El día que Sergio Pérez decidió hacer un homenaje al gran Pedro Rodríguez se convirtió en el momento histórico donde el piloto de Red Bull rebasó al mítico ídolo como el mexicano más ganador en la Fórmula 1 y lo hizo, además, con una victoria en el Gran Premio más grande de todos, en Mónaco.
Fue casi un apadrinamiento divino, con Checo Pérez enfundado en un casco en colores gris con negro, los colores del Pedro el 'Ojos de Gato' y donde lució los números que juntos habían forjado para México en la F1, hasta antes del Gran Premio de Mónaco 2022: cuatro victorias y 25 podios... ahora la cuenta es cinco triunfos, tres de Checo por dos de Pedro; 18 visitas a la premiación de Pérez por ocho de Rodríguez.
Mucho se escribe y se habla de que el talento de los Hermanos Rodríguez no tiene igual en la historia del automovilismo mexicano, y sí, seguramente el talento puro, las manos fueron inigualables, pero Checo Pérez es también un fuera de serie, con un camino diferente que a los 32 años ha encontrado la primera oportunidad real de competir adelante, en su temporada 12 en el Gran Circo. Nadie le ha regalado nada, todo lo que tiene lo ganó o lo arrebató y siempre ha venido de situaciones adversas.
Por eso, hoy por hoy, Checo Pérez es el mejor piloto que haya salido del territorio mexicano. Su mérito está blindado, es a prueba de todo, es de una fibra de carbono que ya no admite más pruebas de impacto.
Checo Pérez se embarcó, a los 13 años de edad, en un periplo hacia Alemania que tenía como objetivo ser llegar a la Fórmula 1 y ser campeón. Una familia atribulada lo vio partir, pero Antonio Pérez Garibay, su padre lo tenía claro: el pequeño Sergio, ese escuálido niño con dientes tan grandes como sus manos sería piloto de F1 y sería el mejor.
Más allá de la grandilocuencia de un padre, el apoyo de Escudería Telmex encabezada por Carlos Slim y Jimmy Morales, los consejos y recomendación con gente importante en Europa del otro ídolo Adrián Fernández, así como el ejemplo de su hermano Toño fueron claves fueron claves para que Checo Pérez encontrara un poco de pavimento en el camino de terracería que es para un mexicano tratar de encajar en el sistema del deporte motor en el Viejo Continente, único camino a la Máxima Categoría pero que de ninguna manera es una recta tranquila.
Además, Checo superó la barrera de los mil puntos en la Fórmula 1, al llegar a 1,006, obviamente la marca para un volante mexicano. Y es que tampoco han sido muchos. Luego del debut de Ricardo Rodríguez en 1961, sólo han transitado por la categoría su hermano Pedro, Moisés Solana, Héctor Rebaque, Esteban Gutiérrez y, por supuesto, Pérez, ahora ya el máximo ganador para el país cuyo escudo nacional presume un águila que devora una serpiente sobre un nopal.
Los valores de Checo Pérez están a la altura de los mejores en la actual Fórmula 1. Tiene la velocidad, el control, la cabeza fría, el foco, unas manos que no caben ni en los guantes de Mickey Mouse, incluso tampoco en los de Thanos. Ahora, acumula la experiencia de un veterano sin perder el hambre.
A pesar de su error en la calificación en Mónaco pudo dar vuelta a la página y sentarse de nuevo en el habitáculo del Red Bull RB18 para desde la tercera posición poner el ritmo y el paso para hacer fructífera la estrategia que diseñó su equipo y que le transmitió, con oportunidad y buen tono, su ingeniero Hugh Bird.
Puede que el domingo 29 de mayo de 2022 sea el ya el día más grande en la historia del automovilismo mexicano, sólo comparable con el triunfo de Pedro Rodríguez en las 24 Horas de Le Mans en 1968 o su primer lugar en Sudáfrica en 1967.
Por ahora, quedémonos con que la hazaña de Sergio Pérez completa dos terceras partes de la Triple Corona del Deporte Motor, sólo faltaría que alguien más triunfara en las 500 Millas de Indianápolis... ¿Pato O'Ward? Ojalá, algún día.