Varía superficies, trayectos y perfiles de entrenamiento

Uno de los principios fundamentales del entrenamiento físico es el de adaptación, que se refiere a la habilidad del cuerpo de ajustarse según las demandas a las que se somete. En otras palabras, en el caso del running según practiquemos diferentes habilidades las conseguiremos dominar, en un tiempo que variará más o menos según la condición de cada corredor. Y basándonos en este principio es que vamos alternando entre diferentes estímulos en cada entrenamiento: en algunos trabajamos la velocidad, en otros la resistencia, en otros la fuerza, etc. Pero además hay pequeños ajustes en el día a día que podemos hacer, por ejemplo modificando también la superficie donde corremos usualmente podremos dar un paso extra en tu rutina de entrenamientos. Se trata de buscar suelos diferentes para activar músculos que no trabajas demasiado corriendo, por ejemplo, en asfalto. Una magnífica opción es planificar tus sesiones de entrenamiento en función de esta variable para así beneficiarte de cada uno de los terrenos.

A la hora de hablar de los beneficios de cada superficie alternativa, en primer lugar hablemos del césped o hierba, que según diferentes estudios disminuye hasta en un 17% el riesgo de padecer lesiones en tus pies. Por otro lado, la arena resulta un componente propioceptivo que no se consigue fácilmente en otra superficie, además de requerir niveles mínimos de fuerza en el tren inferior, sobre todo en gemelos y sóleo, con lo que también trabajarás ese aspecto. Y si tienes posibilidades de ir a la montaña, es una es una opción super completa ya que nos obliga a pisar numerosas superficies totalmente distintas de forma continua, y al mismo tiempo afrontar desniveles con lo que trabajarás tu fuerza, propiocepción y agilidad.