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D-backs creen que Corbin Carroll puede ser mejor que nunca

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Corbin Carroll cambió el enfoque para abordar el fracaso y mejoró en todos los aspectos del juego


SCOTTSDALE, Arizona -- Durante 17 semanas la temporada pasada, Corbin Carroll se sintió perdido. A menudo se preguntaba si lo enviarían a Ligas Menores. A veces, dudaba de que alguna vez volviera a ser bueno.

Carroll había pasado sin problemas por el sistema de los Arizona Diamondbacks en 2022, había tomado por asalto las Grandes Ligas de Beisbol a los 22 años en 2023 y había llegado a 2024 ya considerado como uno de los mejores del juego. Luego, durante cuatro meses, Carroll, elegido unánimemente para el Premio al Novato del Año de la Liga Nacional apenas una temporada antes, se convirtió en uno de los peores bateadores del deporte. Nunca antes había fallado en el beisbol, y luego fracasó continuamente con los reflectores puestos directamente sobre él. El perfeccionismo y la dedicación que lo habían elevado a la cima de su profesión, a pesar de ser más joven y más pequeño que la mayoría de sus compañeros, de repente, lo estaban haciendo caer en picada.

El hecho de que se haya recuperado de la forma en que lo hizo, avanzando a paso firme durante agosto y septiembre, y de alguna manera terminara con números respetables (22 jonrones, 35 bases robadas, un OPS de .749 y cuatro victorias por encima del reemplazo de FanGraphs) hace que quienes lo rodean piensen que será mejor por ello. Y mientras los D-backs se acercan a otra temporada con altas expectativas, existe la creencia de que Carroll podría haber liberado la mejor versión de sí mismo.

"El fracaso, definitivamente, me ha formado", dijo Carroll. "Y creo que algunos de mis aspectos favoritos sobre mí provienen de mis respuestas al fracaso".


CARROLL REGISTRÓ UN OPS de .868, acumuló 25 jonrones y 54 bases robadas, generó cuatro outs por encima del promedio en el jardín derecho y brilló durante la carrera de Serie Mundial en su primera temporada completa. Pero vio aspectos de su swing y su enfoque que requerían mejorar. Se propuso cubrir la recta y el cutter, áreas en las que sintió que los pitchers podrían tratar de exponerlo. Pero sus intentos de mejorar sólo provocaron una regresión. Su paso al frente hacia el pitcher se alargó demasiado, la parte superior de su cuerpo se volvió demasiado rotatoria y su swing demasiado plano. Un castillo de naipes se derrumbó.

"Creo que 2023 fue un gran año y, después de eso, siempre tengo una mentalidad de crecimiento", dijo Carroll, de 24 años. "Siempre quiero mejorar y la pregunta era exactamente ésa: ¿Cómo puedo mejorar? Incluso pensando en el pasado, tenía sentido lo que estaba pensando: poncharme menos, negociar más bases por bolas, cubrir mis mayores carencias. Pero todos hablarán sobre cómo no puedes permitir que trabajar en tus debilidades te quite tus fortalezas; lo que pierdas, tienes que ganar tanto como puedas. Estaba perdiendo en los aspectos en que lo hacía bien y aún así no era lo que quería hacer".

Carroll conectó un jonrón y tuvo una línea ofensiva de apenas .188/.261/.248 en el mes de abril. Al final, el gerente general de los D-backs, Mike Hazen, estaba tan preocupado por el estado de la confianza de Carroll que se reunió con él durante un viaje a Seattle. El mensaje de Hazen: todo va a estar bien. Eres demasiado bueno como para no darte cuenta de esto. Tu historial no es casualidad.

Pero mayo no fue mucho mejor. Carroll tenía promedio de bateo de .202/.270/.343, momento en el que los D-backs (considerados como contendientes legítimos después de sumar a Jordan Montgomery, Eduardo Rodriguez, Eugenio Suarez y Joc Pederson a un equipo que se quedó a tres victorias de un campeonato) estaban siete juegos por debajo de .500. En junio, Carroll no conectó un solo jonrón.

Los D-backs probaron intermitentemente a Carroll cerca del final de su lineup, con la esperanza de que eso lo encendiera, pero no lo hizo. Jugaron con la idea de moverlo del jardín central a su posición más cómoda en el derecho, pero la distensión en el tendón de la corva de Alek Thomas hizo que eso fuera casi imposible. A menudo hablaban de darle días libres para que se recuperara, pero la dinámica de su lineup (Thomas y Geraldo Perdomo lesionados, Suárez y Gabriel Moreno con problemas) dejaba poco margen de error. Enviarlo a las Ligas Menores, incluso para un impulso moral temporal, fue ampliamente descartado pues sería contraproducente.

