ORLANDO, Florida --Béisbol, Cuba, Fidel Castro. Es imposible escribir sobre uno sin pensar en los otros.
Castro, quien lideró una revolución e impuso un gobierno comunista hace casi seis décadas, murió el viernes en La Habana a los 90 años de edad. "El Comandante" había cedido el control del gobierno a su hermano menor Raúl hace 10 años, pero en realidad nunca dejó de ser el Nº1 para los 11 millones de habitantes de la mayor de la isla de las Antillas.
Castro, quien fue un lanzador derecho en sus años de adolescencia, siempre será recordado como el hombre que erradicó el béisbol profesional en su país, al tiempo que se aprovechaba de la tradición y la calidad de la pelota para convertirla en punta de lanza de una revolución que ha logrado resistir el paso del tiempo y la enorme transformación de un planeta, que ha registrado sus mayores avances tecnológicos en los últimos 60 años.
"Que irónico es que Fidel Castro haya muerto en el Viernes Negro, posiblemente el día más capitalista del año. Prometo que no derramaré una lágrima. #freedomforcuba", escribió en su cuenta de Twitter el antiguo antesalista cubanopuertorriqueño Mike Lowell, quien ganó tres anillos de la Serie Mundial de las ligas mayores en una carrera que transcurrió entre 1998 y 2010.
How ironic Fidel Castro dies on Black Friday, possibly the most capitalistic day of the year. I promise I won't shed a tear. #freedomforcuba
— Mike Lowell (@mikelowell25) 26 de noviembre de 2016
Como muchas otras familias durante la era Castro, la de Lowell debió salir de Cuba y buscar asilo en Estados Unidos. Lowell nació en Puerto Rico hace 42 años, pero siempre se ha identificado como un cubanoamericano.
Otro ex toletero cubano, José Canseco, nació en La Habana, pero debió marcharse a Miami con su familia cuando tenía un año de edad.
"Nací en Cuba y Fidel Castro era nuestro líder. Vine a los Estados Unidos a causa de él. No puedo decir que sienta algo por su muerte. Hay una razón para que tantos desertaran a Estados Unidos", escribió el generalmente polémico Canseco.
Cuando los barbudos, sobrenombre con el que se nombraba a los integrantes del Ejército Rebelde, liderados por Castro bajaron de la Sierra Maestra para sacar del poder al dictador Fulgencio Batista el 1º de enero de 1959, muchas cosas cambiaron en Cuba, incluyendo el béisbol, que ha sido el pasatiempo nacional de la isla desde las últimas décadas del siglo 19.
Para el momento en que Castro asumió el poder, Cuba tenía la segunda mejor liga de béisbol profesional del planeta tierra, solamente detrás de las Grandes Ligas de Estados Unidos. Y se podría decir que, en cierta forma, las ligas mayores se habían puesto al nivel de la pelota cubana apenas 12 años antes, cuando Jackie Robinson quebró la barrera racial y Estados Unidos realmente comenzó a tener los mejores peloteros disponibles en su béisbol profesional.
Por mucho tiempo, peloteros negros de Estados Unidos, República Dominicana, Puerto Rico y otros lugares tuvieron la liga invernal de Cuba como la única en donde todos eran iguales y competían de tú a tú en el diamante. Antes de que Robinson quebrara la barrera racial, al menos dos decenas de cubanos blancos jugaron en las Grandes Ligas de Estados Unidos, entre ellos Armando Marsans y Rafael Almeida, quienes debutaron con los Rojos de Cincinnati en 1911.
Para el triunfo de la revolución, un grupo de empresarios negociaba con el béisbol norteamericano la instalación de una franquicia de Grandes Ligas en La Habana. Los Sugar Kings de La Habana eran la sucursal AAA de Cincinnati cuando Castro decidió abolir el béisbol profesional en Cuba.
