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Diario de un rescate: la misión de Marc Gasol en el Mediterráneo

Nota del editor: Esta historia fue originalmente publicada el 27 de agosto de 2018. Marc Gasol era a esa fecha integrante de la plantilla de Memphis Grizzlies. En febrero de 2019 fue canjeado a Toronto Raptors. Esta historia fue actualizada acorde a ello.

Lunes, 16 de julio, 10:35 p.m.

EN ALGÚN LUGAR DEL MAR MEDITERRÁNEO - ¿Dónde están?

Cuando el atardecer se convierte en noche y comienzan a aparecer las estrellas y una mala luna se levanta sobre el cielo de mediados de julio, ¿dónde están los inmigrantes que fueron vistos más temprano en el día flotando en una balsa neumática en dirección al norte?

Ésta es la pregunta que se hace Marc Gasol a la vez que fija su mirada a un mar que mide tres veces y medio el tamaño del estado de Texas. Llegó a estas aguas y a este barco de búsqueda y rescate en el medio del Mediterráneo para ver por sí mismo, para ayudar si puede, para entender. Piensa en esas personas en la balsa, en lo aterrorizados que deben estar, en qué tan hambrientos y sedientos deben estar, en lo completamente desesperados que deben estar.

La última posición conocida que estaban era a unas 80 millas de la costa de Libia. Y en estos días, ése es un lugar muy malo para estar, con cientos de millas de mar abierto de frente, y la guardia costanera de Libia en persecución.

Según la Agencia de Migración de las Naciones Unidas, ya este año más de 1,500 inmigrantes han muerto o desaparecido en el intento de cruzar a la costa europea por estas aguas azules dolorosamente bellas. En junio esa cifra fue de 600.

A medida que los cielos se oscurecen, el azul se convierte en negro, la temperatura del agua disminuye y una balsa de goma flota en algún lugar del mar. Nadie sabe cuántos inmigrantes hay en la balsa, mucho menos si están vivos, o si los libios ya los han encontrado. Todo lo que se sabe con certeza es que tienen una posibilidad de supervivencia de 1 en 31, según las cifras de la ONU de junio / julio.

A 115 millas de distancia hay un remolcador, convertido, llamado Open Arms y le sigue más lentamente un yate de 48 años, modernizado, llamado Astral. Son embarcaciones de rescate humanitario, que no son sancionados por gobiernos, y no reciben la bienvenida en un número cada vez mayor de países y puertos europeos. Son operados por una mezcla de voluntarios y personas que se dedican a la búsqueda y rescate. Se dirigen hacia el sur, guiados por su radar y GPS y por la charla de radio de los barcos que observan una balsa flotando.

En el timón del Astral está el capitán Riccardo Gatti. La única otra persona en el puente de mando es Gasol, a esa fecha pívot de los Memphis Grizzlies con un salario de $24.1 millones que lo convierte en el marinero voluntario más rico y más alto en la historia del rescate de inmigrantes por embarcación. "Voy a tratar de acostarme, pero no creo que dormir esta noche sea una opción real", dice.

Un día previo, domingo, 15 de julio, 9:31 p.m.

BARCELONA – Uno a uno, se le acercan para tomarse una foto. Está la familia de cuatro y dos amigas que andan de vacaciones, y las azafatas que asisten en la puerta de embarque de la línea aérea. Nacido en esta ciudad costera española, donde vive en la temporada muerta de la NBA, Gasol espera por tomar un vuelo a Malta, una pequeña isla en el Mediterráneo.

De la puerta de embarque aledaño aparecen 10 mujeres que rodean al tres veces Todo Estrellas de la NBA, ex Jugador Defensivo del Año de la NBA, dos veces olímpico, campeón del Mundial FIBA, esposo, padre de dos niños pequeños y filantropista global. Se sonríe como uno que ha sido detenido muchas veces en varios aeropuertos para una foto.

