DETROIT - ¿Cómo lanzarle a Ian Kinsler?
Esa es una pregunta difícil. El receptor Jarrod Saltalamacchia jugó por varios años contra Kinsler, intentando en vano de responder esa pregunta. Incluso ahora que son compañeros, no tiene una respuesta concreta para eso.
"Si le golpeas en las costillas, no te puede conectar un doble", respondió el broma el veterano receptor.
Kinsler, como dijo recientemente un cazatalentos a ESPN.com, es un "dolor en el trasero" al uno intentar prepararse para enfrentarlo porque te puede lastimar de varias maneras. El veterano intermedista de los Tigres de Detroit es veloz y ágil, pero puede batear con poder; ya tiene 14 jonrones y no hemos llegado a la mitad de la temporada.
Suele arropar el plato, pero no puedes dominarlo pegado debido a su swing corto y rápido. Y es tan buen bateador, especialmente con su cobertura del plato de este a oeste, que un lanzamiento bajo y lejos de la zona tampoco es la respuesta.
"Como receptor, uno tiene que dejarle saber a su lanzador, 'Oye, está arropando el plato, así que si tiras un lanzamiento quebrado, tiene que ser más corto que corto'. No puede quedarse encima del plato porque básicamente se convierte en un lanzamiento a la altura de la rodilla para él", dijo Saltalamacchia. "Nuestros reportes de cazatalentos en el pasado decían que era mejor lanzarle despegado, pero despegado y bajo; los cambios han sido buenos en el pasado, y con elevación tardía, pero uno tiene que poder lograr el primer strike ante él. Si caes atrás en el conteo, quedas a su merced".
Su tenacidad en el plato suele agotar a los lanzadores contrarios. Su versatilidad mantiene despiertos en las noches a los cazatalentos. Y ambas han sido de gran ayuda para los Tigres en esta temporada. Y eso es solo a la ofensiva. Pareen eso con sus asombrosas capacidades defensivas, y definitivamente él está en la conversación para ser considerado como JMV de los Tigres luego de 74 juegos en esta temporada.
"Realmente es como un catalítico", dijo el manager Brad Ausmus. "Él es la parte superior de nuestra alineación. Nos da cierta ventaja. Tiene fuego de ganar. Ha estado aquí por mucho tiempo y ha dejado en claro que no se preocupa por sus propios números, solo quiere ganar. No deja pasar un buen pitcheo, así que es un buen ejemplo para nosotros".
Con seis pies de estatura y 200 libras de peso, el físico de Kinsler no grita exactamente "toletero", pero lleva ritmo para lograr más de 30 jonrones esta temporada.
Ya ha logrado dos campañas con más de 30 bambinazos, en 2009 (31) y 2011 (32). De acuerdo, eso fue durante su tiempo con los Vigilantes de Texas, cuando jugó en el Globe Life Park en Arlington, un estadio amigable para los bateadores, pero de la forma en que ha estado bateando esta temporada, no es de ilusos imaginarse otro año monstruoso.
"Ha sido más un bateador de rachas en términos de jonrones en las temporadas, pero tiene poder. Es solo que, por la razón que sea, no es del tipo de poder que tiene un Miguel Cabrera", dijo Ausmus. "Miggy puede batear mal una pelota y aun así la puede sacar; Kins tiene que pegarle realmente bien para sacarla, especialmente en nuestro estadio".
El jugar en los confines menos amigables del Comerica Park requirió que Kinsler hiciera algunos ajustes en los inicios de su estancia con los Tigres. Tuvo que recalibrar su swing cuando fue cambiado a Detroit, y eso no se tradujo en un éxito inmediato.
"Cuando yo llegué aquí yo sabía que era un estadio grande, y yo sabía que habían chicos aquí detrás de mí que me podían remolcar y se supone que yo fuera un preparador de mesa", le dijo Kinsler a ESPN.com. "Yo realmente quería aplanar mi swing y batear más líneas, y eso me alejó de mi poder".
Ese ajuste llevó a un aumento significativo en su porcentaje de líneas, que saltó de 16.8 por ciento en sus cuatro años en Texas a 21.6 por ciento en sus tres años con Detroit, de acuerdo con ESPN Datos.
Una vez Kinsler se sintió más cómodo con sus ajustes en su mecánica, su poder comenzó a regresar. Eso no ocurrió de la noche a la mañana, pero gradualmente llegó a un lugar la pasada temporada dónde se sintió que podía proveer ambos elementos de la ofensiva: la habilidad de embasarse, y la habilidad de batear con poder.
¿Cómo lo logró? No hubo una fórmula mágica, según insiste el coach de bateo Wally Joyner, solo una gran ética de trabajo.
"Con un deseo de ser un jugador de Grandes Ligas, con un deseo de estar en la jaula de bateo por varias horas y de estar en el terreno por varias horas para perfeccionar su juego y su habilidad de producir cada día", dijo Joyner.
