Tener la boca demasiado seca al correr no sólo es algo molesto: también puede ser una señal de que tu estrategia de hidratación no está funcionando correctamente.
Esto no se limita sólo a los entrenamientos y carreras, sino que también al transcurso del día. En climas más cálidos y húmedos o ante entrenamientos más largos y agotadores es probable que necesites ingerir una mayor cantidad de líquidos. Por ejemplo, en los entrenamientos intervalados es necesario beber un sorbo de agua o bebida isotónica entre cada serie. Procura hacer lo mismo cada dos o tres kilómetros en los casos de entrenamientos de fondo.
Por otra parte, el día de la carrera, incluso si no sientes sed, bebe al menos un sorbo de agua en cada punto de hidratación. Si llegaste al punto de estar con la boca seca, eso significa que tu balance hídrico está desfasado desde hace un tiempo y, seguramente, tu rendimiento está decayendo.
¿Cuál es tu estrategia de hidratación?