Me invitó a mí y al ex mariscal de campo de la Universidad de Arizona y ahora productor Jason Johnson a cubrir la misión número 47 de Proactiva Open Arms, una entidad no gubernamental (ONG) que lleva a cabo operativos de búsqueda y rescate cada mes en el mar Mediterráneo. Acompañándonos en el vuelo está también el presidente y fundador de Proactiva Open Arms, Oscar Camps, quien aprobó la invitación.

"Yo soy la carnada, el anzuelo", dice Gasol sobre su rol en la historia.

Gasol ha seguido el trabajo de Proactiva Open Arms "desde lejos" durante poco más de un año. La desesperación de los inmigrantes y el esfuerzo para rescatarlos de las ONG como la organización sin fines de lucro Proactiva fue lo que lo conmovió. Camps le pidió que se uniese a una misión, y Gasol no lo pensó dos veces.

"Es algo en lo que realmente creo y algo que realmente siento", dice Gasol, quien no le pidió a los Grizzlies permiso para hacer el viaje, ni le dio detalles al equipo sobre lo que esto implicaba. "Probablemente no voy a ser el mismo después de la misión. Y soy consciente de eso y estoy bien con eso ''.

Hay personas cercanas a Gasol que le preguntaron si este viaje era una buena idea. Incluso su esposa, Cristina, tenía sus preocupaciones antes de ofrecer su apoyo. Pero para Gasol, no hubo duda alguna.

"Si quieres contar la historia y concientizar a otras personas sobre el tema, tienes que pasar por esto", dice. "Estoy nervioso. ... estoy ansioso por el no saber ''.

"¿Lo peor es?", le pregunto.

"La muerte", dice Gasol. "Lo peor son los niños pequeños flotando en el agua".


Lunes, 16 de julio, 12:30 a.m.

VALLETTA, Malta - Nuestro vuelo aterriza en la ciudad capital más pequeña de la Unión Europea. Tomamos nuestras maletas y 45 minutos más tarde, los cinco de nosotros, Camps, Gasol, la coordinadora de Proactiva Marta Sarralde, Johnson y yo, estamos sentados al aire libre en una pizzería cerca del centro de la ciudad.

Camps, de 63 años, saca su celular, señala con el dedo al ícono de fotos y se fija en las imágenes de una audiencia reciente con el Papa Francisco en el Vaticano.

Durante una "Santa Misa para los migrantes" el 6 de julio en la Basílica de San Pedro, el Papa cerró su sermón cambiando al español y hablando directamente con los rescatadores ahí presentes, incluidos Camps y los tripulantes de Proactiva, así como inmigrantes que habían sido rescatados del Mediterráneo. Comparó a los rescatadores con el Buen Samaritano, que salvó la vida de un extraño.

Gasol mira detenidamente las fotos y se fija en el chaleco salvavidas. Él tiene una hija de 4 años y un hijo de 16 meses, y trata de imaginarse una situación donde un padre tenga que poner a un niño en una balsa, corriendo peligro.

"Tendría que estar realmente, realmente desesperado", dice. "Si [no hay] otra forma ... probablemente pasaría por lo mismo que estos [padres]".

Europa permanece dividida con respecto a la mejor forma de lidiar con los 1.8 millones de inmigrantes que han arribado por vía marítima desde 2014. No existe consenso dentro de la Unión Europea relativo a la política migratoria y según informa el diario The New York Times, los diversos sondeos hechos dentro de la UE indican que la inmigración sigue siendo un tema que enciende ánimos en el Viejo Continente.

Poco después del mediodía, nuestro grupo es llevado al bote chárter de 65 pies, donde esperamos mientras Camps negocia vía telefónica con el dueño de la nave con respecto a los costos del combustible. Camps y Sarralde han dicho al propietario que el trayecto diurno nos llevará a 40 millas hacia el mar, hasta llegar a aguas internacionales. Eso es totalmente cierto.

Lo que no sabemos sino hasta después es que Camps le ha dicho al dueño que él y Gasol están allí a fin de prestar asistencia a un reportero y su productor de una cadena de televisión norteamericana para la “investigación y observación de la vida marítima en el Mediterráneo”.

Sin ese pretexto, Camps nos explica después, era poco probable que el dueño del bote aprobara el viaje chárter para aquellos afiliados a una ONG. Así está el nivel de división entre las facciones pro y antiinmigrantes.

