MÉXICO -- Todos conocen la historia: Joe Flacco rechazó la oferta de extensión contractual por cinco años y 16 millones de dólares anuales que le ofrecieron los Ravens en la temporada baja del 2012; el mariscal de campo condujo a Baltimore a su segundo título de Super Bowl; y Flacco se convirtió --momentáneamente-- en el jugador con el mayor contrato en la historia de la NFL, firmando un acuerdo por seis temporadas y 120.6 millones de dólares.
El agente de Flacco, Joe Linta, se atrevió a burlarse públicamente de la directiva de los Ravens, llamando "tonto" al propietario Steve Bisciotti por no firmar antes a Flacco, cuando solamente los separaban un millón de dólares en la mesa de negociaciones.
Sin embargo, aún en la época en que la NFL --y sus dueños-- están registrando ganancias récords, apostar a la agencia libre puede ser un negocio riesgoso, en particular luego de que el último contrato colectivo de trabajo entre la liga y el sindicato de los jugadores limitara el crecimiento del tope salarial para las temporadas próximas.
Un ejemplo perfecto es el tackle ofensivo Ryan Clady de los Denver Broncos. En la temporada baja pasada, Clady rechazó una oferta de extensión contractual por 50 millones de dólares y cinco temporadas que incluía 28 millones de dólares. Clady buscaba un acuerdo similar al que firmó Joe Thomas con los Cleveland Browns en el 2011, por ocho temporadas y 92 millones de dólares.
Sin embargo, la posición de tackle ofensivo fue una de las que más se devaluó en la presente temporada baja. Jake Long sólo consiguió un contrato por cuatro temporadas y 34 millones de dólares, fichando con los St. Louis Rams. Tanto Long como Clady tienen un historial de lesiones. Andre Smith es otro tackle que buscaba dinero en la agencia libre de este año, pero no despertó mucho interés en el mercado abierto y acordó volver a los Cincinnati Bengals a cambio de 18 millones de dólares por tres temporadas. En Kansas City, Branden Albert sigue esperando un convenio a largo plazo con los Chiefs.
Incluso Jermon Bushrod, quien fue elegido a los dos últimos Pro Bowls como miembro de los New Orleans Saints, firmó por "apenas" 35 millones de dólares y cinco temporadas, pese a que no acarrea las interrogantes de lesiones de Clady.
A la luz de esos casos, parece imposible suponer que los Broncos vuelvan a ofrecerle a Clady un acuerdo que promedie 10 millones de dólares anuales en los días que restan antes de que se cumpla el plazo para conseguir acuerdos a largo plazo con los jugadores franquicia. Clady apostó a la agencia libre el año pasado, dejando pasar una muy buena oferta, y aparentemente ha salido del lado perdedor.
Cliff Avril es otro que apostó a la agencia libre en el 2011. Como jugador de los Detroit Lions, Avril rechazó una oferta de extensión contractual por tres temporadas y 30 millones de dólares, optando en su lugar por firmar la oferta calificada como jugador franquicia y jugar el 2012 a cambio de 10.5 millones de dólares. Este año, lo más que pudo conseguir Avril en el mercado abierto fue una oferta por dos campañas y 15 millones de dólares con los Seattle Seahawks. Suponiendo que cumple la totalidad de su acuerdo en Seattle, aunado a lo que cobró el año pasado, seguiría estando 5 millones por debajo del dinero que no quiso de los Lions.
Los cazamariscales como Avril tampoco estuvieron en gran demanda en los meses pasados.
Elvis Dumervil fue cortado en Denver, dejando inconcluso un pacto por seis años y 61.5 millones de dólares que le debía entregar 12 millones en el 2013. Dumervil había aceptado una reducción salarial a 8 millones este año para quedarse con los Broncos, pero un problema con una máquina de fax le impidió volver al equipo que lo reclutó, y debió conformarse con fichar por cinco temporadas y 26 millones de dólares con los Ravens, un promedio anual de 5.2 millones anuales.
Como agente libre, Dwight Freeney se debió conformar con firmar por dos temporadas y 8.25 millones de dólares con los San Diego Chargers. En Dallas, los Cowboys no pudieron llegar a un convenio a largo plazo con Anthony Spencer, otro jugador franquicia, y las negociaciones están paradas. John Abraham sigue esperando a que suene el teléfono tras ser cortado por los Atlanta Falcons, quienes no quisieron pagar 3.25 millones de dólares para contar con el líder activo en capturas de la NFL en el 2013. En lugar de eso, Atlanta fichó por dos años y apenas 8.5 millones de dólares a Osi Umenyiora, quien jamás pudo conseguir, a su vez, el contrato grande que deseaba con los New York Giants.
Muy lejos están los convenios de seis temporadas y 96 millones de dólares como el de Mario Williams con los Buffalo Bills de hace un año, o los 84 millones de dólares por seis años que le dieron los Chicago Bears a Julius Peppers en el 2010. Esa cantidad de billetes se están reservando únicamente para los mariscales de campo.
Apostar a sí mismo con miras a la agencia libre era algo común previo al último contrato colectivo de trabajo, cuando el tope salarial escalaba significativamente año con año. Durante las últimas negociaciones laborales, los jugadores consiguieron incrementar su tajada del pastel, pero buena parte de ese dinero se destina a otros rubros, y no a elevar el top como antes.
El tope salarial para este año es de 123 millones de dólares, aproximadamente la misma cantidad que en el 2009, el último año con tope bajo el acuerdo laboral previo. Las proyecciones para los topes salarial del 2014 y 2015 prevén un aumento mínimo. Eso significa que los sueldos van en aumento, pero la cantidad disponible para que los equipos paguen dichos sueldos no. Los sacrificados en esta situación han sido jugadores como Avril, Dumervil y Freeney.
Así las cosas, seguiremos viendo a los equipos sacar dinero de ciertas posiciones para poder compensar la inflación en los sueldos de los pasadores. Habrá que poner especial atención las negociaciones que vayan surgiendo entre los Falcons con Matt Ryan, y los Lions con Matthew Stafford, para determinar si continúa la tendencia de esta temporada baja.