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Gustavo Trujillo: Entre la añoranza, amenazas de muerte y el deseo de triunfar

2014... El adiós

Aquel no era un día como otro cualquiera. Tenía que contarle a mami todo lo que pasaba por mi cabeza. Tenía que hacerlo. Alertarla de lo que ya era una decisión firme. Tomada.

Necesitaba de su bendición. Del abrazo de la mujer que fue madre y también... mi padre. Deseaba su beso de despedida; un último consejo porque no tenía idea de cuánto duraría la separación y tenía claro que a nadie más podía contarle mis planes.

- Mami, -le dije- no voy a regresar. Me voy a quedar en (República) Dominicana. Pienso aprovechar la base de entrenamiento del equipo antes de la Copa del Mundo de Irán. Está decidido. No vuelvo a Cuba y sabes lo que implica. No me esperes y no trates de que cambie de opinión.

No, no estoy loco. Sé lo que hago. Necesito perseguir mi sueño y aquí no voy a lograrlo. No puedo evitar mirarme en el espejo de mis compañeros de equipo, sí, de esos que son medallistas olímpicos y mundiales y que conviven conmigo en el Cerro Pelado (Escuela Nacional de Alto Rendimiento), y te juro que no me gusta lo que veo. No quiero terminar así, subiendo aguas a unos apartamentos que parecen pocilgas, implorando ayuda o pidiendo botella (un aventón). Quiero ganarme lo mío. No depender de la caridad de algún funcionario del Inder (Instituto Nacional de Deportes).

Cada día la situación empeora en la escuela. Ya me han requerido par de veces por decir abiertamente lo que pienso, y en cualquier momento me sacan y perderé cualquier oportunidad. Es ahora o nunca.


Sin patria, pero sin amo

Desafortunadamente, Gustavo 'The Cuban Assassin' Trujillo, no ha vuelto a ver a su mamá desde que salió de Cuba en 2014. El gobierno cubano prohíbe la entrada al país, por ocho años, a los deportistas, profesionales o personas que hayan salido de la isla en misión oficial.

Pero a sus 28 años, nada ni nadie le detiene. Sigue persiguiendo sus metas. No importa que su público natural, el de su país, no tenga acceso a su trayectoria por el escaso acceso al internet en la Isla y el hecho del ostracismo forzado por convertirse en "desertor".

Tampoco le ha ayudado ser vocal en temas políticos. Como LeBron James, Colin Kaepernick y otros atletas estadounidenses, que han hablado abiertamente sobre la situación racial en los Estados Unidos, Trujillo ha sido víctima de insultos en redes sociales, y hasta de amenazas de muerte, para él y su familia en Cuba, por denunciar la situación de los derechos humanos allí, en su patria natal.

A pesar de la adversidad, y una historia de vida impresionante, el gladiador natural de la central provincia cubana de Ciego de Ávila no se ha rendido y se va acercando a sus objetivos. ¿El más cercano? Su debut este 11 de junio en la fortísima liga de las Artes Marciales Mixtas: Bellator (260).

El estreno será en el Mohegan Sun Arena de Uncasville, Connecticut. Allí peleará en la división ligero pesada (hasta 205 libras) contra Alex Polizzi, un estadounidense que apodan 'Eazy' y tiene récord de 7-1-0 (victorias-derrotas-empates) en las MMA.

Sin duda, será una durísima prueba. Tapology.com ubica al estadounidense cuarto en la división ligero pesada entre todos los profesionales de las MMA. Mientras que Trujillo está clasificado en un discreto puesto 96.

Pero esta, en apariencia, insalvable disparidad de nivel resulta intrascendente para un hombre que un día decidió cambiar su vida a expensas de su dolor y el de su familia.

El comienzo de todo...

Cuenta Gustavo Trujillo que se inició en el deporte desde la niñez. Primero probó fortuna como boxeador y luego pasó al estilo clásico de la lucha (grecorromana). Su ascenso en este popular deporte en la Isla fue vertiginoso. Con apenas 18 años ya era campeón nacional de mayores y llegó a ser la segunda figura del país, por detrás del subcampeón olímpico de Río 2016 y mundial Yasmany Lugo.