Finalmente, podemos zarpar de la bahía, hacia el norte y luego el occidente, pasando el archipiélago de Gozo. Camps hace un gesto hacia Malta a medida que se pierde del horizonte y nuestra vista. “La roca en el mar”, nos dice. Será el último pedazo de tierra firme que veremos en los próximos cinco días.

Camps nos recita una versión abreviada de su resume curricular: es dueño de una pequeña cantidad de negocios en España e inició Proactiva con aproximadamente $170,000 de su propio peculio a finales de 2015. Sus dos lanchas de rescate fueron donadas o dadas en préstamo para su uso y una campaña global de recaudación de fondos ha ayudado a financiar los costos operativos de una misión, la cual requiere cerca de $8,000 diarios, afirma Camps.

A las 3:10 p.m., el bote chárter se detiene. Hemos llegado al marcador de las 40 millas y al límite del combustible adquirido. Camps saca un par de binoculares y comienza a escudriñar las aguas con su mirada. Gasol se sienta cerca de la popa y hace lo mismo.

A medida que comenzamos a oscilar sobre las aguas, voy y hablo con el capitán, quien se muestra en un dilema.

“Si dices en Malta o Italia que quieres ayudar a una ONG, te arrojan piedras”, nos dice.

El capitán, de nacionalidad italiana, simpatiza con la causa de la ONG. Afirma entender el por qué hay tanta resistencia hacia la llegada de tantos inmigrantes. Reconoce la validez de la tesis que indica que la inmigración debe ser “proporcional” al tamaño del país receptor.

“Pero Italia es un país con 60 millones de habitantes”, dice. “¿Son 600,000 (inmigrantes) demasiados?”.

Aproximadamente 90 minutos después, hay un sonido en la radio. Alguien anuncia que van en camino. Se nos instruye a reunir nuestras pertenencias. Este, nos dice Camps, es un punto de encuentro. El Astral está a 5 millas de distancia y una lancha de hule zarpó para llevarnos hasta el yate. Gasol toma su bolso y espera cerca de la popa a medida que la veloz lancha aparece en nuestro campo visual. Su rostro denota seriedad.

“Ahora, comenzamos”, dice.

Lunes, 16 de julio, 5:11 p.m.

A BORDO DEL ASTRAL – El bote, de 98 pies, fue construido en Alemania y bautizado en 1970. Fue reconstruido en 1990 en Fort Lauderdale y nuevamente en Barcelona en 2009.

La tripulación es multinacional: El Capitán Gatti es veterano de las misiones de rescate marítimo de Proactiva, con dos años de experiencia. El ingeniero jefe, Savvas Kouperinis, es griego y ex miembro de las Fuerzas Especiales de ese país. El primero de a bordo, Juan Rodríguez de la Fuente, es español y ha formado parte de múltiples misiones con Proactiva. El cocinero, Lorenzo Leonetti, es italiano y tiene un tatuaje de gran tamaño con una cuchara en su brazo derecho y otro con un cubierto en el brazo izquierdo. Esta es su segunda misión.

El Astral ha sido modificado para la labor de rescate, pero no fue adaptado para las dimensiones de un pívot de la NBA. A medida que desciende de la cubierta, Gasol debe doblar su cuello y cabeza a un lado para evitar golpearse contra el techo. Su cabina está ubicada debajo de otra pequeña escalinata, cruzando un pequeño comedor, la galera de tamaño no apto para claustrofóbicos y una caneca de basura de gran tamaño. Gasol logra meterse dentro de la habitación y desempaca su pequeño bolso de lona sin quejarse. Durante sus giras en la NBA, pernocta en hoteles de cinco estrellas. Aquí, sobre el mar, duerme en una habitación del tamaño de una despensa de cocina.

“¿Cómo está?”, le digo, mirando su pequeño camarote, preguntándome cuánto sobresaldrán sus pies talla 17 al acostarse en la diminuta cama.

“Bien”, afirma. “Esto servirá”.

