BOSTON - La fuerza bruta con la que David Ortiz hace swing en contra de la pelota puede apreciarse desde cualquier punto de vista, ya sea en un asiento detrás del plato, desde la última fila de las gradas en el jardín central o incluso desde la azotea de los edificios que quedan a la sombra del jardín izquierdo en Fenway Park.
Pero para un grupo muy selecto no hay nada como ver - y escuchar - a Ortiz descargar un batazo desde la proximidad del círculo de espera.
"Déjame decirte que es como una bala", explicó su compatriota dominicano Manny Ramírez en una entrevista telefónica con ESPN Digital. "Es como un tiro de una pistola, un sonido que nada más lo tenían dos peloteros que yo he conocido, David y Vladimir [Guerrero]".
Desde 2003 hasta mediados de la temporada 2009, Ramírez bateó detrás de Ortiz en 2,117 ocasiones, lo cual de acuerdo con las estadísticas del Elias Sports Bureau, es la mayor suma para cualquier pelotero en la historia.
Mike Napoli cuenta con la segunda mayor cantidad apariciones en el plato detrás del icónico toletero de los Medias Rojas de Boston con 800, seguido de Kevin Youkilis (669), Hanley Ramírez (663) y Kevin Millar (609).
Y aunque cada uno de ellos tuvo la oportunidad de jugar junto a Ortiz en diferentes etapas de una legendaria carrera que llegará a su conclusión al finalizar esta campaña 2016, todos pudieron llegar a una conclusión similar: el prodigioso poder del 'Big Papi' fue más allá de ser simplemente un jonronero. Es uno de los bateadores más inteligentes que jamás han conocido.
"Él es un bateador completo", agregó Manny Ramírez. "Te puede batear average, te puede dar jonrones, te puede batear en el clutch, te puede traer RBI. David Ortiz está entre los mejores, él y Barry Bonds".
Ahora con los Indios de Cleveland, Napoli describió a Ortiz como un bateador "muy inteligente".
"Los ajustes que hace durante el partido... si alguien lo sacó de out, ya tiene una buena idea de lo que están tratando de hacer con él. Tiene un plan para todo. No descansa ni un solo turno", destacó Napoli.
Napoli, quien también es experto en trabajar conteos profundos al igual que Ortiz, siempre se maravilló ante la increíble memoria del toletero dominicano al hablar de cómo un lanzador particular lo había atacado meses o incluso años antes.
"Batear detrás de él y escucharlo hablar de ciertas cosas, cuando regresa al dugout después de un turno al bate o algo así, es algo que siempre llevas contigo", dijo Napoli. "Hace tantas cosas que la gente no entiende. Todo el mundo ve el poder y los números, pero tras bastidores, la forma en que trabaja... no quiero decir que es fácil porque batear no es algo es fácil, pero [Ortiz] es tan bueno en lo que hace, que hace verlo casi como si fuera fácil".
Para el ahora primera base de los Medias Rojas, Hanley Ramírez, Ortiz ha sido el mejor maestro y la clave en lo que se ha convertido en una de las temporadas más exitosas de su carrera.
"He aprendido mucho en estos últimos dos años en la jaula de bateo con él y mirándolo durante el juego; [observando] su rutina, la forma en que hace las cosas todos los días, su preparación", señaló el inicialista dominicano. "Es exactamente lo que necesitaba en mi carrera".
Y fue de esa misma manera que Ortiz abordó su trabajo en la jaula de bateo hace 13 años junto a Manny Ramírez.
Cuando los Medias Rojas firmaron a Ortiz al concluir la temporada 2002 para competir la próxima primavera con Jeremy Giambi y Shea Hillenbrand, entre otros, por turnos al bate, ya Ramírez estaba a más de medio camino de conectar 500 cuadrangulares en su carrera. Y aunque Manny era conocido por ser un jugador un poco excéntrico, siempre fue un prodigio en bateo.
"Yo en ese instante lo vi", dijo Ramírez sobre haber apreciado de inmediato el potencial que existía en Ortiz. "En aquel tiempo se lo dije, que él también iba a llegar a los 500 jonrones y él me contestó que 'no, yo creo que yo no llego', y yo le dije claro que vas a llegar. Y mira... llegó".
