sufrir con Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera en el relevo. En defensa, seguramente recurrirá a César Montes en la central, y su compañero ideal sería el mejor jugador del torneo mexicano pasado: Luis Romo, quien conoce la posición. ¿Por los costados? Jesús Gallardo y las dudas sobre Salvador Reyes y Jorge Sánchez.

En media cancha dispondrá de Carlos Rodríguez, Fernando Beltrán, Sebastián Córdova, y hasta contar con Orbelín Pineda más retrasado, y, claro, como parte de sus caprichos, Martino citará a Efraín Álvarez, Jonathan dos Santos y Rodolfo Pizarro.

¿Al ataque? Los compadres y cracks del vodka con tamarindo, es decir, Uriel Antuna y Alexis Vega, y por supuesto mantendrá sus mimos sobre Funes Mori, antes que sobre Henry Martín, sin descartar una oportunidad para Santiago Giménez e incluso compadecerse de Alejandro Zendejas.

Es decir, dentro del desastre que originaría entre algunas de las conkakafkianas selecciones, México podría ser el menos perjudicado en la eliminatoria mundialista, especialmente en las Fechas FIFA de septiembre, octubre y noviembre, en caso de, como lo pretenden la Premier y LaLiga, extiendan su prohibición por el resto del 2021.

Así que a Gerardo Martino no le queda más remedio que improvisar e ir de su hibrido europeo-mexicano, con base en el híbrido de Copa Oro y olímpicos, a dedicarse a armar un alebrije adulterado, con lo mejor de la Liga Mx y lo menos peor de la MLS. Aún así, debe alcanzarle para que en la paupérrima Concacaf, se embolse el boleto a Catar, eso sí, sufriendo.

Inspirado pues en la belleza del alebrije, el Tata debe encontrar su propio aleTRIje.

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