Nos dirigimos hacia el sur en una travesía que nos llevará hacia las costas de Libia, un poco hacia el este de Trípoli, pero lo suficientemente fuera de las aguas territoriales de ese país. A una velocidad cercana a los 10 nudos por hora, los dos motores diésel de 290 caballos de fuerza casi ni se despeinan en los mares relativamente calmados.

Las tripulaciones del Astral y el Open Arms han estado monitoreando los diálogos radiales sostenidos desde el final de la tarde que indican que una nave mercante ha avistado una patera con inmigrantes cruzando hacia el norte desde Libia.

Gasol tomó asiento en una banca acolchada que cubre parte del área del timón. Son las 6:40 p.m. Delfines nadan al lado del Astral.

“En este momento, estaría bañando a mis hijos, preparándolos para cenar”, afirma. “Así son las noches de lunes en la casa Gasol”.

Once minutos después, la radio es portadora de noticias no deseadas: la Guardia Costera libia aparentemente ha indicado a la nave mercante que se encargará de la búsqueda y rescate de la patera con inmigrantes. Según indica Camps, casi con toda certeza, los guardacostas devolverán a los inmigrantes a Libia.

La patera está a aproximadamente 80 millas de distancia de la costa, lo que significa que los inmigrantes han pasado casi dos días sobre las aguas. En la mayoría de los casos, indican los rescatistas de Proactiva, las posibilidades de supervivencia caen a prácticamente cero tras pasar un día sobre el mar. En ese momento, usualmente los inmigrantes quedan sin alimentos ni agua potable. Todo lo que les queda es una brújula en buen estado.

“Es el mar”, dice Camps. “Estas lanchas son de goma, o de un material peor y terminan desapareciendo entre las sombras”. El Open Arms, que está a varias horas adelantado del Astral, llegará a las últimas coordenadas conocidas de la patera a las 3:30 a.m. del martes. Entonces, dice Gatti, “no será muy fácil conseguirles”.

Cerca de la columna del timón hay un área reservada para mapas, binoculares, un cenicero, chalecos salvavidas y casos. Bajo una cobertura protectora de plástico, hay una hoja de papel de cuaderno repleta de frases escritas a mano: “El futuro le pertenece a los que se arriesgan, no a los que buscan comodidad”. “No permitas que lo que no puedas hacer te aleje de lo que sí puedes lograr”.

Hay un zapato de bebé colgando de un poste, frente a las áreas comunes de la embarcación. “¿Es tu hijo?”, le pregunto a Gatti.

Nos responde que no. Le pertenece a un niño, no mayor a un año, que fue rescatado desnudo del mar durante un rescate. Rodríguez de la Fuente revivió al infante, que había dejado de respirar. El zapato, nos dice Gatti, es un recuerdo de la feliz ocasión.


Martes, 17 de julio, 5:59 a.m.

Gatti sigue pendiente de la pantalla del radar. Un ícono marca la posición del Open Arms fuera del puerto, pero no se ve nada más.

“Nada de la lancha”, dice con respecto a la búsqueda de la patera de los inmigrantes. “Difícil”.

Antes del amanecer, el Open Arms comienza a zigzaguear en busca de la patera. El Astral, con su lancha de goma atada ligeramente a la proa, hace el punto medio del patrón de búsqueda de 8 millas de ancho.

Gasol, quien pasó prácticamente toda la noche en el puente, regresa con una taza de café en sus manos. Nos da rápidamente los buenos días, para luego fijar su atención en la pantalla de radar y lo que se indica en la radio. Varios miembros de la tripulación siguen revisando las aguas con sus binoculares. Según indica el radar, acabamos de pasar las últimas coordenadas conocidas de la patera, detectadas el día anterior. La tripulación teme por lo peor.

Luego, a las 7:11, el Open Arms, ahora a cinco millas por delante de nosotros, envía un mensaje a través de la radio. Gatti nos traduce: Su tripulación ha visto algo.

A las 7:21, otro mensaje radial: el Open Arms ha avistado los restos de la patera. Parece haber dos o tres cuerpos flotando en el agua, pero no se ve a nadie más. El rostro de Kouperinis comienza a torcerse de la angustia al oír las noticias. Gasol deja caer su cabeza.

