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¡Que se largue, pero ya, Matías Almeyda!

LOS ÁNGELES -- ¡Fuera de Chivas, Matías Almeyda! Que ni siquiera se entretenga en ponerle el deshonroso moño negro al engorroso y humillante torneo, y que ni siga adelante en la Copa MX.

Fuera. Largo. Vuelo directo al gallinero de River Plate.

Súbitamente, tras el tropiezo en el Clásico ante el América, las redes sociales se convirtieron en un voraz patíbulo y Matías Almeyda era llevado al cadalso, no sólo por algunos ¿comunicadores?, sino también por algunos aficionados amnésicos.

Que ruede la cabeza sobre un pantano de sangre, eso quieren. Tienen razón. Que se largue. Pero ya.

Después de todo, ¿qué hizo Matías Almeyda por el Guadalajara...?

1. EN EL HOYO...

Digo, es cierto: Chivas agonizaba y el 'Chepo' de la Torre había contagiado de pánico e inseguridad a su propio vestuario, y 'El Pelado' se sumergió en un clima hostil, totalmente agreste, a una labor de supervivencia compartida. Pacto suicida.

A 'Chepo' se le agotó el discurso, y hasta a su libro de cabecera con las frases más perronas de Einstein, se lo había tragado la teoría de la relatividad sobre el descenso.

Almeyda había llegado con misterio, con engaños, con mentiras, con su cuerpo técnico, con 27 maletas, pero nomás para ver si en Tepic con Coras había chamba, y diciendo que no sabía ni siquiera que su primera entrevista con el Rebaño con Néstor, casual, curiosa y circunstancialmente, era el hermano del técnico en gestiones.

Con los medios en contra, por la farsa montada por Chivas para contratarlo, y con el tibio antecedente como clímax de su curriculum de llevar a River Plate al título... de la división de ascenso en Argentina, Almeyda hizo la tarea... y un poco más. Sobrevivió Chivas y sobrevivió él.

Salvó al Guadalajara y le lavó la cara. No se arrastró el Rebaño penosamente sobre sus vestigios de dignidad para resucitar, sino que lo hizo de manera saludable.

2. A LO CHIVAS...

¿Qué se vaya Almeyda pero ya? Claro, después de todo, en México, y en la órbita de sus directivos abundan entrenadores que puedan mantener ese estilo de juego a un Guadalajara, que, insisto, muy a título personal, tiene el privilegio, la ventaja, la bendición de jugar sólo con mexicanos.

Estas Chivas de Almeyda dejaron un sello muy claro: hacían el mejor futbol en el torneo mexicano. Lo más cercano fueron algunos momentos del Pachuca de Diego Alonso, o, dentro de sus alcances, estos Lobos BUAP de Rafa Puente. ¿Alguno otro?

Velocidad, rabia, compromiso, dinámica, posesión, atrevimiento, orden táctico, entrega plena, además de un mapa muy claro de juego, mostraron a un Chivas realmente suculento, más allá de que estuvo pecando de inmadurez, de inconsistencia y de la falta de una banca sólida.

Pero, en este futbol mexicano ¿cuántos equipos reembolsan en la cancha no sólo el precio del boleto, sino las expectativas de la afición?

Pero, bueno, ya algo parecido, sólo parecido, se lo dieron a Chivas el 'Yayo' de la Torre, el 'Chepo' en su primera etapa, y Hans Westerhoff, entonces, ¿qué mérito tiene? Sí, que lo trepen en un avión rumbo a Argentina.

3. PERSONALIDAD...

Hay que recordar que en conferencias de prensa, Almeyda se quejó de que "este equipo sólo puede jugar con mexicanos", como un lamento desesperado.

Incluso en Argentina habló de que "debía trabajar el triple", y hasta "pensar tres veces", porque trabaja sólo con mexicanos. Doble tache.

