Una de las tendencias del running actual que capta adeptos y detractores es la de correr descalzo. Si bien muchos pueden pensar que esto es una moda reciente, la realidad es que correr descalzo no es ninguna novedad. De hecho, en el año 1960 el etíope Abebe Bikila ganó la maratón olímpica en los Juegos de Roma corriendo con sus pies desnudos.
Entre los beneficios de correr sin calzado lo más destacado es la purificación de la técnica de carrera, permitiendo una pisada natural. En otras palabras, el pie realiza los mismos movimientos al que llegó luego de miles de años de evolución humana, aterrizando con la parte media y no con el talón, amortiguando el impacto de cada pisada con el complejo esqueleto de esa parte del cuerpo. De esta manera, además de correr de forma más eficiente, es decir más rápido y utilizando menos energía, se evitan muchas lesiones. También, se mejora notablemente el tacto en la pisada, y se fortalecen los tejidos tendinosos.
Pero atención, no todo es color de rosas. Hay mucha gente que por su anatomía no está preparada para correr sin calzado, y de hacerlo, es muy probable que sufran lesiones.
Además, quienes si puedan entrenar de esta forma, necesitarán de una correcta y escalonada adaptación. No solamente necesitan preparar las plantas de los pies para este nuevo reto, sino también los grupos musculares, que trabajan de una forma muy diferente a cuando se corre con calzado. Por todo esto, si te interesa correr descalzo, consulta previamente a un especialista que te guíe en este proceso.
¿Intentaste entrenar descalzo alguna vez?