Siempre y cuando llevemos una dieta equilibrada, nuestro cuerpo tendrá reservas de glucógeno para algo más de una hora de esfuerzo. Por lo que en los ejercicios de menor duración, no será necesario un reabastecimiento de “combustible”.
Sin embargo, al realizar entrenamientos de larga duración, superiores a una hora y media, se hace necesaria una recarga mediante la ingesta de carbohidratos. Esto garantizará el óptimo funcionamiento de nuestros músculos. La forma más práctica de hacerlo es consumiendo geles o barras deportivas.
Por un lado, los geles son una fuente altamente concentrada de hidratos de carbono (65-70%) en una forma fácil de consumir y que se digiere rápidamente. Son mucho más concentrados en carbohidratos que las bebidas deportivas, y brindan un gran aporte de energía en una sola porción. Algunos geles además contienen electrolitos, que son las sales minerales que perdemos con el sudor (sodio, magnesio, potasio, etc).
Por su parte, las barras deportivas son también una fuente concentrada de carbohidratos, pero nos proporcionan mayor sensación de saciedad. Sin embargo, se necesita más tiempo para digerirlas. Entre los principales ingredientes se incluyen la maltodextrina, jarabe de maíz, azúcares y algunas veces también frutos secos o cereales. La mayoría proporcionan unas 200 calorías y 50 g de carbohidratos por barra. Dependiendo de las marcas y variedades, pueden contener también aportes interesantes de vitaminas y minerales.
¿Utilizas geles o barras deportivas?