Nota del editor: Este texto se publicó originalmente el 15 de septiembre de 2020
Omar Linares y Yuli Gurriel, dos de los mejores peloteros cubanos de los últimos 60 años. Ambos, extraordinarios bateadores derechos y defensores de la tercera base para equipos locales y de la orgullosa selección nacional. Hijos de grandes peloteros. Los dos con el número 10 en sus camisetas, mediáticos, carismáticos y, ocasionalmente, manzanas de la discordia.
Compararlos puede ser un ejercicio atractivo, pero conflictivo. Los dos tienen argumentos, que bien usados, podrían inclinar la balanza para uno u otro lado, aunque nunca de manera categórica.
Las diferencias entre sus carreras dejan abierta una amplia ventana a la especulación y lo que pudo ser y no fue, combustible más que suficiente para que termine en pleito cualquier amena discusión en la "Esquina Caliente" del Parque Central de La Habana.
"Esta es una comparación odiosa, de la cual trato de alejarme", dijo Jorge Ebro, editor deportivo de "El Nuevo Herald", la versión hispana del periódico "The Miami Herald" de La Capital del Sol.
"Me recuerda mucho el eterno debate entre Muhammad Ali y Teófilo Stevenson. ¿Quién hubiera ganado en una potencial pelea? Uno era el rey amateur y el otro el rey profesional. No se trata de manzanas y peras, sino de unas papas y otro tipo de papas. Para ser justos, la comparación no se sostiene", agregó el cubano radicado en Estados Unidos.
Afortunadamente, tenemos las peras, manzanas y papas convertidas en números.
De acuerdo al portal beisbolcubano en 20 temporadas con Pinar del Río, Linares bateó .368 (.487 de OBP y 1,131 de OPS) con 404 jonrones, 246 robos y 1,221 carreras impulsadas en 1,700 juegos. Eso es extraordinario, incluso en videojuegos.
Pero "El Niño" no tuvo la oportunidad de medir su enorme talento contra los mejores profesionales, aunque ya cerca del retiro jugó en partes de tres temporadas en el exigente béisbol japonés, bateando .246 en 132 encuentros con los Dragones de Chunichi.
En la arena de la competición internacional de selecciones, pocos brillaron más que el hijo de Fidel Linares.
Linares fue miembro de las selecciones Cuba que ganaron dos Juegos Olímpicos (1992 y 1996), tres Juegos Panamericanos (1991, 95 y 99) y cinco Campeonatos Mundiales, entre otros eventos menores.
A los 16 años bateó .511 con ocho jonrones en el Mundial Juvenil de Canadá (1984), luego terminó con promedio de .520 en los Juegos Panamericanos de Indianapolis (1987), consiguió batear .468 con 11 cuadrangulares y 26 impulsadas en 46 turnos en La Copa Intercontinental de La Habana en 1987 y, básicamente, garantizó una actuación espectacular en cada evento importante por más de una década.
Su momento cumbre con la camiseta nacional, sin embargo, fue la final del torneo de pelota de los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, cuando despachó tres cuadrangulares para encabezar el triunfo de Cuba 13x9 sobre Japón que aseguró la medalla de oro.
A cada evento que asistía, los cazatalentos profesionales se apiñaban a su alrededor como las moscas al dulce.
"Omar Linares es el pelotero más natural y completo nacido en Cuba desde Martín Dihigo y la mayor estrella que perdieron las Grandes Ligas en los últimos 60 años" dijo Jorge Morejón, periodista cubano que ha trabajado para los principales medios hispanos en Estados Unidos, incluyendo ESPN, Univisión y Telemundo.
"Todo lo hacía bien dentro de un terreno de pelota, pues era capaz de desempeñarse con categoría estelar en 3B, 2B, SS y el jardín central, además de ser un corredor velocísimo, lo mismo de home a primera, que en la vuelta al cuadro, y un bateador de altos promedios y largometraje", agregó Morejón.
"Creo que Linares ha sido el pelotero cubano más grande desde 1959 hasta el presente. Su increíble debut en la Liga Cubana con 15 años, las cosas que hacía, cómo llegó en edad juvenil al equipo grande de Cuba, los tres jonrones en la final olímpica de Atlanta 96, son algunas de las cosas que perduran en el imaginario", dijo el reportero cubano Francys Romero.