"Me siento en estado de shock de estar en Cuba cuando sucedió; la gente ha reaccionado de una forma muy tranquila. Muchos cubanos sienten que ahora el país está más cerca de regresar a donde debería estar." Nolan Arenado, pelotero de ascendencia cubana que está de visita en Cuba donde le sorprendió la noticia de la muerte de Fidel Castro.
Con la desaparición de la pelota rentada, Castro ordenó la creación de una liga doméstica de carácter aficionado y enfocarse en la selección nacional como el principal bien del béisbol en la isla. La orgullosa "selección Cuba" ganó tres primeros lugares y dos segundos en los cinco torneos de béisbol de los Juegos Olímpicos, 12 de sus 15 participaciones en Juegos Panamericanos y 15 campeonatos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, además de un segundo lugar en el Clásico Mundial y una pila de títulos mundiales, antes y después de la revolución.
Pero el éxodo de sus principales jugadores, para tener la posibilidad de jugar profesionalmente y recibir el pago adecuado a su talento en Estados Unidos y otros lugares, ha desangrado la pelota cubana y lo que tienen hoy en la isla dista mucho a la gloria del pasado, reciente o distante.
Cuando arrancó la temporada del 2016, la oficina del comisionado informó que 23 peloteros cubanos estaban en las nóminas de los equipos, la mayor cantidad desde que MLB comenzó a llevar la cuenta en 1995. Solamente República Dominicana (82) y Venezuela (63) tenían más peloteros que Cuba en MLB cuando se cantó "playball" en abril. Otros estaban en ligas manores o en Asia.
René Arocha, Ariel Prieto, Osvaldo Fernández, Los hermanos Orlando Hernández y Liván Hernández, José Contreras, Yunel Escobar, Aroldis Chapman, Yoenis Céspedes, Yasiel Puig, Alexei Ramírez, Jose Abreu y los hermanos Yulieski y Lourdes Gurriel son solamente algunos de los peloteros más importantes que en años recientes decidieron escapar de Cuba para poder jugar béisbol profesional.
Antes que ellos, Luis Tiant, Tany Pérez, Camilo Pascual, Tony Oliva, José Cardenal, Bert Campaneris, Miguel Cuéllar, Octavio "Cookie" Rojas, Tony Taylor y Zoilo Versalles, entre muchos otros, fueron forzados a tomar la decisión de no regresar a Cuba después que Castro, prácticamente, aisló la isla del resto del mundo.
En marzo pasado, una misión de buena voluntad del gobierno de Estados Unidos y las Grandes Ligas, liderada por el presidente Barack Obama, estuvo en Cuba para la celebración de un partido de exhibición entre los Rays de Tampa Bay y una selección local. Los "desertores" (como llama despectivamente el gobierno a los ciudadanos que salen ilegalmente del país) Abreu, Puig y Ramírez formaron parte de la delegación de MLB, que comandó el comisionado Rob Manfred.
Juntos en las gradas, como dos simples aficionados del béisbol, estuvieron Obama y Raúl Castro, una imagen de los cambios que vive el país caribeño actualmente.
Sin embargo, esos cambios no avanzan tan rápido como muchos quisieran. Aunque el gobierno ha flexibilizado algunas posturas e incluso está permitiendo que algunos peloteros jueguen en ligas profesionales extranjeras, no está listo para aceptar en la selección cubana que participará en el Clásico Mundial de Béisbol, cuya cuarta versión está programada para marzo del 2017, a los desertores.
"En este momento del fallecimiento de Fidel Castro, extendemos una mano de amistad al pueblo cubano. Sabemos que este momento llena a los cubanos -en Cuba y en los Estados Unidos- de emociones poderosas, recordando las innumerables formas en que Fidel Castro alteró el curso de las vidas individuales, las familias y de la nación cubana. La historia registrará y juzgará el enorme impacto de esta singular figura en las personas y el mundo que le rodea", dijo Obama en un mensaje oficial de la Casa Blanca por la muerte de Fidel.
Marly Rivera de ESPN Digital contribuyó con esta nota.