Mientras que algunos prefieren trotar sobre la arena sin quitarse el calzado de running, otros lo hacen descalzos, y eso tiene sus ventajas.
Los principales beneficios son: el fortalecimiento de los músculos del pie -lo que evita lesiones como la fascitis plantar-, y la mejora en la postura de carrera, ya que la mecánica al hacerlo es la de la llamada "corrida natural". En definitiva, es la manera de correr que ha utilizado nuestra raza a lo largo de miles de años de evolución.
Si vas a aprovechar tu viaje a la playa y deseas probar de correr sin calzado por la arena, hay que tener en cuenta que es ideal hacerlo en zonas intermedias entre la arena más húmeda y la más seca. Esto tiene una razón: ir por la parte más mojada hace que el terreno sea demasiado duro, cargando mucho los isquiotibiales, lo que puede devenir en alguna lesión en las rodillas, como una tendinitis. Por lo contrario, correr por arena demasiado suelta sobrecargará tus gemelos, con lo que se verán afectados tus tendones de Aquiles.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la humedad relativa en las zonas de playa suele ser muy alta. En general, un trote de una hora en condiciones normales de muchas ciudades suele ser el equivalente a unos 35 minutos de running en playa. Por esto, es fundamental una buena hidratación, mayor que en los días de running urbano, y no pasarse con los tiempos.
¿Intentaste correr sin calzado alguna vez?