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Los Niños Bien de Coapa ante los zarrapastrosos de Kuri

LOS ÁNGELES -- Vaya desafío. Miguel Herrera tiene a sus mejores hombres listos. Todos, bien comiditos, bien dormiditos, bien trataditos, bien mimaditos. Y enfrente, los menesterosos de la Liga Mx. De esos encontronazos que apestan a emboscada.

Y encima, a cargo del trabajo arbitral para este Veracruz contra América, Fernando Guerrero. Para los expertos, el mejorcito –o el menos peorcito--, de la cuadrilla de Arturo Brizio Carter.

Insisto: es de esos partidos seductoramente malolientes que invocan una acechanza del destino. “Los Niños Bien de Coapa” contra los zarrapastrosos desamparados de Fidel Kuri. Luis Buñuel se habría encariñado con un drama así para entremezclar su discurso de justicia social.

Porque ocurre, que en circunstancias así, entre los apadrinados por la fortuna y los cebados por el infortunio, suelen, deliciosamente, fraguarse esos episodios épicos de lo improbable.

América necesita un punto. Con él, visará su entrada a la Liguilla, sin preocuparse por zacapelas ajenas de repercusión en la Tabla de Posiciones. Empatando, América duerme tranquilo, pero ganando se va tranquilo a más de dos semanas de frugal pretemporada.

Veracruz salta de la inopia, de la indigencia. Irrumpe desde la marginación y de la marginalidad. Esa supurante y compasiva desdicha de los suburbiales de la Liga Mx.

Los jugadores jarochos han sido cuchileados y acuchillados por su patrón, por su sindicato, por algunos de sus compañeros, por sus federativos, por la cancha, por los árbitros, por su afición, por las deudas, por sus deudores, por sus familias, por los reglamentos.

Es el reparto perfecto para esas obras cargadas de morbo y misterio. De esos estrujantes episodios entre uno que debe y puede ganar todo, y el otro que no tiene nada que perder. La inclemencia de lo inesperado tiene aliento fétido desde primera fila.

Es la mejor revancha que se le ofrece a los jugadores de Veracruz. Y, obviamente, tiene a su favor a toda aquella feligresía rencorosa reclutada venenosamente por la consigna del #ÓdiameMás. Sí, el resto de la LigaMx.

¿Quiénes se encuentran más motivados, nerviosos y necesitados de una victoria? Sin duda, el América. No ganar, o peor aún, no empatar, con el peor equipo del año 2019, implicaría una deshonra para “Los Niños Bien de Coapa”, que hoy cuentan con todo un bondadoso escenario para ganar, gustar y golear.

Para Veracruz, para el desahuciado, para el desarrapado, ya nada puede ser peor. Sin salario, desprotegidos, desunidos, abandonados, sus jugadores a lo único que pueden temer es a perder a ese privilegio de tener miedo, que es precisamente el que los fortalece.

Por eso, el discurso de Miguel Herrera deberá ser más poderoso, perfecto y exacto que el de Raúl Arias ante los jugadores de Veracruz. “Los Niños Bien de Coapa” no conciben la magnitud de la tragedia, en tanto que los desamparados por Kuri, llevan más de un año sobreviviendo entre las catacumbas inhóspitas de la tragedia.

Y mientras en el América no necesitan creer en milagros, en Veracruz, hay quien promete milagros. Kuri les ha hablado a sus jugadores de una prima triple y de pagarles todo lo que les debe, si ponen de rodillas al coloso del #ÓdiameMás.

Recuerden, Kuri no juega este partido contra los once de Herrera ni contra Herrera, sino contra el sistema, contra el aparato poderoso que se yergue detrás de él, con Yon de Luisa como rostro visible de Emilio Azcárraga Jean, y la guillotina ordenada contra él y contra su equipo –merecidamente— para el 3 de diciembre en la Yunta de Dueños (dixit Sven-Goran Eriksson).

El milagro será perfecto cuando el grupo de jugadores de Veracruz, desunido, fracturado, divorciado, haga una tregua, se aglutine, se indulte, se reconcilie, por 90 minutos, sólo por 90 minutos, para poder cambiar su historia, pero, ojo, sin poder ya cambiar su desgracia.

Qué deleite, sin duda. Que el más poderoso de la Liga Mx sienta, al menos un cosquilleo de nervios, de desazón, de duda, de titubeo, ante esos, los andrajosos desamparados de la liga que dice estar entre las cinco mejores del mundo, según su presidente Enrique Bonilla.

Dios nos libre de semejante desgracia, porque sería una estampa del triunfo de la impunidad, pero imagínese al final de los 90 minutos a Fidel Kuri ante Yon de Luisa, citando a Leónidas ante Jerjes en los 300: “Me arrodillaría pero, sabes, estar toda la mañana matando tus hombres me ha provocado un calambre en la pierna”.

Eso daría escalofríos a la Liga. A De Luisa. Y a uno que otro –u otros-- más…