"Aunque no creo que haya sido el mismo tipo de talento, también pienso que Yulieski es lo que más se le asemeja a Omar. Aunque Gurriel pudo probar a tiempo todo su valor en Grandes Ligas, por herramientas, repito, nadie ha superado a Omar desde 1959", subrayó Romero.
En 15 campañas, Gurriel bateó .337 (.423 de OBP y 1,017 OPS) con 282 jonrones, 246 robos y 1,135 impulsadas en 1,300 partidos con Sancti Spíritus e Industriales de La Habana. En su última temporada (2015-16) bateó .500 con 35 extrabases y 51 impulsadas en 49 juegos.
"El Yuli" rompió el corazón a muchos de sus compatriotas en los Juegos Olímpicos del 2008, cuando bateó para doblematanza con bases llenas y un out en la novena entrada de la gran final contra Corea del Sur, pero fue parte de las artillerias rojas que conquistaron los Olímpicos de Atenas 2004, tres Copas Intercontinentales (2002, 2006 y 2010), dos Juegos Panamericanos (2003 y 2007) y dos Copas Mundiales (2003 y 2005).
El hijo de Lourdes Gurriel fue miembro del sub-campeón del primer Clásico Mundial de Béisbol (2006) y de las enseñas que disputaron las versiones del 2009 y el 2013, además de que ayudó a Pinar del Río a ganar la Serie del Caribe del 2015, apenas la segunda en que participaba Cuba tras una ausencia de medio siglo del torneo de clubes campeones de la pelota invernal caribeña.
En el Clásico Mundial, el primer evento en la historia de la pelota que realmente enfrentó a los mejores peloteros del mundo, Gurriel bateó .293 con cinco jonrones, 16 carreras impulsadas y 16 anotadas en 82 turnos en sus tres participaciones y fue el intermedista del equipo Todos Estrellas del evento inaugural.
Más importante, pese a que llegó a una edad relativamente tardía con relación a la competencia (32 años), Gurriel ha sido un exitoso toletero en las Grandes Ligas de Estados Unidos, donde ya ganó la codiciada Serie Mundial.
Gurriel bateó 305 y tuvo un OPS de .884 en una temporada con Yokohama en Japón antes firmar un contrato de $47 millones de dólares con los Houston Astros de la MLB, donde batea .291 y promedia 23 jonrones, 44 dobles y 97 remolques por cada 162 choques en cinco años, uno de los mejores de la mejor liga del planeta en ese tramo.
Linares jugó entre 1983 y 2002, la mayor parte del tiempo cuando en Cuba se jugaba con bate de aluminio. Gurriel lo hizo del 2002 en adelante, en la era del bate de madera.
"En defensa, "El Niño" fue superior. Yuli tenía un guante respetable en la tercera base, pero Omar tenía más alcance. Ambos fueron bien rápidos desde sus inicios, pero creo que Yuliesky tiene mayor punta de velocidad", dijo Renier González, comentarista deportivo estrella de la televisión cubana.
"A la ofensiva, aquí está el pollo del arroz con pollo. Yuli ha demostrado que puede batear en el mejor béisbol del mundo, "El Niño" no tuvo esa oportunidad. Así que los analizo solamente en la Serie Nacional Cubana. Ambos fueron geniales y aunque Yuli lo hizo siempre con madera y Omar casi siempre con aluminio, este último enfrentó una mayor oposición en la época dorada de la pelota cubana. Los números no mienten", dijo González.
El experimentado periodista puertorriqueño Hiram Martínez, que vio jugar a Linares en varios torneos internacionales, incluido los Olímpicos de Atlanta, asegura que Linares "tenía el talento para ser una estrella de Grandes Ligas".
"Compararlo con Yulieski es complicado y hasta injusto porque nunca jugo a nivel de Grandes Ligas, sin el beneficio de desarrollarse con jugadores de su nivel y potencial. Pero el mismo potencial que uno vio en Yulieski en aquellos Clásicos Mundiales de 2006 y 2009 era el que se veía en Linares en su 'prime'. Los números que ha puesto Yuli son los que pienso que hubiese puesto Linares en MLB: bateador de 280-290, 20 jonrones, 80 impulsadas, 60-70 ponches", explicó Martínez, quien es Senior Editor en ESPN Digital.