Hoy, siete años después, la medalla olímpica dejó de ser una obsesión. Tras desertar en Dominicana y pasar a Puerto Rico, llegó a los Estados Unidos donde tenía intenciones de luchar como amateur, pero necesitaba esperar cinco años para hacerse ciudadano americano y entonces decidió buscar fortuna en la MMA.

"Cuando llegué a Estados Unidos, a Fort Lauderdale (Florida) me acogieron los abuelos de una relación que yo tenía -es la madre de su hija-. Su papá era jefe de obra en la construcción y comencé a trabajar con él. Trabajaba desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde, y después me iba a Kendall a entrenar por la noche", contó Trujillo quien estuvo así un año hasta que consiguió un segundo trabajo los fines de semanas como seguridad en discotecas y clubes nudistas.

El trabajo de seguridad, que realizaba los fines de semana, le permitió renunciar a la construcción al poco tiempo y dedicarse por completo a los entrenamientos. Su primera firma llegó fundamentalmente gracias a su compatriota Michel Batista. Ahora pertenece al establo de la reconocida LCA Sports Management, localizada en Raleigh North Carolina y que ha trabajado con peleadores de la talla de Jon Jones, Ronda Rousey y Conor McGregor.

Trujillo se mira en el espejo del cubano-peruano Jorge Más Vidal. "Me gusta mucho, su carisma, su manera de conectar conmigo", pero reconoció que no tiene un ídolo definido.

Ya metido en las grandes ligas de las MMA, y con un palmarés de tres victorias y una derrota, Trujillo respondió sobre un potencial duelo con su compatriota Yoel Romero, el cubano de mayor renombre en las Artes Marciales Mixtas y que se encuentra en la misma liga y peso: "si se da, yo voy a pelear. No importa que sea cubano. Lo respeto, entrené dos años con él en Miami, pero si se da. Yo voy a pelear".

De cualquier modo, aclaró que no cree en esa posibilidad por la edad de Romero. "A Yoel deben quedarle dos o tres peleas antes del retiro. Él está arriba en la clasificación y a mí todavía me falta ganar varias peleas para alcanzar ese nivel".

Sobre sus fortalezas en las MMA, además de la lucha, Trujillo explicó que el hecho de transitar por escuelas deportivas en Cuba como boxeador le facilita su trabajo en el striking.

"Independientemente de ser luchador, mi striking es superior. Me paro a las dos manos, como Jon Jones (...). La lucha siempre va a estar ahí y la puedo utilizar cuando quiera, pero me gusta más el striking", remarcó.

A propósito de Jon Jones, Trujillo comentó que cree que el estadounidense es el mejor peleador de las Artes Marciales Mixtas por su capacidad para dominar el trabajo en el piso con su ju jitsu, el striking y la lucha.

Ante el cuestionamiento sobre qué arte marcial es la mejor para ser exitoso en las MMA, Trujillo fue categórico: "la lucha. Esa es la base de todo. Siempre un buen luchador va a tener un por ciento superior de ganar. Puedes tener un buen striking, pero puedes detenerlo. Si la lucha no la tienes desde niño, es muy difícil personalizarla y perfeccionarla para un MMA. McGregor perfeccionó el striking. Trabajó desde niño, pero viste... ¿qué sucedió cuando enfrentó a Khabib, un luchador extraclase?

El presente...

Gustavo Trujillo, el tipo de verbo fluido y físico impresionante, sabe que las oportunidades hay que aprovecharlas. "No necesariamente tienes que ser el mejor. A veces es más importante estar preparado para cuando llegue la oportunidad. Esta es la mía y no la voy a dejar pasar. Le voy a arrancar la cabeza a quien sea".

"Ahora mismo estoy muy contento con Bellator, ellos son una gran familia, pero no descarto en el futuro, si tengo la oportunidad, competir en UFC", señaló el cubano que entiende que necesitará entre siete y ocho combates para acceder a una pelea por un título mundial y así encumbrar el ya intimidante sobrenombre que le dieron cuando peleaba en Bareknuckle: The Assassin.

Mientras tanto, en Ciego de Ávila, a miles de millas de Connecticut, su mamá, familia y amigos se las ingeniarán para estar pendientes de su estreno en uno de los mayores escenarios de las Artes Marciales Mixtas. Desde allí, su madre volverá a bendecirlo, como hizo aquel día en que Gustavo decidió marcharse.