“Parece que los libios se llevaron a los emigrantes y dejaron los dos cuerpos”; dice Gatti, mientras coloca el micrófono de la radio nuevamente en su puesto.

Otro mensaje radial, nuevamente en español: “¡Uno está vivo!”

No hay necesidad de traducir. Kouperinis se coloca rápidamente un casco y su chaleco salvavidas y se dirige hacia la popa del Astral, cuyo bote de velocidad está atado con un cordón. A las 7:50, ya ha logrado colocar la lancha de rescate al lado del yate. Gasol y un pequeño grupo de rescatistas, igualmente vestidos con chalecos salvavidas y cascos rojos, saltan rápidamente para ingresar al bote. El Open Arms ya ha puesto su propia lancha sobre las aguas. Se utilizan lanchas de velocidad porque las propias naves, al acercarse, podrían destruir lo que quede de los restos.

Necesitaron menos de siete minutos para llegar a lo que quedaba de la patera. Flotando boca abajo y sin vida, sobre un pequeño pedazo de madera, se encuentra el cuerpo de una mujer cuya piel ya ha comenzado a desprenderse de su brazo. A su lado, se encuentra el cuerpo de un niño. No tiene ropa.

A pocos pies de distancia, se encuentra otra mujer, su brazo aferrado a la esquina de un pequeño trozo de madera. Tiene los ojos cerrados, pero luego comienza a abrirlos lentamente, a medida que varios rescatistas saltan al agua, llena de gasolina, y se dirigen hacia ella.

Uno de los nadadores rescatistas toma al niño y lo lleva hacia el bote de velocidad del Open Arms. Sin embargo, a medida que levantan al niño de las aguas, sus piernas y brazos comienzan a colgar como si fueran las ramas de un árbol. Saben que no está vivo. El rescatista lo coloca lentamente encima del bote de goma y pronto se le une el cuerpo de la otra mujer. La tripulación mantendrá a los cuerpos seguros y protegidos de los elementos hasta que lleguen a puerto.

Mientras tanto, la dama sobreviviente es llevada hacia el bote de Gasol. Se le coloca un cinturón de seguridad sobre sus brazos y lentamente es sacada de las aguas y puesta prácticamente a los pies de Gasol. Kouperinis la toma en brazos. Tiene fuerte olor a gasolina.

Los ojos de la mujer están abiertos, pero se encuentran idos. Kouperinis le dice que se concentre en su dedo, que mueve frente a su rostro. Él ha visto a otros inmigrantes que son rescatados de las gélidas aguas para luego morir en sus brazos a medida que sus cuerpos se rinden ante el shock y los efectos acumulados del calvario que han vivido. Su objetivo es mantenerles despiertos y conscientes, por lo cual da un ligero golpe a su rostro y mueve su dedo.

“Bienvenida a Europa”, le dice Kouperinis. Le indica que no volverá a Libia. Por el contrario, se dirigen hacia Italia. La mujer lentamente comienza a mover su dedo, imitando el gesto de Kouperinis. Gasol está directamente frente a ellos y su rostro es una combinación de asombro e incredulidad.

Gasol no dice nada, pero le da una palmada a Kouperinis, su nuevo compañero, en la espalda. A medida que los botes de goma se dirigen hacia el Open Arms, Gasol mira nuevamente hacia los restos de madera, la patera destruida, las botellas de agua vacías, el barril azul de petróleo casi vacío, la única sandalia de plástico y la brújula incrustada en un pedazo de madera de colores ligeros flotando en la superficie.

El equipo médico los está esperando en el Open Arms. La mujer fue envuelta, primero en una sábana dorada de papel de aluminio y luego en una cobija azul. Un lote de chalecos salvavidas de color naranja se convierten en su cama improvisada en la cubierta principal. Se le administra, con un pitillo, el contenido de una pequeña botella con fluidos.