Lo primero para Ortiz fue refinar su planteamiento en el plato.
"Cuando David llegó allá [a Boston] fui tremendo compañero para él", dijo Ramírez. "Ustedes conocen muy bien la carrera de David. No era el mismo pelotero que es David ahora, el Big Papi. Vinimos Guerrero y yo trabajamos con él, hicimos una rutina, sus pesas y creo que él aprendió bien de mis buenos hábitos cuando estuvo en Boston y lo puso en práctica. Y ahí vemos los resultados".
"Ya cuando lo vimos que él llegó y comenzamos a ver el trabajo de él, el potencial que tenía, el poder, y trabajamos en algunas cosas", agregó. "Íbamos al cage juntos y aprendía de los dos, en ese instante vimos el poder y el potencial desarrollándose poco a poco".
Ortiz se destacó al registrar 31 cuadrangulares en 2003, bateando detrás de Ramírez durante la mayor parte de la segunda mitad de la campaña. Para el año 2004, el nuevo dirigente Terry Francona decidió que era mejor colocar a Ramírez como cuarto bate como protección para Ortiz como su número tres.
Y aunque Ortiz es un bateador zurdo y Ramírez bateaba derecho, fueron capaces de ayudarse uno a otro, con ambos aprendiendo con sólo observar la forma en que abordaban a un lanzador en particular.
"Aprendes de tus compañeros porque cuando estás jugando tú no te ves. Tus compañeros te ven y sabes lo bueno que estás haciendo y lo malo que estás haciendo", dijo Ramírez. "Hay días que uno no está tan agresivo, te estás yendo un poco adelante en tu balance. Él me ayudaba a mí y yo lo ayudaba a él. 'Ponte agresivo, te están atacando', yo le decía lo mismo cuando veía los otros equipos que le pitchaban a él, y nos ayudábamos mutuamente".
Así ha sido con Hanley Ramírez, quien se ha enfocado en la clave de ser un buen estudiante en el béisbol: observar y aprender.
Hace dos semanas, en un esfuerzo por viajar más cómodos en el largo vuelo de San Diego a Toronto, se les exhortó a los miembros de los Medias Rojas que se pusieran la camiseta de jugadores que admiraran en cualquier deporte. Por supuesto, hubo muchos que optaron por vestir el jersey de Steph Curry o de Tom Brady.
Ramírez eligió vestir la camiseta con el número 34 de David Ortiz.
No era una broma y no fue que Ramírez perdió una apuesta. Es que el dominicano de 32 años, ahora en su duodécima temporada en Grandes Ligas, considera a Ortiz un "hermano mayor" y lo utiliza como un ejemplo de cómo actuar dentro y fuera del terreno de juego.
Por lo tanto, Ramírez ha prestado mucha atención las últimas temporadas cada vez que le tocaba batear detrás de Ortiz, un lugar que ocupó hasta hace poco, antes que el piloto John Farrell alterara el orden de la alineación para colocar al candidato a Jugador Más Valioso Mookie Betts como cuarto bate.
"Observo todo, su timing, lo relajado que está", dijo Ramírez. "Él trata de no hacer demasiado. Es un bateador inteligente. Sólo trato de observarlo, lo que hace, trabajando conteos profundos... y cómo utiliza las manos. Sabe muy bien cómo usar las manos al batear".
Ortiz le dirá adiós al béisbol después de esta campaña, dejando un profundo abismo de 35 cuadrangulares y 100 carreras impulsadas en el corazón de la alineación de los Medias Rojas. Y será una ardua tarea para Ramírez si le toca reemplazar al 'Big Papi' como bateador designado, sin hablar de su rol como máximo ejemplo para los jugadores más jóvenes.
"Él te dice lo bueno que puedes llegar a ser", sentenció Ramírez. "Trabajé con él durante el invierno pasado en República Dominicana, y estuvo trabajando todos los días. Él nunca deja de trabajar. Es bueno en todo".


