“Un partido de futbol ocurre dos veces: en la cancha y en la mente de los aficionados”.
La frase corresponde al escritor mexicano Juan Villoro, quien retrata con certeza la innumerable cantidad de lecturas, análisis o conclusiones que llega a tener un simple juego en la cabeza de expertos, fans de hueso colorado o aficionados de ocasión.
El debut de México en el Octagonal de la Concacaf rumbo a la Copa del Mundo de Catar 2022 trajo consigo, como suele suceder, opiniones encontradas, desde calificarlo como decepcionante, hasta ponderar el desempeño de los dirigidos por Gerardo Martino.
Dos de los mejores analistas del balompié en México, Luis García y Roberto Gómez Junco, cada uno desde su trinchera, coincidieron en que el Tricolor tuvo una buena actuación ante Jamaica, la cual no fue coronada con la contundencia de cara al arco. Sin embargo, no debe existir preocupación por el accionar del conjunto azteca, consideraron este par de voces calificadas.
El rival era Jamaica y de acuerdo con los reportes periodísticos, llegó al partido en el Estadio Azteca con 11 ausencias debido a las restricciones de la Premier League para ceder a los futbolistas que militan en sus clubes. Mismo caso para México con Raúl Jiménez.
Para ser claros, los jamaicanos no realizaron una sola jugada colectiva o elaborada para inquietar a Guillermo Ochoa en los más de 90 minutos, pues su gol cayó gracias a una gran ‘asistencia’ del defensa tricolor Jorge Sánchez.
El resto fueron acciones aisladas en las que los visitantes trataron de aprovechar su habilidad y velocidad para acercarse al área, o algún titubeo del propio arquero azteca debido a su pobre manejo del balón con los pies, no más.
Bajo este panorama, ¿cómo puede calificarse como “bueno” el desempeño de la Selección Mexicana ante un oponente tan mermado y limitado? ¿Por qué el tradicional y gastado argumento de “jugaron bien pero les faltó meterla?”. El rival era Jamaica. Y Jamaica en su versión B.
Hay una realidad y es la tendencia a la baja que arrastra México con Gerardo Martino en sus más recientes apariciones, pues no todo se resume en que perdió las finales de la Nations League y Copa Oro ante Estados Unidos, si no cómo jugó esos torneos, el pobre desempeño que predominó en sus distintas actuaciones, y ojo, ante rivales sumamente limitados.
Basta añadir que Estados Unidos ganó la Copa Oro con un equipo plagado de futbolistas jóvenes que militan en la MLS, mientras el Tri contó con el 90 por ciento de sus estelares. No hay que olvidarlo.
En esta ocasión Henry Martín salvó del desastre a Martino y a los suyos al minuto 89’, y desde luego se pondera la importancia de arrancar con tres puntos la eliminatoria, la confianza que esto da, etcétera, etcétera. Sí, sí, pero con este tipo de actuaciones no suena descabellado imaginar un nuevo camino al Mundial lleno de sufrimiento.
Y es la Concacaf, y son tres boletos directos y un Repechaje para ir al Mundial. Hay que consentir menos y exigirle más a un entrenador y a unos futbolistas que no tienen queja alguna en cuanto a recursos, infraestructura, tecnología, comodidades, preparación y demás.
No pueden justificarse como simples fallas los ridículos de Rogelio Funes Mori y Roberto Alvarado solos frente a la portería, o el nuevo yerro de Jorge Sánchez al no saber ‘fildear’ un balón de rutina.
Desde hace algunos meses que el ‘Tata’ extravió la brújula que le daba congruencia entre lo que se veía en la cancha y lo que declaraba posteriormente. Hoy después de los partidos cuenta historias que solo pasaron en su cabeza y no explica sus decisiones, a todas luces desconcertantes.
Por ejemplo, ¿por qué Roberto Alvarado fue titular en el arranque de una eliminatoria mundialista? ¿Por qué la aferración por Funes Mori cuando claramente hay otros futbolistas en mejor momento, como el autor del gol Henry Martín y no se diga Santiago Giménez?
Cierto, un partido de futbol ocurre dos veces, pero el cuento de que México “jugó bien” ante una selección con 11 ausencias, que además no es ni cerca una de las mejores de la Concacaf (de la Concacaf, con lo que eso significa), ya no alcanza, sobre todo cuando desde hace décadas se sueña con la trascendencia y con el famoso quinto partido en una Copa del Mundo.