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¡Bendito América levanta muertos! ¿Verdad, Chivas?

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¿Mostrará Leaño el 'equipazo' que presume? (3:49)

Análisis Picante de lo que se espera de Chivas y su nuevo entrenador de cara a los duelos ante Querétaro y Atlas. (3:49)

LOS ÁNGELES -- Ya no hay dudas: no fue Marcelo Michel Leaño el del milagro, fue el América, el del efecto Lázaro. Llegó la voz imperativa desde El Nido de Coapa: “Levántate, Chivas y anda”. Y Chivas “andó”, como en el viejo chiste. Pero llegó Querétaro, y el Guadalajara no anduvo más.

Como equipo chico, el Rebaño se trepó a la cresta de la ola que es el América, y ante los Gallos Blancos, sotaneros entonces, regresó a los valles de su mediocridad. 1-0, gol de Jonathan dos Santos, y los queretanos heredaron las profundidades a Tijuana.

Extinguido el conjuro de la camiseta amarilla, agotado el desafío de medirse ante el líder del torneo, y superado el trago amargo de enfrentar al archirrival por antonomasia, el Guadalajara volvió a ser el equipo indolente, tristón, artrítico mental y tácticamente, e ineficiente.

Sí, a Marcelo Michel Leaño se le agotó el discurso, o se le agotó la dotación de sus mitómanas galletitas chinas, llenas de epístolas breves y frases dulzonas e inútiles en la vida diaria. Le dejo al interino de Chivas una de Confucio: “Las desgracias, al igual que la fortuna, sólo llegan cuando las hemos buscado con nuestros actos”.

Es más, le dejo dos reflexiones de Confucio: “Una gran fortuna depende de la suerte, una pequeña de la habilidad”. Tal vez así Leaño entienda que empatar con América fue un chiripazo y no una conquista.

Tal vez incluso, tras sus rotundos fracasos respaldando a Luis Fernando Tena y emperrándose con el Ex Rey Midas, Víctor Manuel Vucetich, tal vez, y sólo tal vez, finalmente, ya aprendió Ricardo Peláez, y por eso insistía y persistía en que Leaño es y será “sólo un interino”.

¿Qué futuro tiene Chivas? El técnico con frases de Instagram, el director deportivo con su santoral portátil, el dueño en las matinés de los cines tapatíos, y los jugadores a puro vodka clandestino, al cancelarles otra vez las Fiestas de Octubre en Guadalajara, consideradas como la cantina más grande del mundo.

Querétaro fue superior. Mientras quiso, tuvo más la pelota. Después del gol, al minuto 48, decidió extorsionar con ese marcador al Guadalajara, que se bebió los últimos vestigios de dignidad que le quedaron tras el empate ante América.

La anotación de Dos Santos desnuda totalmente a Chivas. Muestra la pereza, la indolencia, la tibieza, la pusilanimidad del momento. Ojo: todo ocurre entre siete jugadores rojiblancos, además del portero Raúl Gudiño.

1.- Kevin Escamilla traba a un frágil Alexis Vega en la salida. Le hurta el balón con más fuerza y decisión. El queretano le rebota, más que le entrega, el balón a Kevin Balanta.

2.- El colombiano apenas controla. Alexis Vega quiere enmendar su error, pero, de nuevo, con suma tibieza. Balanta se viste con traje de luces, ejecutando una verónica ante la embestida con el sello de la casa, torpe y fallida, del Pollo Briseño, quien se levanta pero se entume.

3.- Ante la marca del Tiba Sepúlveda, Balanta sirve a Dos Santos, quien ejecuta la machicuepa de recibir, acomodar el cuerpo y rematar a la media vuelta, ante dos espectadores, tiesos, apáticos, sin reacción: Sergio Flores, y Luis Olivas, quien en lugar de barrerse ante el inminente disparo, sólo acompaña, como chambelán de quinceañera, al atacante uruguayo.

El gol convulsionó a Chivas, pero la reacción sirvió de poco, de muy poco, porque además Querétaro le regaló la pelota, le entregó el espacio, y montó la trinchera en el fondo, a resguardar el tesoro inesperado del 1-0, para que, de pulular en el último lugar se colocara de antepenúltimo en la Tabla General.

Aún así, Chivas aprovechó que el adversario se amontonaba en el fondo, pero sin un precepto claro de cómo defenderse. Querétaro, a falta de orden, invocó a la desesperación. Y entonces, apareció Washington Aguerre, quien se sublimó ante disparos de escaso veneno por parte de Uriel Antuna, Miguel Ponce, César Huerta y Eduardo Torres.

Pero, volvieron a ser las Chivas de los últimos torneos. El empate con América fue una mascarada, una mentira para extorsionar con un salivazo de esperanza a su afición, que se creyó la verborrea de Leaño.

“Tenemos unos jugadorazos, tenemos un equipazo”, dijo entonces. Sólo le faltó precisar al “interino” que esos “jugadorazos” sólo se soliviantan, sólo se sublevan ante el América. ¡Bendito Coapa, el altar de los milagros en el futbol mexicano!

Después de enfrentar al América, Leaño puntualizó: “Queremos que la gente que vea los partidos del Guadalajara se sienta dignificada, orgullosa y muy feliz de ver a su equipo jugar”. Supongo que este miércoles por la noche el #FueraLeaño no apareció en redes sociales, porque la holgazanería del equipo, contagió a sus seguidores.

Súbitamente, toda la palabrería que desfiló tras igualar con las Águilas, despareció el miércoles por la noche. Leaño había dicho: “Queremos que este punto valga sumando de a tres contra Querétaro, la afición va a estar contenta porque la afición quiere ver a sus Chivas ganar”. Irrefutable la ley del escupitajo del ridículo.

Queda claro, pero muy claro, que haber sido canchanchán de César Luis Menotti y achichincle de Johan Cruyff le enseñó a Leaño el manejo de las palabras bonitas, pero, ojo, no lo más importante, el manejo de las palabras correctas, oportunas, congruentes y necesarias.

Después del tropezón ante Querétaro, el discurso fue distinto. Atacó al rival por no querer jugar, después de que así se comportó Chivas en el segundo tiempo ante el América. Se quejó de la lluvia, cuando llovió para todos; se quejó del parón de 58 minutos por tormenta eléctrica, cuando el parón fue para todos.

Y este sábado, Chivas recibe al Atlas. Un Clásico genuino. Ya no habló Leaño de sumar de a tres. La mesura viene después de una cachetada guajolotera como la que le asestó Querétaro. Para colmo, los Zorros tropezaron de locales ante el casi desahuciado Puebla, que jugó con un hombre menos.

¿Será que la camiseta rojinegra es capaz de levantar a esos Lázaros rojiblancos, como el milagro de la, por lo visto, bendita camiseta americanista? De ser así, se confirmaría que Chivas ha entrado a la fosa común de los equipos chicos.