Un miembro de la tripulación pide a algunos voluntarios que ayuden a mover los dos cuerpos que quedan, para llevarlos a otra cubierta, a fin de que un médico pueda intentar determinar la hora de sus muertes. Gasol, con su mano derecha llena de sangre en los nudillos, ayuda a levantar la camilla con el cadáver de la otra mujer.

A las 11:48am, la mujer ha susurrado su nombre al equipo médico: Josepha. Ella es de Camerún, dice en francés. Se toma la decisión de dirigirse hacia el norte, hacia la isla italiana de Lampedusa, donde Camps espera poder descargar con seguridad a Josepha, así como a los dos no sobrevivientes.

Eventualmente, Gasol y Camps regresan al Astral. Una vez ahí, es obvio que el rescate se ha convertido en un incidente internacional con Camps afirmando que las tres personas de la balsa fueron dejadas morir por la Guardia Costera de Libia después de que negaron a abordar sus barcos. Salvini, de Italia, califica los reclamos como “mentiras e insultos”. La historia es recogida por los periódicos, estaciones de televisión y sitios de internet en todo el mundo.

“Si (Proactiva) no estera aquí para presenciar lo que sucedió y realmente rescatar a una mujer, nadie lo había visto o habría escuchado incluso sobre esto”, dijo Gasol. “A veces sientes rabia, enojo, porque lo ves muy cerca”.

Gatti ha advertido que los vientos crecientes harán que los mares sean duros. Al caer la noche, las olas se acercan a los 7 pies y al menos un miembro voluntario de la tripulación ha perdido su cena por el costado. Gasol arriba a la cubierta del capitán luciendo un poco mareado. Ha sido expulsado de su cabina por el balanceo del barco y el hedor que llega cuando los baños brotan del movimiento.

Mientras tanto, Camps nos dice que Lampedusa ya no es una opción. En cambio, navegamos hacia un puerto controlado por los españoles, ya sea Palma en la Isla de Mallorca o quizás más al norte de Barcelona, donde Open Arms y Astral abandonaron la semana anterior. A nuestra velocidad actual, llegaremos a Palma, donde Gatti pasa a vivir, el sábado por la mañana.

Miércoles, 18 de julio 18, 2:30 p.m.

Gasol visita Open Arms de nuevo. Él habla con uno de los nadadores rescatistas, Javier Filgueira, quien, al igual que Gasol, está en su primera misión. Filgueira ayudó a Josepha a subir el tablón de madera a la lancha rápida. Cuando se le preguntó qué es lo que más recuerda de esos momentos, dice “sus ojos”.

Filgueira tiene un favor para preguntar: ¿Gasol posará con él para una foto? Gasol está felizmente de acuerdo. Él sonríe con una sonrisa diferente a la que había mostrado cuatro días antes en el aeropuerto de Barcelona.

“Obviamente, estos tipos son héroes para mí”, dice Gasol, quien regresa al Astral más tarde al día. “Ven a alguien en riesgo y no lo piensan dos veces antes de saltar al agua”.

Según Camps, Josepha ha estado durmiendo profundamente, un signo alentador. Camps dice que se necesitará más atención médica, incluida ayuda sicológica. La realidad de la situación la ha golpeado. Camps dice que Josepha preguntó: “¿Dónde están los demás?”.


Jueves, 19 de julio, 12:30 p.m.

La doctora Giovanna Scaccabarozzi ha estado tratando a Josepha desde su llegada el martes por la mañana en Open Arms. Scaccabarozzi solo puede adivinar cuánto tiempo estuvo Josepha en el agua, pero dice que la mujer estaba experimentando hipotermia “crítica”.

“La condición en la que la encontramos estaba realmente al límite, entre la vida y la muerte”, dice Scaccabarozzi.

Hoy vemos a Josepha en la cubierta principal de nuevo, con el equipo médico frotando suavemente loción sobre su tiernas piernas, brazos y manos. Ella sorbe de una botella el líquido y de vez en cuando le dice algo a la enfermera o al doctor.

Pero a medida que una pequeña multitud comienza a formarse a su alrededor, se nos pide que le demos a Josepha su privacidad.


Viermes, 20 de julio 11:00 a.m.

