La protesta general convocada el miércoles por la oposición contra el gobernante Nicolás Maduro se unió a la autoproclamación del líder opositor del gobierno oficialista y Venezuela terminó el día con dos presidentes, lo cual impactó el segundo encuentro de la final de la liga profesional de béisbol invernal y puso en alerta a los organizadores de la Serie del Caribe, que está programada para jugarse en Barquisimeto del 2 al 8 de febrero.
Durante una jornada de movilizaciones masivas, Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional --el Parlamento de mayoría opositora-- se autoproclamó como presidente interíno de Venezuela y de inmediato recibió el reconocimiento de la mayoría de países del continente americano, incluyendo el gobierno de Estados Unidos, mientras que la Unión Europea pidió a Maduro que escuche a los venezolanos y convoque a elecciones libres.
El nuevo líder de la oposición venezolana había convocado al país a marchar por las calles para desconocer el segundo período de Maduro, quien se juramentó el 10 de enero como presidente reelecto de Venezuela después de haber ganado unos comicios que fueron cuestionados por la comunidad internacional por considerar que el proceso no estuvo ajustado a los estándares nacionales e internacionales.
Maduro desconoció la proclamación de Guaidó y anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Miles de personas, de la oposición y del oficialismo, marcharon por todo el país el miércoles. En un calentamiento, el martes, dos personas resultaron muertas.
La Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CPBC), que organiza y supervisa la Serie del Caribe, dijo el miércoles que monitorea la situación en Venezuela, pero que hasta ahora no tiene plan de cambiar la sede.
"No tengo una bola de cristal para saber qué ocurrirá en Venezuela. Puedo decir que estamos preparados para cualquier coyuntura, en caso de que no pueda realizarse allá, pero hasta ahora será Barquisimeto", dijo el abogado dominicano Juan Francisco Puello Herrera, presidente de la CPBC.
"No somos ajenos a lo que ocurre y estamos muy atentos", dijo Vitelio Mejía, el presidente de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (Lidom).
El partido de béisbol pautado a celebrarse el miércoles en el Estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto entre los Leones del Caracas y Cardenales de Lara fue inicialmente suspendido, después de que los jugadores del Caracas se resistieran a jugar tras la muerte de algunos protestantes; posteriormente, los jugadores decidieron realizar el partido, aunque la fecha de inicio del mismo se reprogramó para las 9:00 PM (local).
Los Cardenales lideran la final del torneo venezolano 1-0, luego de su triunfo 7-1 del martes contra los melenudos. Un jonrón con bases llenas del torpedero Junel Querecuto contra el zurdo Calos Piña en la séptima entrada sentenció el triunfo de los Cardenales en su casa.
"Mis compañeros y el cuerpo técnico nos reunimos temprano para analizar la situación sobre el juego de hoy y decidimos, por respeto a Venezuela, no salir a jugar. Hablamos con el cuerpo técnico y los jugadores de Lara y ellos decidieron jugar. Entiendo la situación de Lara, pero lo que está pasando en Venezuela es responsabilidad de todos los venezolanos", escribió el pelotero Jesús Guzmán, de Caracas, en su cuenta en Instagram, reflejando el desacuerdo que inicialmente surgió entre los mencionados equipos.
"Aquí estamos representando a los equipos venezolanos y apoyando el béisbol", dijo el pelotero venezolano Luis Jiménez, junto a un grupo de colegas y compatriotas, desde República Dominicana, donde está reforzando a los Toros del Este en la final quisqueyana contra las Estrellas Orientales.
El ganador de la final venezolana representará al país en la Serie del Caribe por ESPN Deportes contra los campeones de los torneos invernales de Cuba, México, República Dominicana y Puerto Rico en Barquisimeto, que se prepara para acoger el campeonato por primera vez en su historia. Originalmente, Barquisimeto fue señalada como sede en el 2018, pero la crisis social y económica de Venezuela forzó el traslado del torneo a Guadalajara, México.