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Maratón de Boston: una carrera icónica para las mujeres

Conocé las historias de Roberta "Bobbi" Gibb, Kathrine Switzer y Nina Kuscsik. Freepik

Además de ser el más antiguo del mundo, el Maratón de Boston también es un verdadero ícono de la inclusión femenina en este deporte. Cuando se corrió su primera edición, en 1897, nadie se imaginaba a una mujer corriendo un maratón. Y lamentablemente en los años ´60 tampoco.

Para entonces, todavía se consideraba a las mujeres fisiológicamente incapaces de competir en esta prueba, y era totalmente descabellado pensar en ver a maratonistas femeninas en una carrera de 42.195 metros. Pero esa historia cambió gracias a mujeres como Roberta "Bobbi" Gibb, Kathrine Switzer y Nina Kuscsik.

La primera de las heroínas del maratón es Gibb. Corrió en 1966 oculta entre los demás participantes tras serle negada la inscripción. La segunda se registró sólo con el apellido en 1967, siendo la primera mujer que corrió el Maratón de Boston con dorsal. Recordemos que en ese entonces la prueba estaba destinada exclusivamente a los varones, por lo que se inscribió como "KV Switzer", para partir de la línea de meta con el dorsal 261 y llegar a cruzar la línea final después de cinco horas. No obstante, en el transcurso de la carrera uno de los comisarios, llamado Jock Semple, que ejercía de codirector de la carrera, detectando que Switzer era una mujer, intentó detenerla, salió detrás de ella y le gritó: "¡Sal de mi carrera y devuélveme el dorsal!". Pero la colaboración de su novio y de algunos corredores, que la escoltaron hasta la meta, impidió que la atleta fuera retirada de la competición. Ese mismo año también Bobbi corrió en Boston, pero sin dorsal, terminó por delante de Switzer. Años más tarde, Bobb Gibb fue reconocida por la Boston Athletic Association como la ganadora femenina del periodo previo a la autorizada en 1966, 1967 y 1968.

Por su parte, Nina Kuscsik, la tercera de las mujeres que marcaron la historia del maratón inició para la prueba de Boston en 1971 los trámites necesarios para cambiar las reglas del atletismo y que las mujeres fueran admitidas en carreras superiores a 3 mil metros. Gracias a las gestiones iniciadas por Kuscsik, desde 1972 las mujeres también participan oficialmente en la carrera. Ella fue la primera ganadora oficial ese año. En la actualidad, alrededor de la mitad de participantes son mujeres.