Gasol y Camps pasan la mayor parte del día en Open Arms. Gasol incluso ayuda a llevar a Josepha, cuyas piernas están demasiado débiles para caminar, desde su habitación a la cubierta donde hay aire fresco. Josepha, dice, está “feliz, pero va a ser difícil para ella ahora porque enfrentará un escenario diferente. Y tenemos que darle su tiempo porque no es fácil pasar por lo que ella pasó y ahora se ocupan de mucho más”.

Durante la visita de ese día, Camps le da a Josepha el rosario que se le presentó durante una de sus visitas al Papa. A su vez, Scaccabarozzi presenta con Camps con una declaración dictada por Josepha a uno de los asistentes.

“Estaba en el mar con mucha gente de África”, inicia la carta. “Cuando me abandonaron, todos se fueron a otro bote. Pensé que ya estaba muerta”.

“No tengo miedo”, dice en otra parte de su carta. “Y luego comencé a cantar una canción. Cuando termine la canción, me quedé dormida hasta el momento en el que me encontré aquí en el barco. Aquí estoy con personas con un gran corazón”.

Una vez de vuelta en el Astral, Camps comparte más fotos y la tripulación comienza a contar historias a Gasol y los demás voluntarios. Cuentan de un rescate en el que encontraron a tres libios en una pequeña balsa. Ellos llevaban sombreros y en la balsa tenían una guitarra y una caja de cerveza. Le dijeron a los rescatadores: “Si íbamos a morir, íbamos a morir felices”.

La decisión final se ha tomado: los barcos atracarán en Palma.


Sábado, 20 de julio, 6:19 a.m.

PALMA, Mallorca - A medida que sale el sol, podemos ver la ciudad capital de Mallorca a la distancia. Un barco de la Guardia Civil vigila nuestra llegada al igual que dos barcos con equipo de televisión.

Gasol llega a la cubierta con una taza de café, galletas saladas y su teléfono celular. “¡4G!”, dice, sobre las barras de conectividad con toda fuerza.

Otro barco de la policía llega a medida que nos acercamos al puerto. Open Arms se mueve lentamente hacia la izquierda ordenado por la autoridad portuaria para atracar en un área diferente a la que se dirige el Astral.

A las 9:22, Gatti apaga esos dos motores diesel de Caterpillar. Los trabajadores portuarios aseguran el barco. La misión está completa.

Cuatro policías abordan el Astral, hacen un control rápido y se van. Nos dicen que Josepha será llevada a un hospital local. Ella tiene 30 días para solicitar asilo político. Camps dice que Proactiva ayudará de cualquier manera posible en su nombre.

Gasol reúne sus cosas. Él pronto se unirá a Camps, Gatti y el capitán de Open Arms para testificar acerca del rescate con las autoridades marítimas el sábado por la mañana. Una conferencia de prensa está programada para las 12:30 p.m.

“Creo que ahora tenemos la responsabilidad de explicar y mostrar al mundo lo que presenciamos”, dice.

Gasol añade que si no tuviera que regresar con su familia en Barcelona “no abandonaría el barco”. Él todavía lleva puesta su camiseta de Astral, que le regalaron cuando abordó el yate el lunes anterior.

“Sé parte de su equipo es como -no es una playera que te pongas-. Es más profundo que eso y te conectas”, dice. “Eres tan vulnerable allá afuera: tus sentimientos, tus emociones, donde estás. Todo es tan real y puro. Protegen la espalda del otro.

“He estado aquí, ¿qué, es una misión? Salvó una persona. Han realizado 47 misiones y han salvado a más de 60,000 personas”.

Él se siente avergonzado por ser el centro de esta historia, pero lo hizo por una causa en la que cree.

“Muchas veces la gente te dice lo que tienes qué hacer”, dice. “Prefiero mostrarte lo que hago”.

Gasol dice que no le contará a Julia, su hija de 4 años, dónde ha estado o lo que ha visto. Pero si persiste, ¿qué le dirá?

“Papá estaba andando gente”, dice. “Papá estaba ayudando gente. Él trató de hacer todo lo que tenía en sus manos para ayudar gente”.