Más allá de esas lamentables deliberaciones, lo cierto es que se ha atrevido, como ningún otro entrenador de la época de Jorge Vergara, a respaldar a jugadores de la cantera, a veces con aciertos (Michael Pérez, 'Chapito' Sánchez, 'Chelo' Zaldívar, Carlos Cisneros), y a veces de manera estoica, terca e inútil, como con 'La Chofis' López, un futbolista con notables facultades, pero más adicto a los placeres mundanos y carnales que a la gloria maravillosa del futbol.

Y por ahí vienen Godínez, Márquez, Macías, Benítez, además de los que incorpore para el siguiente torneo.

Más allá del cobijo fallido a 'La Chofis', que parece llevar en ese apodo de vecindad su destino, Almeyda ha tenido influencia positiva en jugadores. Zaldívar, Cisneros, Pérez, han terminado por seguir su consejo en invertir sus salarios en bienes raíces, en lugar de autos suntuosos, extravagancias y caprichos de su juventud.

Pero, eso, ¿a quién le importa? Que echen a Almeyda. Al fin y al cabo siempre habrá manera de hacer contrataciones espectacularmente estrambóticas y fracasadas como las de Reyna, De Nigris, Castro y tantos otros que llegaron sólo a recoger su generoso fondo de retiro.

Y claro que pululan por ahí otros entrenadores como los que han engatusado a Jorge Vergara, desde un Raúl Arias, hasta los espejismos de Paco Ramírez, Bustos, Ambriz, Vant Schip, entre otros. De esos, hay una larga lista.

Ya, puntualmente, ciertamente enterarse de que numerosos aficionados de Chivas y algunos ¿comunicadores? sentencian a Almeyda por el desenlace del Clásico, equivale a que deplorablemente traten de minimizar todos los detalles enumerados.

Sí, hay equivocaciones. Se le dio el poder total a Almeyda, cuando debería tener un director deportivo a su lado, que le cuestione con argumentos genuinos. Que sea su fiscal, pero también su abogado. Ninguna dictadura puede ser eficiente.

Y se ha equivocado al irrumpir en decisiones médicas. Almeyda no puede decidir si un jugador debe o no ser operado. Detuvo intervenciones de jugadores que al final tuvieron que darse, y los casos más claros son los de Zaldívar y Cisneros.

Si bien el promotor de Matías Almeyda, un sabueso para olisquear oportunidades, ha querido colocarlo en España, Italia, ofrecerlo hasta para dirigir al Tri y hasta susurrar su voz para hacerse cargo de Argentina, la realidad es que esa labor de Santiago Hirsig a veces ayuda poco a su representado. Meterle ideas vaporosas en la cabeza a un técnico hipersensible a esas circunstancias es contraproducente.

Por ejemplo, este jueves en Raza Deportiva, pudimos confirmar que Matías Almeyda sí está entre los cuatro candidatos para dirigir a la selección chilena.

Y Almeyda sabe que la baraja es amplia, aunque sabe, también, que ninguna de las supuestas ofertas puede alcanzar a cubrir su nuevo salario con Chivas.


Más allá de que se confirma el descontento de Almeyda, al grado de hacer sentir que si no llegan refuerzos (Elías Hernández) pensaría en dar un paso al costado en junio de 2018, hoy, queda claro, debe confrontar desde ya un trabajo de reconstrucción absoluta.

Y claro, es inevitable señalar a otros responsables semiagzapados: los mismos jugadores.

La afición de Chivas bien puede llamar a cuentas a sus figuritas. Que respondan puntualmente: ¿porqué sólo ante el América encontraron ese nivel altísimo de rendimiento, casi de perfección absoluta, hasta antes del error de Rodolfo Cota, y en los anteriores juegos no?

Ese es un obligado acto de conciencia de cada jugador de Chivas. Ellos mismos quedaron expuestos. Ellos mismos quedaron exhibidos que en los anteriores partidos nunca quisieron, así, nunca quisieron, tener ese rendimiento como ante El Nido, al grado que nadie extrañó a Rodolfo Pizarro.