"Siempre hemos hablado de esto en el desarrollo de jugadores: es casi una bendición disfrazada cuando los jugadores se van de bruces en las Ligas Menores, porque tienen que encontrar una manera de levantarse cuando no están bajo la luz más brillante, y de alguna manera resuelven esas cosas", dijo Hazen. "A veces siento que los más difíciles son aquellos en los que no lo logran. Llegan y luchan, y luego es como decir, 'no, no, no, es lo mismo. Sólo que lo estás haciendo bajo una luz mucho más brillante'".

Rutinariamente, Carroll hacía cientos de swings antes de los juegos, usando una variedad de tees, tamaños de bat y ángulos de mano en busca de una sensación que no podía identificar. Cuando comenzaban los juegos, a menudo estaba exhausto. Cuando los resultados no se daban, se sentía abatido. Hazen podía sentir que las dificultades "lo molestaban a un nivel muy personal", aunque nunca lo mostró mucho externamente.

Dijo Thomas, quien prácticamente se crió junto a Carroll en la organización: "Siempre sonreía cuando lo veía, pero me daba cuenta. Podía ver que mentalmente estaba siendo duro consigo mismo".

Carroll finalmente buscó el consejo de Zach Brandon, el coach de habilidades mentales de los D-backs que lo ayudó a superar la presión de ser seleccionado en el puesto 16 general en 2019 y la decepción de perderse las siguientes dos temporadas de Ligas Menores, primero por la pandemia de COVID-19 y luego por una cirugía de hombro. A través de Brandon, Carroll aprendió a darse cuenta de que estaba pensando negativamente y a cambiar su perspectiva. Comenzó a ver la negatividad como canciones en una lista de reproducción, a menudo repitiéndose la misma frase: Es solo un pensamiento. Próximo pensamiento.

"Por más pequeño que parezca", dijo Carroll, "simplemente, me ayudó a no caer en la espiral".


PARA LOS BATEADORES EN UN SLUMP, cualquier cantidad de sucesos inesperados pueden causar una chispa: un sencillo, un giro en la rutina o, en el caso de Carroll, una nueva perspectiva. Marlon Byrd, el jardinero retirado de las Grandes Ligas que ahora es coach, se la proporcionó. Pederson, uno de los nuevos compañeros de equipo de Carroll el año pasado, había pasado gran parte de la temporada trabajando bajo la tutela de Byrd, a menudo llevándolo en avión desde el sur de California para las estadías en casa de los D-backs. Carroll se unió a él la mañana del 29 de julio, momento en el que su OPS, de .651, era peor que el de todos los bateadores, excepto 14.

Algo en la forma en que Byrd transmitía un mensaje cambió por completo la trayectoria de la temporada de Carroll.

"Creo que lo más importante que hizo fue no tratar de amoldarse a mí", dijo Carroll. "Tal vez un poco más a la vieja escuela, pero básicamente fue decir, 'así es como bateas, y esto es lo que tienes que hacer'".

Más tarde ese día, Carroll llegó al Chase Field vigorizado. No estaba en el lineup titular, pero terminó haciendo alrededor de 500 swings, más de los que había hecho antes. Participó en la práctica de bateo temprana, seguida de una visita a la jaula de bateo, realizó un entrenamiento, luego regresó a la jaula y bateó durante todo el juego. Esta vez, sin embargo, no estaba buscando una sensación. Esperaba atrapar una.

Cuando llegó la parte baja de la novena, los D-backs perdían por cuatro carreras ante los Washington Nationals, pero rápidamente se recuperaron, reduciendo su déficit a una carrera con un corredor en primera y un out. Carroll fue convocado para batear de emergente contra el cerrador de los Nats, Kyle Finnegan, quien dos semanas antes había sido nombrado para su primer equipo All-Star. El primer lanzamiento fue un splitter adentro. Carroll lo envió fuera, en terreno de foul, pero hizo un gran contacto. "Eso se sintió diferente", se dijo a sí mismo. Cuando Finnegan siguió con un splitter arriba y afuera, Carroll lo conectó por encima de la cerca del jardín central derecho para un jonrón de oro.

