Junior Guerra no era lanzador cuando saltó al beisbol profesional. No tenía equipo en el beisbol organizado hace apenas dos años. Meses atrás ni siquiera formaba parte de su actual divisa, los Cerveceros de Milwaukee. Y sin embargo, hoy es una pieza crucial en el futuro de esa organización.
¿Exageraciones? ¿Exceso de entusiasmo ante un inesperado rendimiento? Nada de eso.
Los lupulosos anunciaron hace días que el novato no lanzaría más en 2016. Está sano, a pesar de una pasantía por la lista de incapacitados en agosto, con dolores en el codo que ya superó.
"Termina exactamente como deseábamos que terminara su temporada después de la lesión", dijo el manager Craig Counsell a The Associated Press. "Es tiempo de parar".
Guerra es un caso único. Ya es una rareza el solo hecho de ser recluta a su edad: cumplirá 32 años de nacido el 16 de enero. Pero era un catcher, a quien los Bravos de Atlanta convirtieron en pitcher y que finalmente fue dejado en libertad por los Mets de Nueva York, luego de que una violación del programa antidopaje de las ligas menores le dejara sin trabajo y le enviara a lanzar en los circuitos independientes.
Su historia ha sido ampliamente difundida: una campaña brillante con los Tiburones de La Guaira en el beisbol invernal venezolano le permitió saltar del beisbol de Italia a las granjas de los Medias Blancas de Chicago. Y los patiblancos le dieron un breve vistazo como relevista, en 2015.
Poco después de eso, fue puesto en waivers. Fue adquirido por los Cerveceros antes del inicio de este campeonato.
El movimiento resultó providencial. Milwaukee le dio la oportunidad de iniciar un juego como abridor de emergencia, en mayo, y hoy cierra la zafra con cosecha de 9-3, con 2.81 de efectividad y 20 comienzos.
Los lupulosos han conseguido siete blanqueos este año. Cinco de esos encuentros han empezado con Guerra sobre la lomita.
Pero hay más méritos en su currículo actual. Entre los pitchers con más de 100 entradas en su divisa, el guayanés ha sido el mejor en promedio de carreras limpias, en WHIP (1.13), en WAR (3.9) y termina segundo por muy poco en la media de ponches por cada nueve tramos (7,4 contra 7,5 de Zach Davis).
Todas esas cifras respaldan a Counsell en su deseo de cuidarle el brazo. Después de todo, desde octubre de 2014 ha recorrido 370.1 episodios, contando la pelota invernal, las menores y este florecimiento en la MLB.
Ahora los escualos están en vilo. Todavía no es una decisión tomada, pero existe la posibilidad de que le pidan descansar y abstenerse de la pelota invernal.
Guerra se ha convertido en el futuro de su organización, a pesar de ser apenas el vigésimo novato venezolano con más de 30 años de edad en las mayores.
Es, además, el único en esa veintena con un rol protagónico, salvando quizás los casos de Jean Machí y Oscar Salazar en su momento, que tuvieron cierto impacto, aunque nunca llegaron al nivel que exhibe hoy su compatriota.
Guerra cumplirá pronto los 32 años de nacido. Únicamente Clemente Alvarez, en 2000, con los Filis de Filadelfia, ha tenido una campaña de novato con mayor edad en la expedición suramericana. Lo hizo con 32 años y 124 días. Genial.
Lo hecho por el diestro, no obstante, trasciende el calendario. Únicamente otros tres latinoamericanos han conseguido al menos 120.0 entradas, 100 ponches y menos de 3.00 de efectividad en su torneo de novato, de acuerdo con el motor de búsqueda de Baseball Reference: son los dominicanos Francisco Liriano, Juan Guzmán y el mexicano Fernando Valenzuela.
Sí, hay que apuntarlo: Guzmán era el mayor de todos y apenas había soplado 24 velitas en el pastel.
"Sabemos que (Guerra) es una parte importante de lo que viene para nosotros", sentenció Counsell. "Así que su preparación para la próxima temporada ya comenzó".
El futuro espera a este venerable treintañero, que vive su mejor momento en los diamantes.