"Tengo la fortuna de haber visto las carreras completas de los dos, en Cuba. Linares era un superdotado, con unas condiciones excepcionales, superiores a las de Gurriel. Pero seamos sensatos, a la hora de contar la historia de la pelota cubana después de 1959 uno y otro no se pueden sentar en la misma mesa", afirmó Damián D. Averhoff, editor en ESPN Digital.
"Linares no quiso jugar en Estados Unidos (eran otros tiempos) y perdió la oportunidad de competir contra los mejores en su 'prime'. Cuando fue a Japón, a los treinta y tantos años, lució muy mal. ¿Era material de Grandes Ligas? Sí, por supuesto", apuntó D. Averhoff.
"Omar Linares es el pelotero más natural y completo nacido en Cuba desde Martín Dihigo y la mayor estrella que perdieron las Grandes Ligas en los últimos 60 años" Jorge Morejón, periodista cubano
"Pero él -y una generación de grandes peloteros cubanos- siempre cargará con el sambenito del "hubiera". No jugó en MLB y quedó latente la duda de su verdadera dimensión. En los últimos 60 años son muchos los súper prospectos que se han quedado por el camino. Perfectamente, Linares pudo ser otro en esa lista o ser mejor que Ken Griffey Jr. Nunca lo sabremos. Los hechos y no las suposiciones confirman que la carrera de Gurriel ha sido superior a la de Linares. Gurriel es el mejor número 10 de la pelota cubana en los últimos 60 años", sentenció el cubano radicado en Bristol, Conneticut.
"Pienso que comparar a Linares con Gurriel es un absurdo gigante. Linares era el mejor jugador del mejor equipo Cuba de todos los tiempos. Yuli nunca fue abiertamente el mejor jugador de ningún equipo Cuba", dijo tajantemente Yasiel Cancio, periodista cubano de la Agencia Prensa Latina.
"La diferencia en los números que dejaron ambos en Series Nacionales es abismal, y de más está decir que en la era de Linares había muchísimos lanzadores con calibre de Grandes Ligas, no así cuando Yuli jugaba", agregó Cancio.
Cancio podría tener razón acerca de la superioridad de los lanzadores que enfrentó Linares (debido a que en ese entonces no había prácticamente deserciones) en relación a los que se opusieron a Gurriel en la liga cubana, pero eso no cambia el hecho de que el último jugó con el menos ofensivo bate de madera en su país y que, a diferencia de Linares --quien lamentablemente no tuvo esa oportunidad--, además se ha lucido en la MLB.
Gurriel quedó cuarto en la carrera por el Novato del Año de la Liga Americana en el 2017, cuando agregó 21 hits en la postemporada, la segunda mayor cantidad de la historia para un jugador debutante, y ayudó a que los Astros derrotaran a Los Angeles Dodgers en la Serie Mundial.
En el 2019, conectó 31 jonrones y empujó 104 carreras y aunque no tenía mucha experiencia previa en la posición, poco a poco se ha establecido como uno de los mejores inicialistas defensivos del béisbol.
"Gurriel triunfó en Cuba, en Japón y en las Grandes Ligas, su talento se benefició de su decisión y de otro momento. Linares era enorme en todo -esos Juegos Olímpicos de Atlanta...-, brillante en su juego, pero su capacidad de maniobra era limitada y su poder de decidir por sí mismo casi nulo. No tengo duda de que lo hubiera hecho bien en la gran carpa, pero se trata de una maldita condicional. Gurriel sí lo está haciendo, de manera acentuada", dijo Ebro.
"Siempre quedará la duda de lo que pudo ser y no fue, pero como recordatorio, Dihigo tampoco jugó en las Grandes Ligas", apuntó Morejón para destacar el lugar que ocupa "El Maestro" en la historia del juego, sin haber pasado por MLB.
Decenas de páginas de estadísticas frías, una pila de testimonios y semanas de deliberaciones no bastaron para sentenciar de una vez y por todas quién ha sido el mejor #10 del béisbol cubano, entre Omar Linares y Yuli Gurriel. A favor del primero está el hecho de que ya no tiene forma de estropear su resumé. A favor del segundo, que todavía tendrá espacio para agregar batazos y hazañas importantes.
Para cuando todo se haya dicho y hecho, volveremos a revisar la disputa.