"Ese turno al bat terminó", dijo Carroll, "y creo que a partir de ese momento, ese fue probablemente el punto de inflexión, diría yo. Justo ahí".

Carroll fue nombrado Jugador del Mes de la Liga Nacional en agosto, período en el que bateó .280/.342/.700, con 11 jonrones y ayudó a los D-backs a liderar el deporte en la mayoría de las categorías ofensivas principales. Desde el 29 de julio hasta el final de la temporada, Carroll registró un OPS de .931 que lo ubicó en el décimo lugar en las Mayores. Su promedio de bateo terminó 54 puntos por debajo del año anterior, pero Carroll se unió a Bobby Witt Jr., Elly De La Cruz y Jarren Duran como los únicos jugadores con, al menos, 20 jonrones, 10 triples y 30 bases robadas.

De repente, estaba conectando pitcheos hacia el hueco de terreno en la banda contraria nuevamente, como resultado de un ejercicio en el que los coaches de los D-backs le indicaron a Carroll que se mantuviera dentro de un lanzamiento tanto que continuamente lo enfilara frente a él, casi como si estuviera cortando una 'cue ball' (bola blanca). Su tasa de bases por bolas aumentó y su tasa de persecución disminuyó, en gran parte, porque Carroll y el grupo de bateo del equipo redujeron su rutina previa al juego a su forma más básica: batear solo rectas por el medio y reducir su zona de strike trabajando desde un plato más pequeño.

"Creo que aprendió mucho", dijo el coach de bateo de los D-backs, Joe Mather.

Carroll aprendió a "intentar formas diferentes para conseguir lo que quería" con los coaches de bateo a los que recurre cuando surgen problemas, porque uno nunca sabe quién puede transmitir el mensaje correcto. Aprendió que no puede cubrir todos los lanzamientos y que intentar hacerlo es inútil. Aprendió que perseguir la perfección puede ser peligroso. Aprendió, en última instancia, "que soy una persona bastante difícil de vencer".

¿En cuanto a lo que los D-backs aprendieron sobre Carroll?

"Nada", dijo Hazen, "excepto que confirmó cada pizca de confianza que teníamos en él en primer lugar".

"Todo lo que ya suponía y lo que vi se amplificó", agregó el manager de los D-backs, Torey Lovullo. "Infinitamente".


DURANTE LA TEMPORADA BAJA, Carroll buscó combinar los conceptos básicos que lo ayudaron a tener éxito con la curiosidad que inicialmente impulsó su éxito. Es un equilibrio complicado, pero las primeras señales han sido positivas.

En su segundo juego de spring training de 2025, Carroll produjo su primer jonrón en la Liga del Cactus. En su tercero, conectó un grand slam. En su cuarto, envió uno a 414 pies. Lo hizo mientras sostenía su bat más alto, cerca de un ángulo de 45 grados en lugar de plano. Carroll implementó el cambio en septiembre pasado y le gustó cómo puso sus manos en una mejor posición para disparar, luego pasó los meses siguientes perfeccionándolo.

Carroll despegó en la recta final de la temporada pasada esencialmente aprovechando su antiguo yo, pero ése no es necesariamente el bateador que quiere ser en el futuro. Es consciente de no caer en el ciclo de corregir de manera excesiva que lo atormentó el verano pasado, pero tampoco está en su naturaleza permanecer estancado.

"El impacto y todo eso fue grandioso, pero mi meta es que eso sea lo más repetible posible, y asegurarme de que a lo largo de mi carrera, sea ese jugador impactante", dijo Carroll, quien salió del juego del domingo con lo que describió como una leve rigidez en la espalda. "Hay un nivel de consistencia que quiero mejorar".

El mayor ajuste de Carroll, creen los D-backs, es mental. Necesita estar bien con el fracaso en un juego definido por él. No tanto aceptarlo, sino, como dijo Hazen, "no tomar el resultado del percentil 90 como algo negativo".

Admiran el profundo sentido de responsabilidad que siente Carroll por cumplir con una franquicia de mercado pequeño que le firmó una extensión de $111 millones antes de su primera temporada completa en las Grandes Ligas y sigue encontrando formas de gastar en su roster, más recientemente contratando a Corbin Burnes, uno de los lanzadores más codiciados en la agencia libre.

Pero de alguna manera, necesitan que Carroll se deje ir. Renunciar a su búsqueda de la perfección.

El año 2024 les enseñó eso.

"Apuesto a que no se perdió la lección", dijo Hazen, "él no es así".