Incluir regularmente en la planificación trabajos en cuestas es fundamental para todo runner que quiera mejorar sus marcas personales. Se trata de series cortas, subiendo y bajando en desniveles, que al repetirse generan una serie de beneficios para el corredor. En estos casos, el aumento de la fuerza nos hará más resistentes, a la vez que lograremos una mejor técnica a lo largo del recorrido, sin que la fatiga haga variar nuestra zancada a medida de que los kilómetros avanzan. De esta forma, se optimiza la economía de carrera, logrando avanzar más kilómetros, gastando menos energía.
Lo ideal es realizar estos ejercicios una vez a la semana, en una pendiente que tenga unos 100 metros de largo. Allí, luego de una entrada en calor de unos 20 minutos a ritmo suave y en el llano, haremos aceleraciones graduales mientras subimos, llegando a un 90% de nuestra velocidad máxima en los tramos finales. Durante la bajada hacemos una recuperación al trote muy lento, o caminando, para encarar inmediatamente otra subida. Según tu nivel de entrenamiento, podrás repetir esto entre 8 y 12 veces, para luego hacer una vuelta a la calma de otros 15 minutos trotando suave en llano.
Por último, recuerda que este tipo de sesiones necesitan de una buena recuperación posterior, por lo que al día siguiente deberás descansar o bien realizar un trabajo regenerativo, muy suave y de corta duración.
¿Sueles entrenar con cuestas?