Fue tan solo la primera victoria de los Dodgers de Los Ángeles frente a Cachorros de Chicago, un triunfo de 5-2, este sábado en Chávez Ravine, que puso en marcha la serie de campeonato del Viejo Circuito, en un duelo que los seguidores de la novena que orienta Dave Roberts, vivieron a todo pulmón, 54,289 espectadores entregados a sus colores, comprometidos con la causa de un equipo que sueña con volver al máximo escenario de la pelota.
Y los astros parecen alinearse para permear las inclemencias de una campaña que nunca fue fácil, porque la ruta hacia el Clásico Otoñal jamás ha sido un manto de rosas.
Es que en este particular juego, se produjo una acción, en el séptimo acto, en plena remontada de los inquilinos de las Lomas de Chávez Ravine, que pudo haber marcado el rumbo que tomó el marcador hacia la victoria local y, posiblemente, hasta el derrotero de la propia serie.
Porque el efecto puede tener secuelas en lo anímico, para los de Chicago, mientras que las huestes de Dave Roberts, confirman que todo parece indicar que el viento corre a su favor.
En la jugada, Charlie Culberson, quien tomó el lugar del lesionado Corey Seager en el campo corto, intentó anotar con un sencillo de Justin Turner a la pradera izquierda, desde donde Kyle Schwarber hizo una buena asistencia para el receptor, el venezolano Willson Contreras.
La pelota, el corredor de los Dodgers y el cátcher, coincidieron en la zona álgida del pentágono, con Culberson deslizándose, entre las piernas de Contreras, intentando rasguñar el plato.
Y al quedar detrás del blanco pentágono, Wilson fue a tocarlo, seguro de que no había hecho el contacto debido, para que se decretara como consumada la quinta carrera para los dueños de casa.
El juez del home plate, Lance Barksdale, hizo la clásica seña de que a Culberson lo habían puesto out.
Sin embargo, la apelación de los Dodgers y una revisión de las repeticiones en vídeo, produjeron una revocación por parte del comité a cargo de ese recurso, y la anotación subió a la pizarra.
El argumento ofrecido, fue oficialmente descrito como ''una violación a las nuevas reglas del béisbol, que impiden el bloqueo del pentágono''.
Y fue eso lo que hizo Contreras, al extender su pierna izquierda, para impedir que Culberson tuviera acceso al plato.
Joe Maddon terminó siendo expulsado, luego de sus airadas protestas, tras la determinación que se tomó, luego de una deliberación que duró dos minutos y medio.
En el camerino de los Dodgers, mientras tanto, hubo celebración en grande, luego de la victoria.
''Este equipo que tenemos ahora, es mejor que los Dodgers del año pasado'', concluyó Kike Hernández, quien remató su evaluación diciendo que, ''nuestro bateo está listo hasta para enfrentar a Sandy Koufax''.
''Ya estamos ansiosos por irnos a celebrar al downtown'', dijo, por su parte, Yasiel Puig, quien bateó su primer cuadrangular en esta pretemporada, además de un doble, que empujó la primera anotación del equipo y una de las dos que remolcó, en sus cuatro turnos.
''La afición ha estado increíble, apoyándonos en todo momento y nosotros queremos corresponderles, llevando al equipo hasta la Serie Mundial'', agregó el jardinero derecho cubano, a quien la tribuna de Dodger Stadium le cantaba... '¡Let's go Puig!'', ''¡'Let's go Puig!'', en cada visita a la caja de bateo.
Otro que estaba feliz, por el equipo, y por su actuación personal, era el taponero Kenley Jansen, a quien le asignaron la tarea de ejecutar los últimos cuatro outs, enfrentando a los pesos pesados de la alineación de los Cachorros, a Chris Bryant, Anthony Rizzo, Contreras y Albert Almora Jr, quien le había sacudido un cuadrangular para las dos carreras de la visita, al abridor Clayton Kershaw, en el cuarto acto, sin embargo, el taponero curazaleño los ponchó a todos, para cerrar el juego.
''Todos en el equipo están haciendo su parte, para poner a los Dodgers en ruta hacia la Serie Mundial, no solo los caribeños del equipo'', respondió Jansen, cuando ESPN Digital le señaló la importante aportación al buen paso de la tropa azul, de un curazaleño, que es su caso, los cubanos Puig y Grandal, y un boricua: Kike Hernández.