Kinsler admite que no puede batear regularmente con poder para todas las bandas. Es un bateador que suele halar la pelota y cuyos cuadrangulares usualmente son hacia el jardín izquierdo. De acuerdo con ESPN Datos, solo 14 de los 146 cuadrangulares de Kinsler en su carrera han sido hacia el central (10) o hacia el derecho (4).
Eso no es algo atípico, pero hay un elemento de su swing que lo hace único como bateador de poder.
"No tiene una carga, como tal, como la mayoría de los bateadores", dijo Saltalamacchia. "La mayoría de los bateadores tienen una patada y una especie de paso hacia la pelota. Él simplemente la conecta desde su posición quieta. Es algo diferente, pero obviamente tiene un bate rápido. Puede arropar la pelota. Es un muy buen bateador".
Debido a su swing es corto y rápido, puede quedarse encima de las rectas, pero también tiene el balance suficiente para hacer daño ante lanzamientos quebrados.
Kinsler no siempre ha tenido un swing tan corto. Un cazatalentos de MLB, quien evaluó a Kinsler cuando estaba en la Universidad en Missouri, dijo que él solía batear la pelota para todos lados y empujar la pelota hacia las bandas con "un golpe de línea".
Una vez llegó a las mayores, se adaptó. En vez de tratar de emplear el mismo swing que usaba en la universidad, lo acortó, añadiendo más rapidez y poder en la parte final del mismo, y aprendió a halar más la pelota.
"Hizo un gran trabajo con sus ajustes", dijo el escucha.
Obviamente eso le ha rendido dividendos al seleccionado en la ronda 17 del sorteo.
Kinsler admite que sería bueno tener otra temporada sobresaliente a la ofensiva como en esos dos años en Texas, pero no está embriagado con la idea de los cuadrangulares.
"Me gustaría que mi hijo se lleve en su recuerdo las memorias de los camerinos y las jaulas de bateo y de atrapar elevados en los jardines. Así que hasta la edad que eso sea, me gustaría jugar hasta esa edad." Ian Kinsler
"Todo el mundo vive enamorado del cuadrangular, pero ¿es valioso un tipo que batea .210 y que saca 35 pelotas por temporada?", se preguntó Kinsler. "La industria parece pensar que eso es valioso. Pero yo no creo que sea valioso. 35 turnos, 35 turnos de un total de 600, vas a batear un cuadrangular. ¿A qué equivale eso en victorias? ¿Cuándo se conectaron esos jonrones?
"Digamos que un chico batea 35 jonrones y 10 de esos no valieron la pena porque su equipo estaba ganando con gran ventaja o perdiendo por mucho. Ahora solo logró 25 jonrones por temporada que realmente significaron algo. ¿Cuántos de esos juegos en los que bateó un jonrón se lograron ganar?"
Los sentimientos de Kinsler van a la par con sus propios números. De acuerdo con ESPN Datos, en realidad él bateó un alto porcentaje de cuadrangulares para tomar ventaja en los partidos en sus temporadas en las que logró menos de 30 jonrones. De los cuadrangulares que logró en sus temporadas con más de 30 vuelacercas, solo 30 por ciento de ellos fueron para tomar ventaja, en comparación con el 37 por ciento en otras temporadas.
Sin embargo, esa no es la única reflexión del valor de Kinsler. Lejos de ello.
El hecho de que no esté mostrando señales de retroceso a pesar de su edad - acaba de cumplir 34 años el pasado miércoles - solo le añade lustre a su atractivo. Se ha mantenido como alguien duradero - jugando en 154 partidos o más en cuatro de las últimas cinco temporadas - y parece tener un modo de jugar parecido al de Benjamin Button a medida que envejece.
En raras ocasiones se le ve cansado, incluso luego de una larga racha de partidos. En cambio, suele inyectar vida y ambiente al camerino. Se encuentra entre los regulares que suelen llevar a cabo partidos de baloncesto frente al aro improvisado frente a su casillero. Tiene una elaborada rutina de estrechón de manos con el hijo de su compañero de equipo Víctor Martínez, Víctor José. La energía de Kinsler se asemeja mucho a la de un chiquillo.
"Yo soy un chico grande", dijo Kinsler. "100 por ciento".
No suele ponerle demasiado pensamiento a la posible duración de su carrera, pero él siempre ha admirado la longevidad de su ex compañero Torii Hunter. La mayor prioridad de Kinsler es jugar lo suficiente como para que su hijo de cinco años, Jack, pueda tener una verdadera probada de lo que es la vida en las Grandes Ligas.
"Me gustaría que mi hijo se lleve en su recuerdo las memorias de los camerinos y las jaulas de bateo y de atrapar elevados en los jardines", dijo Kinsler. "Así que hasta la edad que eso sea, me gustaría jugar hasta esa edad".
Y añade: "Yo quiero ser como Ken Griffey Sr. y Ken Griffey Jr".